Estados Unidos
Quieren citar al Congreso de Estados Unidos a prostitutas que estuvieron con el hijo fiestero de Biden
Miembros de la Cámara de Representantes sospechan que unas ‘canas al aire’ de Hunter Biden pudieron comprometer la seguridad nacional de Estados Unidos o tener relación con trata de mujeres. La familia presidencial está siendo acusada de corrupta, según el ‘New York Post’.
Por más que él se empeñe en proclamar que está rehabilitado y que su vida loca es cosa del pasado, Hunter Biden no puede liberarse de esa sombra. Todo por un laptop que dejó olvidado en un taller y que resultó ser un libro abierto sobre sus bacanales con alcohol, drogas y sexo desenfrenado, justo por la época en que su padre, el presidente Joe Biden, era el vicepresidente de Barack Obama.
El aparato cayó en manos de los hombres de Donald Trump durante la pasada campaña presidencial y, aunque las andanzas de Hunter no le costaron la elección a su padre, sí están siendo aprovechadas por sus enemigos para desacreditarlo no solo a él, sino al propio presidente y otros miembros del clan Biden, señalados de crímenes financieros y de enriquecerse de manera ilícita.
Un nuevo episodio del escándalo estalló este fin de semana, luego de que el New York Post informara que el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes anunció que discute actualmente la posibilidad de llevar a declarar a una serie de prostitutas, tanto estadounidenses como extranjeras, que les prestaron sus servicios a Hunter.
“Vamos a rastrear a estas mujeres para hablar con ellas. Si hay una razón creíble para traerlas ante el Comité de Supervisión, lo haremos. Especialmente si eso involucra nuestra seguridad nacional”, le declaró al ‘Post’ la representante Marjorie Taylor Greene, quien pertenece al Partido Republicano y se ha dedicado a respirarles en la nuca a los Biden, del Partido Demócrata, eterno rival de su colectividad.
Greene basa esta iniciativa en lo que vio luego de revisar los Reportes de Actividad Sospechosa bancarios relacionados con Hunter Biden y otros miembros de la familia presidencial.
Muchos de esos informes daban cuenta de pagos a prostitutas y algo que le llamó la atención a Greene es que muchas de ellas eran ucranianas o rusas, es decir, de dos países de interés en las relaciones estadounidenses.
La representante asegura que muchas de las páginas de resumen que vio contenían las frases “esta es una conocida red de prostitución”, o “tráfico sexual humano”. Contó además que los reportes contenían no solo los nombres de las mujeres, sino también datos como dirección, número de teléfono, fecha de nacimiento y sus pasaportes.
“Necesitamos hablar con ellas, especialmente con las de Rusia y Ucrania. Tenemos que saber dónde estuvieron con Hunter. ¿Estuvieron con él en la Casa Blanca cuando Joe Biden era vicepresidente? Simplemente debemos saber todas esas cosas. Dónde han estado después, qué saben, qué vieron, qué oyeron”, explicó Greene.
Según el Post, la representante también expuso que hay un “riesgo extremo” de que esas mujeres fueran espías y que información sensible haya podido verse comprometida, sobre todo si se tiene en cuenta que nuestro país está financiando una guerra de poderes en Ucrania contra los rusos”.
A muchos, una versión que relacione a Hunter Biden con prostitutas no es para nada descabellada, ya que eso está bien documentado en los múltiples mensajes electrónicos, fotos y otros testimonios encontrados en su laptop, que se volvió uno de los elementos más célebre en las actuales intrigas políticas alrededor de los inquilinos de la Casa Blanca.
Allí, por ejemplo, sale a la luz que, en una noche de juerga, le pagó 8.000 dólares a una prostituta llamada Gulnora, del servicio de escorts Emerald Fantasy Girls, con una tarjeta de crédito ligada a la cuenta del presidente. Ello terminó en un fraude por 25.000 dólares a la cuenta, escandalosa cifra que alarmó al Servicio Secreto y lo puso a investigar. El portátil de Biden también contiene fotos de él desnudo con las trabajadoras sexuales.
Según sus voceros, a la congresista Greene le preocupa que algunas de esas mujeres que aparecen con él en las carpetas del computador fueran víctimas de tráfico humano.
Pero Greene no solo quiere convencer al Comité de revisar las fiestas de Hunter, sino además sus actividades financieras y como abogado. Asegura que hay fuertes indicios de que él uso a su empresa, Owasco P.C., para cubrir gastos personales, esconder pagos para y desde otros países, además de que, al parecer, no llevaba los libros de contabilidad en regla.
Las acusaciones de manejos ilícitos no solo lo implican a él, sino a otros miembros de su familia. James Comer, el presidente del Comité de Supervisión de la Cámara, afirma que ellos han manejado una veintena de sociedades de responsabilidad limitada, a través de las cuales se habrían echado al bolsillo al menos 10 millones de dólares en divisas extranjeras.