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¿Se acerca el fin del conflicto en Libia?

Desde hace nueve meses la situación en Libia está patas arriba. El mariscal Jalifa Haftar decidió emprender una acción militar en contra del gobierno de Fayez al Sarraj, reconocido por la ONU. A raíz de esto, el lunes se llevó a cabo una reunión para firmar un ‘alto el fuego’ entre ambos líderes. ¿Será posible lograr una tregua?

14 de enero de 2020
Jalifa Haftar (Libia) y Recep Tayyip Erdogan (Turquía). Foto: AP | Foto: AP

Desde hace nueve meses la situación en Libia está patas arriba. El mariscal Jalifa Haftar decidió emprender una acción militar en contra del gobierno de Fayez al Sarraj, reconocido por la ONU. A raíz de esto, el lunes se llevó a cabo una reunión para firmar un ‘alto el fuego’ entre ambos líderes. ¿Será posible lograr una tregua?

Trípoli, la capital de Libia, se encuentra sumida en un conflicto que parece no tener fin. Desde abril del 2019, la ciudad ha estado envuelta en constantes enfrentamientos entre los bandos opositores. A la fecha, esta situación ha dejado más de 1.500 muertos, 15.000 heridos y más de 100.000 desplazados internos, que se vieron obligados a abandonar sus hogares.

Uno de los ataques más recientes fue el 4 de enero en una escuela militar de Trípoli. En este atentado, a manos de Haftar, murieron cerca de 42 soldados y Al Sarraj declaró dos días de luto en el país por su muerte. El ataque fue apoyado por las fuerzas aéreas de Emiratos Árabes Unidos, lo cual hizo que el gobierno de al Sarraj considerara romper lazos con el país árabe.

Luto en Trípoli por atentado a escuela militar. Foto: AP

En esta guerra están involucrados dos actores importantes. Turquía y Rusia. Recep Tayyip Erdogan apoya al gobierno de Al Sarraj, mientras que Vladimir Putin respalda al general Haftar. El primero envió tropas de sus Fuerzas Militares Trípoli para respaldar al gobierno reconocido por la ONU y el cual se enfrenta a las milicias de Haftar. Por su parte, Putin reconoció la presencia de rusos combatientes en Libia, pero dijo que estos no representan a su Gobierno.

El miércoles 8 de enero, Erdogan y Putin sostuvieron una sorpresiva reunión en Estambul, en la cual hablaron de la necesidad apremiante de solucionar el conflicto libio, en el que ambos están involucrados. Así pues, invitaron a los líderes de este país a firmar un ‘alto el fuego’. Igualmente, Putin se reunió con la canciller alemana Angela Merkel en Moscú, el pasado 12 de enero, en donde también propusieron una negociación para resolver la guerra en Libia. Berlín sería la sede de estas conversaciones de paz, las cuales tendrían el apoyo de Naciones Unidas. 

Reuniones de Putin con el presidente de Turquía (Erdogan) y la canciller alemana (Merkel). Foto AP

Sin embargo, el futuro no pinta muy bien. El lunes, ambos líderes libios se reunieron en Moscú, con el fin de firmar el ‘alto el fuego’, propuesto por los mandatarios. Fayez al Serraj, fue el único que lo firmó, junto con el presidente del Consejo de Estado, Khalid Mishri. Por otro lado, el mariscal Haftar se abstuvo de hacerlo y pidió un poco más de tiempo para revisar el documento.

Aunque, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, afirmó que “el mariscal Haftar, comandante del Ejército Nacional Libio, y el presidente de la cámara de diputados, Akila Saleh, ven este documento de manera positiva”, las posibilidades de que el alto el fuego prospere, son limitadas.

Javier Martín, jefe de la oficina de Libia, Túnez y Algeria para la agencia EFE, habló sobre el tema con SEMANA.Haftar está progresando militarmente, se siente más fuerte y está alcanzado los objetivos que se había propuesto: debilitar la resistencia de la ciudad-estado de Misrata [al noroeste de Libia] para poder quebrar definitivamente a Trípoli.

Por esa razón, se abstuvo de firmar y más se resiste a respetar el alto el fuego, que beneficia al gobierno en Trípoli, a manos de Al Sarraj. Probablemente, la presión de Rusia haga que finalmente acepte y respete el alto el fuego, aunque si la negociación no refleja su superioridad militar en el terreno, no dudará en romperlo”, concluyó.

Putin y Erdogan tienen un objetivo claro al intervenir en el conflicto: repartirse el poder en el territorio. Putin está asegurando su lugar el Libia, el cual le traería muchos beneficios, no solo económicos (petróleo, infraestructura y armamento) sino también para tener un aliado estratégico en África. 

Turquía, por su lado, vio en este conflicto la oportunidad perfecta para tener otro país que sirva como campo de batalla en medio de la confrontación por tener el poder en la región. Sus principales rivales son Arabia, Emiratos Árabes y Egipto, quienes respaldan al mariscal Haftar. Además, Erdogan firmó un ‘acuerdo de control en las aguas del Mediterráneo‘ con el gobierno libio, lo cual ha sido muy criticado y explica su respaldo al líder al Sarraj.

La disputa que se vive en el país actualmente, viene desde la muerte de Muamar Gadafi. Este militar llegó al poder en 1969 por un Golpe de Estado y gobernó el país durante 42 años como un dictador. En 2011, el líder africano fue asesinado y, desde entonces, Libia está envuelta en una ‘guerra civil’ en donde no existe un control definido en el poder. 

Fayez al Sarraj presidente de Libia reconocido por la ONU. Foto: AP

Desde entonces, Fayez al Sarraj apareció en el espectro político al ser miembro de la Comisión Preparatoria del Diálogo Nacional, la cual se creó voluntariamente para encontrar una salida a la crisis e implementar un sistema democrático. Posteriormente, en el 2015, fue nombrado presidente del Consejo Presidencial por la Cámara de Representantes y el Consejo General Nacional Islamista. 

En antiislamista Jalifa Haftar, por su parte, es un militar libio que se autoproclamó jefe del Ejército nacional Libio en 2014, apoyado por las autoridades de Libia, las cuales no son reconocidas por la comunidad internacional. Además, este militar ha logrado fortalecer su posición en el poder ya que reúne los ideales de personas antiislamistas, militares de Gadafi y tribus Cirenaicas. Estas alianzas con diferentes actores han contribuido al fortalecimiento de su figura de autoridad y respeto en Libia.