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“¿Qué te han hecho?”: La otra cara del turismo dental en Turquía
Son más de 450 agencias de turismo sanitario registradas en el Ministerio de Salud de Turquía las que ofrecen paquetes de viaje y alojamiento para clientes de salud dental; sin embargo, la calidad no es la esperada.
Turquía es uno de los principales destinos de turismo dental del mundo, junto con Hungría, Tailandia y Dubái. Sin embargo, esta “sonrisa de Hollywood” vendida por clínicas de Estambul, Esmirna o Antalya implica, a menudo, recortar o incluso extraer dientes sanos, incluso quitarlos todos.
“Muchas clínicas dentales en Turquía tratan dientes que no necesitan tratamiento”, le dice a la AFP el responsable de una clínica de Estambul. “Ponen carillas a dientes que solo necesitan un blanqueado, a veces incluso la corona entera”, explica.
Un relato desde Turquía
La británica Rida Azeem supo que su viaje dental a Turquía había salido mal cuando se sacó la mascarilla. “Mi marido me dijo: ¿Qué te han hecho? Tu cara está toda desencajada”, recuerda.
“Tenía grandes agujeros bajo mis encías y se podían ver los trozos metálicos (de los implantes). Estaba tan mal hecho que era increíble”, dice esta ingeniera de Mánchester a la AFP.
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“Originalmente, iban a hacer cinco implantes”, dice Azeem. No obstante, cuando el tratamiento iba a empezar, los dentistas le dijeron que iban a “quitarle todos los dientes”. “Parecían profesionales”, dice la mujer de 42 años, que ahora usa una dentadura postiza.
Atraídos por la promesa de una sonrisa perfecta a un precio imbatible, pacientes extranjeros acuden a Turquía cada año, según la Asociación de Dentistas de Turquía.
Dolor a diario
Como la británica Azeem, la belga Alana Boone sufre graves complicaciones por un tratamiento odontológico que se hizo en Antalya en julio de 2021.
Al principio, las 28 coronas dentales que le pusieron parecían estar bien, pero solo en la superficie. Estaban “colocadas demasiado profundas. Ahora tengo inflamaciones y dolor a diario”, lamenta la joven de 23 años.
“La única solución sería quitarlo todo, pero los dentistas dicen que no saben qué van a encontrar”, dice.
La enfermera francesa Marie también recurrió a un dentista turco para mejorar su dentadura inferior y reforzar su confianza tras una separación. “Quería verme más atractiva”, explica. El dentista la convenció de que se pusiera coronas dentales también en la parte superior.
“Después de un mes empezaron los problemas: los dientes empezaron a moverse y la comida empezó a quedarse metida entre ellos. Mi aliento era tan horrible que el enjuague bucal” no ayudaba, dice.
La Asociación Dental Británica alertó del “riesgo considerable de tratamientos de bajo coste” en el extranjero, con peligro de “coronas que no encajan e implantes que se caen”.
“Recortar un diente sano para poner una corona es una mutilación. En Francia te encierran por eso”, dijo indignado Patrick Solera, del sindicato de dentistas francés.
Puede pasar en cualquier lugar
Tarik Ismen, de la Asociación de Dentistas de Turquía, asegura que sus profesionales solo responden a la necesidad de los pacientes de parecer “estrellas de Hollywood y tener una sonrisa brillante”.
“Si los dentistas turcos no lo hacen, serán albaneses o polacos quienes lo hagan”, le dice a la AFP. Según él, una proporción del 3 % al 5 % de cirugías chapuceras “es aceptable”. “Puede pasar en cualquier lugar”, añade.
“Los dentistas turcos son los mejores y más baratos del mundo”, dice Turker Sandalli, pionero del turismo dental en Turquía hace 20 años. En su clínica “no se ha extraído un diente en 12 años”, asegura. “Pero, y me entristece decir esto, un 90 % de las clínicas turcas apuesta por la odontología barata”, matiza.
Berna Aytac, jefe de la Cámara de Dentistas de Estambul, acusa a las agencias de turismo sanitario de “estimular la baja calidad del cuidado”.
Hay más de 450 agencias de turismo sanitario registradas en el Ministerio de Salud de Turquía, que suelen ofrecer paquetes de viaje, alojamiento y tratamiento a sus clientes.
AFP descubrió que algunas usan material engañoso para atraer a los pacientes, como presentar fotografías de bancos de imágenes de personas con sonrisas radiantes como si fueran sus clientes.
Difícil solución
Para las víctimas, recurrir a la justicia es costoso y la compensación, insignificante. Además, los dentistas de sus países natales “rechazan” atenderlos “porque entonces se vuelven responsables”, explica el francés Patrick Solera.
Solo para reparar el daño, Rida Azeem y Alana Boone recibieron un presupuesto de lo que deben pagar, de 30.000 dólares, tres o cuatro veces más del tratamiento pagado en Turquía.
Después de muchos esfuerzos, la ingeniera británica logró recuperar 3.000 dólares de la clínica de Estambul que le desfiguró la cara. El dentista se ofreció a tratarle si volvía, pero ella tenía “mucho miedo”, explica.
La responsable de la Cámara de Dentistas de Estambul dice que todavía cree en el turismo médico, pero le preocupa el número de estudiantes que quieren entrar en la profesión. Desde 2010, el número de facultades dentales en Turquía ha pasado de 35 a 104.
“Estamos creando futuros dentistas desempleados”, dice Aytac. “Y si no encuentran trabajo, algunos desgraciadamente no se preocuparán por la ética”, afirma.
Con información de AFP