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Se amplía la huelga a 7.000 empleados más en empresas automovilísticas de EEUU como presión para que mejoren sus propuestas
La directora general de General Motors, Mary Barra, responsabilizó a la dirigencia sindical del estancamiento en las conversaciones
El sindicato United Auto Workers amplió el viernes sus huelgas contra las empresas automovilísticas de Detroit, al ordenar que 7.000 trabajadores más paren actividades en Illinois y Michigan para aumentar la presión sobre las compañías y obligarlas a mejorar sus propuestas.
Por segunda vez, el UAW extendió los paros, que comenzaron hace dos semanas en tres ensambladoras, hasta su más reciente decisión que afecta una planta de Ford en Chicago y una fábrica de General Motors próxima a Lansing.
El presidente del sindicato, Shawn Fain, dijo a los trabajadores en un video que las huelgas fueron endurecidas ante la negativa de Ford y GM a “hacer avances significativos” en las conversaciones contractuales. A Stellantis, fabricante de Jeep, no le fue aplicada la tercera ronda de huelgas.
Ford y GM reviraron en medio de una intensificación de la guerra verbal con el sindicato. Ford acusó al UAW de obstaculizar un acuerdo, principalmente por su exigencia de tener representación sindical en las plantas de baterías eléctricas para vehículos, la mayoría de ellas iniciativas conjuntas con un fabricante coreano.
“Aún tenemos tiempo para alcanzar un acuerdo y evitar un verdadero desastre”, dijo el director general de Ford, Jim Farley. La firma señaló que los paros han comenzado a afectar a compañías frágiles que producen partes para las fábricas en huelga.
Estancamiento en las conversaciones
“La directiva del UAW continúa ampliando la huelga al tiempo que intensifica su discurso y teatralidad. Está claro que no hay intención real de conseguir un acuerdo”, dijo Barra en un comunicado.
La planta de GM en el municipio Delta, cerca de Lansing, fabrica camionetas de gran tamaño, como la Chevrolet Traverse y la Buick Enclave. Una planta cercana de partes metálicas troqueladas continuará funcionando, dijo Fain.
Fain dijo que los negociadores sindicales mantienen las conversaciones con las compañías, y expresó confianza en que se puedan alcanzar acuerdos.
Stellantis, dijo Fain, logró un avance significativo el viernes al aceptar aumentos no especificados por el costo de la vida, el derecho de los empleados a no cruzar líneas de huelguistas si así lo desean y el derecho a irse a la huelga por el cierre de plantas.
Raneal Edwards, empleada de mucho tiempo en GM que labora en la fábrica en la zona de Lansing, dijo estar “sorprendida pero feliz” de escuchar que su planta se sumará a la huelga.
“Esto va más allá de los sueldos”
“Me parece que ellos no entienden que esto va más allá de los sueldos”, dijo Edwards. “Se trata de que tengamos seguridad en nuestros empleos”.
Sin embargo, en una nota dirigida el viernes a los trabajadores, el jefe de Edwards, el gerente de producción Gerald Johnson, dijo que la compañía aún no ha recibido una contrapropuesta de parte de los líderes sindicales a una propuesta económica efectuada el 21 de septiembre.
Las empresas automovilísticas aseguran desde hace tiempo que están dispuestas a otorgar aumentos, pero temen que un contrato oneroso vuelva más costosos sus vehículos en comparación con los construidos en plantas sin sindicato en Estados Unidos que son operadas por corporaciones extranjeras.
Farley, de Ford, acusó al sindicato de convertir un acuerdo en rehén ante su exigencia de tener una representación entre trabajadores de la planta de baterías.
En una teleconferencia con analistas de la industria, Farley dijo que los altos salarios en las plantas de baterías elevarán el precio de los vehículos eléctricos de Ford por encima de los de Tesla y otros competidores.
“¿Un contrato récord? No hay problema. ¿Hipotecar nuestro futuro? Ese es un gran problema. Nunca lo haremos”, manifestó Farley.
*Con información de AP