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Se conoce el testamento de Benedicto XVI: “A pesar de todos mis pecados, rueguen a Dios para que me acoja”

El Vaticano reveló el testamento de Benedicto XVI, escrito el 29 de agosto de 2006.

31 de diciembre de 2022
Papa Emérito Benedicto
Benedicto XVI falleció este sábado, 31 de diciembre a sus 95 años. | Foto: AP

Este sábado, 31 de diciembre, el Vaticano confirmó el deceso del papa emérito, Benedicto XVI, quien en los últimos meses había presentado serias complicaciones en su estado de salud.

“Con pesar doy a conocer que el papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas, en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible, se proporcionará mayor información”, indica el comunicado publicado por su director de prensa, Matteo Bruni.

El deceso del otrora cardenal alemán Joseph Ratzinger y que se convirtió en pontífice en 2005, tras el cónclave por la muerte de Juan Pablo II, se dio a sus 95 años de edad.

Luego de la noticia, el Vaticano ha hecho público el testamento espiritual de Benedicto, el cual fue escrito el 29 de agosto de 2006 y manifiesta lo siguiente:

“Agradezco en primer lugar al mismo Dios, dispensador de todo buen don, que me ha dado la vida y guiado a través de varios momentos de confusión, levantándome cada vez que comenzaba a resbalar, donándome siempre de nuevo la luz de su rostro”, manifestó.

Acto seguido, agradeció a sus padres que le dieron la vida en tiempos difíciles y cuando la Alemania se dirigía al nazismo. Además, recordó a sus hermanos, Maria y Georg.

“Agradezco sinceramente a Dios por tantos amigos, hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; para los colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los maestros y alumnos que me ha dado. Los encomiendo todos agradecidos a su bondad. Y quiero agradecer al Señor por mi hermosa patria en las estribaciones de los Alpes Bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor del Creador mismo”, agregó.

Asimismo, se dirigió a todo el pueblo alemán, en donde les solicitó que “no se dejen distraer por su fe”. Además, calificó a Italia como su segundo hogar: “Finalmente doy gracias a Dios por toda la belleza que he podido experimentar en todas las etapas de mi camino, especialmente en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria”.

En ese orden de ideas, Benedicto dejó escrito un alegato en defensa de la fe ante las interpretaciones filosóficas y científicas que tratan de quitarle importancia.

“A menudo parece que la ciencia -las ciencias naturales por un lado y la investigación histórica (en particular la exégesis de las Sagradas Escrituras) por otro- son capaces de ofrecer resultados inconfundibles frente a la fe católica”, indica.

Sin embargo, agrega lo siguiente: “He visto las transformaciones de las ciencias naturales desde tiempos lejanos y he podido constatar como, al contrario, se hayan desvanecido aparentes certezas contra la fe, demostrando ser, no ciencia, sino interpretaciones filosóficas solo aparentemente vinculadas a la ciencia”.

Además, aseveró que lleva “sesenta años acompañando el camino de la teología, especialmente de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de distintas generaciones he visto derrumbarse tesis que parecían inquebrantables, resultando ser meras hipótesis”.

Y explica que la fe emerge siempre de las diferentes hipótesis planteadas y que Jesucristo es el verdadero camino: “La generación liberal (Harnack, Jülicher, etc.) , la generación existencialista (Bultmann etc.), la generación marxista. He visto y sigo viendo cómo la razonabilidad de la fe ha emergido y emerge nuevamente de la maraña de hipótesis. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo”.

Finalmente, Benedicto XVI le pide a que ruegue por él, con el propósito de que los acojan en las moradas eternas: “Humildemente, pido: rueguen por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados y defectos, me acoja en las moradas eternas. A todos los que me han sido confiados, mi oración de corazón va día tras día”.