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Rusia dará una “fuerte respuesta” a las sanciones impuestas por Estados Unidos
Acusaciones de EE.UU. sobre ciberataques son “delirantes”, señalaron los servicios de inteligencia rusos.
Rusia advirtió que dará una “fuerte respuesta” a las sanciones impuestas por Estados Unidos por los supuestos ciberataques y a la interferencia en las elecciones presidenciales de 2020 atribuidos a ese país, pero no detalló cuáles serían las medidas que adoptará.
“Washington debe entender que tendrá que pagar el precio del deterioro de las relaciones bilaterales”, dijo el portavoz ruso.
Rusia además convocó al embajador estadounidense en Moscú para una “conversación difícil”.
“Estados Unidos no está listo a aceptar la realidad objetiva de un mundo multipolar, sin hegemonía estadounidense (...). Un comportamiento agresivo de este tipo recibirá una fuerte respuesta. La respuesta a las sanciones será inevitable”, declaró la portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zajárova.
“Washington debe entender que tendrá que pagar el precio del deterioro de las relaciones bilaterales. La responsabilidad de lo que está sucediendo recae enteramente en Estados Unidos”, agregó la portavoz.
El Gobierno estadounidense anunció este jueves draconianas sanciones financieras contra Rusia y la expulsión de diez diplomáticos rusos, un paso que puede complicar su propuesta de cumbre con el presidente Vladimir Putin.
Desde su llegada a la Casa Blanca en enero, el nuevo presidente de Estados Unidos había indicado que evaluaba su respuesta a una serie de hechos imputados a Moscú, entre ellos un ciberataque masivo y una injerencia en las elecciones estadounidenses el año pasado.
Biden, que ha calificado a Putin de “asesino”, prometió ser mucho más firme que su predecesor, Donald Trump, acusado de complacencia hacia su homólogo del Kremlin.
Las represalias llegaron finalmente el jueves
Biden firmó un decreto “con el fin de responder y disuadir el alcance total de las actividades extranjeras dañinas de Rusia”, habilitando a Washington a castigar nuevamente a Moscú, con “consecuencias estratégicas y económicas”, “si continúa o intensifica sus acciones internacionales desestabilizadoras”, advirtió la Casa Blanca en un comunicado.
En el marco de esta orden ejecutiva, el Tesoro de Estados Unidos prohibió a las instituciones financieras estadounidenses comprar directamente deuda emitida por Rusia después del 14 de junio.
Se espera que la medida tenga un efecto acotado, ya que Rusia tiene una deuda limitada y reservas que superan los 180.000 millones de dólares, impulsadas por sus exportaciones de hidrocarburos.
También sancionó a seis empresas tecnológicas rusas acusadas de apoyar las actividades de inteligencia cibernética de Moscú.
La medida es una respuesta al gigantesco ciberataque de 2020 que utilizó como vector a SolarWinds, un editor de software estadounidense cuyo producto fue pirateado para introducir una vulnerabilidad entre sus usuarios, incluidas varias agencias federales estadounidenses.
La Administración Biden acusa formalmente a Rusia de ser responsable de este ataque, como ya lo había sugerido.
El conjunto de estas sanciones también apunta “a responsabilizar” a las autoridades rusas por reportes de recompensas ofrecidas por Rusia a los talibanes para atacar a soldados estadounidenses o extranjeros en Afganistán.
Cumbre Biden-Putin
Esta es una de las ofensivas más duras contra Rusia desde la expulsión de varios diplomáticos al final del mandato de Barack Obama. Y la respuesta no tardó en llegar.
Rusia ya había advertido que la adopción de nuevas sanciones “no ayudará” a la organización de una cumbre Biden-Putin, propuesta esta semana por el presidente estadounidense “en un tercer país” para buscar estabilizar el vínculo entre los dos rivales geopolíticos.
“Creemos que en los próximos meses será crucial que los dos líderes se reúnan” para “encontrar una forma estable y eficiente de avanzar para detener cualquier escalada antes de que degenere”, dijo el jueves el alto funcionario estadounidense tras el anuncio de las sanciones.
Las relaciones entre Washington y Moscú han estado en caída libre desde 2014, cuando Rusia anexó Crimea de Ucrania y estalló la lucha entre las fuerzas de Kiev y los separatistas pro-Rusia en el este.
Con información de AFP