MUNDO
Renunció el director de policía de Haití tras el secuestro de 17 misioneros extranjeros
El creciente poder de las pandillas mantiene en jaque la seguridad de los habitantes de este país.
El director general de la Policía Nacional de Haití, León Charles, renunció este jueves a su cargo, después del escándalo mediático por el secuestro de 17 misioneros de Estados Unidos y Canadá, en un hecho ocurrido el pasado 17 de octubre.
Según informó el medio LES 24HRES, de Haití en su cuenta Twitter, Charles tomó la decisión tras el ultimátum que le hiciera el alto funcionario del Gobierno, André Michel. Por su parte, el primer ministro haitiano Ariel Henry anunció que León Charles será sustituido por el comisario Frantz Elbé.
The Director-General of the National Police of Haiti, Léon Charles handed over his resignation today. Charles will be replaced by Commissioner Frantz Elbé. PM Ariel Henry told the @nouvelliste newspaper that “at the moment, there are no further changes in government.” pic.twitter.com/OAkbGseYH3
— Lunionsuite 🇭🇹 (@LunionSuite) October 21, 2021
Al menos 17 misioneros cristianos estadounidenses y sus familias fueron secuestrados por una banda criminal este sábado en Haití, reportó el fin de semana pasado el diario estadounidense The New York Times citando a funcionarios de seguridad haitianos.
Los misioneros viajaban en vehículo el sábado a Titanyen, al norte de la capital, Puerto Príncipe, después de visitar un orfanato en el área de Croix des Bouquets, cuando fueron secuestrados a lo largo de la ruta entre los dos lugares y se cree que entre ellos hay tres menores de edad.
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Las personas secuestradas pertenecen a un grupo de ayuda cristiana con sede en Ohio, llamado Christian Aid Ministries. El grupo ha emitido una “alerta de oración” en la que confirmaba que “hombres, mujeres y niños” estaban retenidos por una banda armada, apuntó el Washington Post.
La pandilla haitiana responsable del secuestro de los 17 misioneros, entre ellos cinco niños, pidió un millón de dólares (unos 3.700 millones de pesos colombianos) por el rescate de cada uno de ellos, una suma total que asciende a los 17 millones de dólares (unos 64.000.000.000 de pesos), según informaron las autoridades haitianas.
El ministro de Justicia haitiano, Liszt Quitel, reveló la cifra del rescate a la cadena de noticias CNN, mientras que precisó que el grupo de misioneros está retenido en un lugar fuera del suburbio Croix des Bouquets, en el noreste de Puerto Príncipe, donde fueron secuestrados.
Por su parte, este jueves la agencia de noticias AP publicó un reportaje en el que afirma que este secuestro masivo de extranjeros reveló el creciente poder de las pandillas en Haití.
La Associated Press describe en el artículo cómo es la iniciación de los pandilleros, y cómo hacen las ceremonias de inducción de los jóvenes al mundo del hampa, que está dominando a Haití, la nación más pobre del Hemisferio Occidental.
“La situación está fuera de control”, dijo a la AP James Boyard, profesor de ciencias políticas de la Universidad Estatal de Haití quien, como otros expertos, atribuye el fenómeno a empresarios y dirigentes políticos que financiaron las pandillas. “Les dieron demasiado poder, y ahora están aterrados. No sabían que las cosas se descontrolarían como lo han hecho”, afirmó.
Asegura la investigación periodística que las pandillas controlan un 40% de Puerto Príncipe, una ciudad de más de 2,8 millones de habitantes donde estos grupos hamponiles pelean por territorio todos los días.
“Hay una enorme cantidad de nombres de pandillas -- Krache Difé, Torcel, Baz Pilot, 5 Secondes -- pero los expertos calculan que hay sólo 30 afianzadas en la capital y sus alrededores. Se estima que la más poderosa es “G9 Familia y Aliados, dirigida por Jimmy Cherizier, un expolicía”, precisa la agencia de noticias.
Expertos estiman que en parte, la delincuencia desenfrenada se debe a la pobreza extrema que afecta a Haití. Un 60% de la población subsiste con menos de 2 dólares al día, y millones de personas sufren hambre. Esta es la principal por la que huyen los haitianos de su país, en una dura travesía migratoria que los hace recorrer varios países hasta llegar a Colombia y quedar varados en el Golfo de Urabá, para ingresar a Panamá y posteriormente llegar a Estados Unidos.