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Relaciones entre EE.UU. y Venezuela mantuvieron a Maduro en el poder: NYT
En un principio, Donald Trump aseguró que “el dominio de la tiranía de Maduro será aplastado y roto”, pero su tono fue bajando y “la determinación del gobierno para derrocar a Maduro flaqueó”, según señala el medio estadounidense.
En una amplia investigación, el diario estadounidense The New York Times explica cómo una batalla en torno a las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela terminó por mantener a Nicolás Maduro en el poder y además beneficiar al presidente Donald Trump en las intenciones de voto de Florida.
De acuerdo con el artículo de uno de los medios más conocidos de Estados Unidos, fue clave que el presidente Donald Trump anunciara su más fuerte respaldo al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, pues “se ganó una ovación de pie tanto de los republicanos como de los demócratas", señala NYT.
No obstante, a un día de las elecciones en Estados Unidos, el enfoque del mandatario hacia Venezuela, según el medio, resultó ser al mismo tiempo un éxito político y un fracaso de política exterior. Para el diario estadounidense, a pesar de que las encuestas muestran que en cuanto a los votantes latinos de Florida, un estado clave para ganar los comicios, Trump ha estado pisándole el talón a su contrincante, Joe Biden, las duras sanciones de su gobierno no han logrado derrocar a Maduro, y han hecho que “los intereses rusos, chinos e iraníes se afiancen más en Venezuela”. Además, han ocasionado que Maduro haya conseguido “derrotar efectivamente a Guaidó, cuyo apoyo popular se ha derrumbado”.
“Tira y afloja”
Bajo este panorama, “el tira y afloja sobre la posición de Trump respecto a Venezuela terminó por enfrentar a los activistas cubanoestadounidenses y a los políticos de Florida —que veían a Maduro como extensión y proveedor de energía del régimen comunista de Cuba— contra los intereses empresariales a favor de Trump, que abogaban por un mayor acercamiento con Maduro”, según señala el New York Times.
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De acuerdo con el medio, el actual inquilino de la Casa Blanca puso todas sus cartas sobre la mesa para encontrar una salida al problema de Venezuela y así cumplir lo que prometió en febrero cuando se dirigió al público del Capitolio en el discurso del Estado de la Unión: “El dominio de la tiranía de Maduro será aplastado y roto”.
“Mientras que Maduro sigue en el poder, un arquitecto clave de la política de Trump en Venezuela dejó su puesto en la Casa Blanca en septiembre. Ese mismo mes, otro funcionario se reunió en secreto en México con un aliado de Maduro en un último esfuerzo por persuadirlo a renunciar, algo que Trump podría haber presentado como un triunfo antes de noviembre”, según se lee en el artículo.
Algunos expertos del círculo cercano de Trump están divididos frente a la postura y gestión del mandatario frente a Venezuela. Para John Ullyot, portavoz de la Casa Blanca, el liderazgo de Trump había provocado una amplia presión internacional sobre Maduro. “El presidente sigue apoyando al pueblo venezolano para asegurar un futuro democrático y próspero”, dijo en declaraciones al periódico estadounidense. Sin embargo, algunos exfuncionarios, como Fernando Cutz, quien trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional para Trump y su predecesor, consideran que el matiz ha desaparecido: la diplomacia.
Trump, dividido sobre Venezuela
En 207, la mesa de “negociaciones o salidas” de Venezuela tuvieron dos hombres clave: Raúl Gorrín y Mauricio Claver-Carone, actual presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Según el diario estadounidense, Gorrín consolidó una fortuna bajo el gobierno venezolano mientras desarrollaba vínculos estrechos tanto con Maduro como con la oposición. Además, formaba parte de una ola de intereses extranjeros que se acercaban a Brian Ballard, cabildero y uno de los principales recaudadores de fondos de Trump en Florida. Entretanto, Claver-Carone fue un antiguo cabildero de la política hacia Cuba y feroz defensor del embargo.
Ambos tenían opiniones divididas frente a Venezuela. Para Claver-Carone, el régimen estaba cerca del colapso mientras que Gorrín argumentó que Maduro tenía el control y que Estados Unidos y Venezuela se beneficiarían de un deshielo, según recoge NYT.
Al respecto, el medio señala que Trump le interesaba a ambos hombres, aunque aún no tenía opiniones concretas sobre Venezuela, “pero sentía curiosidad por su vasta riqueza petrolera y por el dominio del país en el concurso de Miss Universo, del que alguna vez fue dueño, según dos antiguos asesores de la Casa Blanca”.
“También estaba enfocado en su reelección. ‘Trump veía a Venezuela 110 por ciento a través del prisma de los votos electorales de Florida’, dijo un exfuncionario estadounidense de alto rango, quien pidió el anonimato para describir las conversaciones privadas”, señala el portal.
Algunas personas cercanas a Trump aseguraron que el mandatario no sabía a ciencia cierta qué hacer con el régimen venezolano, pues mientras contemplaba invadir Venezuela, algo que dijo públicamente en varias oportunidades, también preguntaba a sus asesores si debía reunirse con Maduro.
Mientras tanto, de acuerdo con el medio, en la Casa Blanca tomaba más fuerza la idea de ejercer la máxima presión sobre Maduro, por lo que los esfuerzos se sumaron en torno a esta propuesta.
En 2018, Harry Sargeant III, un multimillonario donante de Trump en Florida que había trabajado en Venezuela en la década de 1990, intentó ser otra pieza clave para las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos. Según reporta NYT, Sargeant quiso ver a Trump en una reunión de recaudación de fondos en Nueva York, y trató —sin éxito— de entregarle una carta de Maduro.
Incluso, Sargeant se reunió con Claver-Carone para contarle sobre un acuerdo petrolero que consiguió en Venezuela. “Maduro había aprobado el proyecto, le dijo a Claver-Carone, para demostrar que buscaba mejorar las relaciones con Estados Unidos”. Según el medio, Sargeant recuerda que Claver-Carone le dijo que solo quería escuchar un mensaje de Maduro: dónde quería pasar su exilio, quién quería que lo acompañara y cuánto dinero deseaba llevar consigo.
El tono bajó
De acuerdo con NYT, la imagen de Guaidó iba debilitándose, mientras Maduro se aferraba en el poder. Fue en ese momento cuando Trump bajó el tonó de la presión en Venezuela y tomó distancia. “La determinación del gobierno de Trump para derrocar a Maduro también flaqueó”, señala el medio. En marzo de este año, el mandatario propuso que tanto él como Guaidó dieran un paso al costado a favor de un gobierno de transición, lo que fue rechazado por Maduro.
“Los opositores de Maduro se desesperaron. En mayo, un grupo de simpatizantes radicales de oposición, exoficiales del ejército y mercenarios estadounidenses a bordo de lanchas rápidas intentaron invadir Venezuela. El operativo fue interceptado. El golpe fallido se convirtió en un golpe político para Maduro cuando unos documentos vincularon a uno de los asesores de Guaidó con la intentona”, señala el medio. Fue así como Trump se distanció de Guaidó e insinuó que estaba dispuesto a reunirse con Maduro.