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Rusia y Ucrania: crónica de una guerra no declarada

Las raíces del conflicto entre Rusia y Ucrania son profundas. La cuestión central es que Moscú no acepta la independencia de Kiev. Repaso a la historia de las relaciones entre ambos países.

Alianza DW
26 de enero de 2022
Un militar de las Fuerzas Militares de Ucrania revisa su arma mientras está de pie en una trinchera en la línea del frente con los separatistas respaldados por Rusia cerca de la aldea de Zolote, en la región oriental de Lugansk. (AFP /Anatolii Stepanov)
Un militar de las Fuerzas Militares de Ucrania revisa su arma mientras está de pie en una trinchera en la línea del frente con los separatistas respaldados por Rusia cerca de la aldea de Zolote, en la región oriental de Lugansk. (AFP /Anatolii Stepanov ) | Foto: AFP /Anatolii Stepanov

Las tensiones entre Rusia y Ucrania tienen una historia que se remonta a la Edad Media. Ambos países tienen raíces comunes en el Estado eslavo oriental de Kievan Rus. Por esta razón, el presidente ruso, Vladimir Putin, habla siempre de “un solo pueblo”.

En realidad, los destinos de ambas naciones estuvieron separados durante siglos, surgieron dos idiomas y culturas. Mientras Rusia se convirtió políticamente en un imperio, Ucrania no logró establecer su propio Estado. En el siglo XVII, grandes áreas de la actual Ucrania formaron parte del Imperio ruso. Tras su desmoronamiento en 1917, Ucrania se independizó por poco tiempo, hasta que la Rusia soviética reconquistó el país.

Década de 1990: Rusia deja ir a Ucrania

En diciembre de 1991, Ucrania, junto con Rusia y Bielorrusia, fue una de las tres repúblicas que sellaron la disolución de la Unión Soviética. Moscú quería conservar su influencia y vio, entre otras cosas, en la creación de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), un instrumento para lograrlo. En el Kremlin, también creían que el suministro de gas barato sería una manera de controlar al país vecino. Pero no fue así, mientras Rusia y Bielorrusia formaron una estrecha alianza, Ucrania tenía la mirada puesta en Occidente.

Al Kremlin le desagradó esa postura, pero no hubo conflicto en la década de 1990. Moscú no estaba preocupado, porque Occidente no quería integrar a Ucrania. La propia Rusia estaba económicamente debilitada, entre otras cosas también por las guerras de Chechenia. En 1997, Moscú reconoció, con la firma del llamado “Gran Tratado”, las fronteras de Ucrania, incluida la mayoría étnica rusa que habitaba la península de Crimea.

Primeras grietas en la amistad possoviética

Bajo la presidencia de Putin, se produjo la primera gran crisis diplomática entre Moscú y Kiev. En otoño de 2003, Rusia comenzó a construir una presa en el estrecho de Kerch hacia el islote ucraniano de Tuzla. Kiev lo vio como un intento de redifinir la frontera. El conflicto escaló y se resolvió tras una reunión bilateral entre ambos presidentes. Las obras se paralizaron, pero la amistad se resquebrajó.

las trincheras a lo largo de la línea de control de Ucrania
El miembro del servicio de las fuerzas armadas ucranianas Kolya, conocido por el nombre de guerra Boroda (Barba), se ve en posiciones de combate cerca de la línea de separación de los rebeldes respaldados por Rusia en las afueras de la ciudad de Popasna en la región de Lugansk, Ucrania, el 6 de enero de 2022. Foto REUTERS/Maksim Levin | Foto: REUTERS

En las elecciones presidenciales de 2004, en Ucrania, Rusia apoyó al candidato prorruso Viktor Yanukóvich, pero la “Revolución Naranja” impidió su victoria, y ganó el político prooccidental Viktor Yúshchenko. Durante su mandato, Rusia cortó el suministro de gas a Ucrania dos veces, en 2006 y 2009. Y los suministros de tránsito a la Unión Europea (UE) quedaron interrumpidos.

Al ver que con la Otan no había avances, Ucrania intentó impulsar la conexión con Occidente a través de un Acuerdo de Asociación con la UE. En el verano de 2013, unos meses antes de la firma, Moscú ejerció una enorme presión económica sobre Kiev y obstaculizó las importaciones ucranianas. En ese contexto, el Gobierno del entonces presidente Yanukóvich, que ganó las elecciones en 2010, suspendió el acuerdo negociado. Yanukóvich desencadenó protestas de la oposición y huyó a Rusia en febrero de 2014.

La anexión de Crimea como punto de inflexión

El Kremlin aprovechó el vacío de poder en Kiev para anexar Crimea en marzo de 2014. Fue un punto de inflexión, el comienzo de una guerra no declarada. Al mismo tiempo, las fuerzas militares rusas comenzaron a movilizarse en las cuencas mineras del Donbás, en el este de Ucrania. Se proclamaron “repúblicas populares” en Donetsk y Lugansk, con los rusos a la cabeza. El Gobierno de Kiev esperó hasta después de las elecciones presidenciales de mayo de 2014 antes de lanzar una gran ofensiva militar, a la que llamó “Operación antiterrorista”.

En junio de 2014, el recién elegido presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, y Putin se reunieron por primera vez, con la mediación de Alemania y Francia, con motivo de las celebraciones del 70 aniversario del Día D en Normandía. Allí nació el llamado Cuarteto de Normandía (Francia, Alemania, Ucrania y Rusia).

las trincheras a lo largo de la línea de control de Ucrania
Los miembros del servicio de las fuerzas armadas ucranianas son vistos en posiciones de combate cerca de la línea de separación de los rebeldes respaldados por Rusia cerca de Horlivka en la región de Donetsk, Ucrania, el 8 de enero de 2022. Foto REUTERS/Andriy Dubchak | Foto: REUTERS

En ese momento, el Ejército ucraniano pudo hacer retroceder a los separatistas, pero a fines de agosto, según Kiev, Rusia intervino militarmente y de manera masiva. Moscú lo negó. Las unidades ucranianas cerca de Ilovaisk, una ciudad al este de Donetsk, sufrieron una derrota. Fue otro punto de inflexión. La guerra en un frente amplio terminó en septiembre, con la firma del armisticio en Minsk.

Guerra de trincheras en el Donbás

Desde entonces, tiene lugar una guerra de trincheras. A principios de 2015, los separatistas volvieron a la ofensiva y, según Kiev, se desplegó nuevamente el Ejército ruso. Moscú también lo negó. Las fuerzas ucranianas sufrieron una segunda derrota, esta vez en la ciudad estratégica de Debaltsevo. En ese momento, se llegó al acuerdo de paz Minsk-2, con mediación occidental, pero este sigue sin cumplirse hasta hoy.

En otoño de 2019, se retiraron las respectivas tropas, pero Putin no quiere reunirse en persona con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski porque, desde el punto de vista de Rusia, no está implementando los acuerdos de Minsk. Desde diciembre de 2021, Putin exige a EE. UU. que Ucrania nunca pase a formar parte de la Otan y no reciba ayuda militar. Pero la Otan ha rechazado esta demanda.