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Se abrió la capilla ardiente para que los fieles de Benedicto XVI le puedan dar el último adiós
Las autoridades calculan que unas 30.000 personas acudirán cada día a despedir al pontífice emérito. El funeral se desarrollará este jueves, 5 de enero, y será presidido por el papa Francisco.
Hasta tres horas han tenido que esperar miles de feligreses para darle el último adiós al papa emérito Benedicto XVI, quien murió este sábado –31 de diciembre– a los 95 años. Su cuerpo reposa en una capilla ardiente de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, cuya vigilancia abarca un amplio dispositivo de seguridad y presencia de periodistas de todo el mundo.
“Estoy aquí desde las seis de la mañana, me parecía normal venir a rendirle homenaje al papa después de todo lo que ha hecho por la Iglesia”, dijo a AFP la monja italiana Anna Maria. A sus palabras se unió Francesca Gabrielli, quien viajó desde la región de Toscana: “Fue un gran papa, profundo y único”, señaló la mujer en su despedida.
Los primeros fieles han arribado al lugar sobre las 5:00 de la mañana (tiempo local); allí han sido masivas las filas que se han ido subdividiendo hasta concluir en las dos entradas principales de la plaza de San Pedro. La paciencia ha sido el común denominador de la gente, en medio de los controles obligatorios de seguridad dispuestos por las autoridades.
El cuerpo de Joseph Ratzinger permanece cubierto por una tela dorada, y a su lado se observan dos guardias suizos vestidos de gala, frente al altar mayor de la basílica. Tanto cardenales como miembros de la Curia romana han hecho presencia, mientras que quien asumió funciones como secretario privado del papa emérito, el obispo Georg Gänswein, recibe el pésame.
Una despedida protocolaria
Aquellos que quieren dar el último adiós a Ratzinger deben ingresar en silencio por el pasillo central del templo, considerado como el más grande del mundo, y algunos han tomado fotografías para el recuerdo. El religioso fue vestido de blanco con una casulla roja y una mitra (objeto en su cabeza) con borde dorado, mientras que un rosario se ve entrelazando sus manos.
Los que pasan alrededor de sus restos se detienen a rezar o persignarse y varias velas iluminan buena parte del recinto, en cuyo ambiente prima un olor a incienso. En medio de una ceremonia privada, los restos del primer pontífice alemán de la era moderna fueron llevados de la capilla privada del Monasterio Mater Ecclesiae, donde residió desde su renuncia en 2013, hasta la Basílica de San Pedro.
Entre quienes ya se han hecho presentes para extender su despedida está la primera ministra de Italia, Giorgia Melon; y el presidente del país europeo, Sergio Mattarella. Las autoridades romanas calculan que esta semana, en cada día de velación, acudirán unas 30.000 personas para presentar sus respetos.
Todo listo para el funeral
Medios locales han informado que Benedicto XVI no tiene consigo el palio papal, la indumentaria con cruces que se pone sobre los hombros. En su caso, será enterrado sin este elemento que, por el contrario, se ubicará en el ataúd como suele hacerse con los obispos eméritos. Desde este lunes las puertas del lugar donde reposan sus restos estarán abiertas al público desde las 9:00 a.m. hasta las 7:00 p.m. (hora local).
El papa Francisco será el encargado de presidir el funeral de su antecesor este jueves –5 de enero–. Las exequias de un pontífice emérito, o como también se alude, sin funciones, no cuentan con un protocolo estandarizado, razón por la que se adoptarían algunos pasos empleados en la ceremonia para un religioso en ejercicio.
Para Francisco, Ratzinger será recordado por “su testimonio de fe y de oración, especialmente en estos últimos años de vida retirada”. Como parte de sus homenajes públicos, el jerarca de la Iglesia lo describió como un “fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia”, y aludió a su “bondad” y “nobleza”.
*Con información de AFP y Europa Press.