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Rusia y sus aliados retirarán más de 2.000 soldados de Kazajistán
Kazajistán fue el escenario la semana pasada de unos disturbios sin precedentes desde su independencia en 1991.
Las tropas lideradas por Rusia empezaron el jueves su retirada de Kazajistán, donde se desplegaron la semana pasada para restaurar el orden durante las protestas y disturbios que marcaron un punto de inflexión en la antigua república soviética de Asia central.
Una ceremonia solemne con los soldados de la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva), una alianza militar liderada por Rusia, tuvo lugar el jueves por la mañana en Almaty, capital económica de Kazajistán, según corresponsales de la AFP.
“La operación de mantenimiento de paz terminó (...), se cumplieron los objetivos”, se congratuló el general ruso Andréi Serdiukov, comandante del contingente de la OTSC, con 2.030 tropas rusas, bielorrusas, armenias, tayikas y kirguises.
Esas tropas fueron enviadas a Kazajistán el 6 de enero y deben concluir su salida antes del 22 de enero, según la OTSC y las autoridades kazajas.
Según el Ministerio de Defensa de Rusia, los militares comenzaron a “preparar el equipo y el material para cargarlo en aviones de las fuerzas rusas y volver a sus bases permanentes”.
También empezaron la entrega a las fuerzas del orden kazajas de las infraestructuras y los edificios que habían estado asegurando durante varios días.
Además, el aeropuerto de Almaty, cerrado desde la semana pasada tras haber sido saqueado, recibió el jueves su primer vuelo civil.
La semana pasada, Kazajistán fue el escenario de unos disturbios sin precedentes desde su independencia en 1991. Causaron decenas de muertos y cientos de heridos, y al menos 12.000 personas fueron detenidas.
Lucha de poder
Los actos de violencia más graves ocurrieron en Almaty con disparos, saqueo de tiendas y el incendio de la alcaldía y la residencia presidencial. Hasta entonces, Kazajistán era conocida por su estabilidad.
El presidente kazajo, Kassym Jomart Tokayev, calificó los disturbios de agresión “terrorista” extranjera, pero hasta ahora no ha entregado pruebas concretas en ese sentido. Esta posición le permitió pedir la ayuda militar extranjera.
Sin embargo, la violencia estalló tras las manifestaciones del 2 de enero contra la subida de los precios del combustible, en un contexto de años de deterioro del nivel de vida y de corrupción endémica entre las élites del país.
La versión de los hechos presentada por las autoridades kazajas recibió el apoyo del presidente ruso, Vladimir Putin, y de otros países de la región.
El Gobierno kazajo aún no ha publicado el número exacto de víctimas de los sucesos, pero se estima que es muy elevado dado que los manifestantes que participaron en los disturbios y las fuerzas policiales se enfrentaron con armas automáticas.
En este contexto, Tokayev lanzó un ataque frontal contra su mentor, el expresidente Nursultán Nazarbáyev, sus aliados y familiares, que controlan gran parte de la economía y siguen siendo influyentes en el círculo íntimo del régimen.
Tokayev acusó a Nazarbáyev de haber favorecido el surgimiento de una “casta de ricos” que domina este Estado con muchos recursos en hidrocarburos, una crítica sin precedentes al hombre que ostenta el título honorífico de “jefe de la Nación”.
Nazarbáyev asumió el liderazgo del Kazajistán soviético en 1989 y lo dirigió desde la independencia en 1991 hasta 2019.
El actual presidente kazajo, que ha hecho toda su carrera bajo la sombra de su padre político, también anunció que la élite que se ha enriquecido en los últimos 30 años tendrá que pagar a un fondo destinado a “rendir homenaje” a la población kazaja.
Uno de los principales aliados de Nazarbáyev, Karim Masimov, fue detenido el sábado acusado de alta traición tras ser destituido como jefe del servicio secreto.
*Con información de AFP.