Realeza
“Quiero volver a España”: el rey Juan Carlos al concluir otro de sus polémicos viajes a Galicia
Su hijo, Felipe VI, tampoco quiso verlo esta vez, porque ese tipo de visitas no le gustan.
Cada vez que el rey emérito pone un pie en España, el país se divide más de lo que está. Así quedó demostrado nuevamente este lunes, cuando Juan Carlos finalizó un breve periplo por Sanxenxo, la población gallega que ha elegido como su destino favorito en las cuatro ocasiones que ha regresado, desde que se exilió en Abu Dabi.
Cuando emprendía su camino hacia el aeropuerto de Vigo para marcharse de la península, un grupo de periodistas que lo siguió durante su permanencia en el país le preguntó si le gustaría volver a residir en España, a lo que él contestó, desde el interior del auto en que se desplazaba: “Por supuesto”.
Conocedores de lo controversiales que se han vuelto los viajes de Juan Carlos al país, que llevó de la dictadura a la democracia, los reporteros también quisieron saber cómo había salido todo durante los días que estuvo disfrutando del paisaje marino de Galicia.
“Muy bien, estupendamente. Muchas gracias por todo”, fue su contestación al respecto de este periplo en que practicó las regatas, su deporte preferido.
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Como lo comentó la prensa local, en esta cuarta estadía en Españ, desde su exilio en 2020, el rey de la dinastía Borbón “se dejó ver más que nunca”, según Rtve.es.
Como de costumbre, se alojó en la casa de uno de sus amigos más cercanos, Pedro Campos, presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo y quien lo llevó personalmente al aeropuerto de Vigo, de donde partió en un jet privado a Niza, Francia.
Si bien el paso de Juan Carlos tuvo un sabor muy familiar, esta vez tampoco se produjo el encuentro entre él y su hijo, el rey Felipe VI, en quien abdicó, en 2014, tras el desplome de su prestigio por una serie de escándalos sentimentales y de corrupción que todavía pesan sobre la monarquía.
El rey, quien hace tres años perdió a una de las dos hermanas que le quedaban, la infanta Pilar, duquesa de Badajoz, aprovechó este viaje para verse con la sobreviviente, la infanta Margarita, duquesa de Soria, quien es invidente.
Ella llegó a Sanxenxo especialmente para verse con su real hermano y compartir una jornada de navegación, un gusto que tienen en común desde la época en que vivían exiliados en Portugal tras el derrocamiento de su abuelo, Alfonso XIII.
A la localidad gallega también llegó la infanta Elena, duquesa de Lugo, quizá la hija que más se le parece y muy cercana a él.
En medio de la ceremonia, durante la cual el emérito entregó los trofeos a los vencedores, no faltaron los que expresaran un “¡viva el rey!”, actitud que algunos secundan pero que otros rechazan, ya que le perdieron el respeto a Juan Carlos tras salir a la luz toda la cadena de comportamientos indebidos que puso en práctica durante su reinado de 40 años.
También se le reprocha que nunca haya expresado remordimientos al respecto.
En los corrillos españoles, como se ha vuelto costumbre, se rumora que Felipe no solo desechó la posibilidad de verse con su padre, sino que está molesto porque con su amplia exposición en público desobedeció las instrucciones que le dio hace algunos meses.
El monarca en funciones, quien está comprometido con su rol de símbolo de la unidad de la nación, cree que la presencia del rey emérito lo único que hace es reavivar la polémica alrededor de la corona, en un país que ya tiene suficiente con la imposibilidad de formar un nuevo gobierno ante los resultados no concluyentes en las recientes elecciones generales.