Pandemia

¿Se equivoca China con su política de tolerancia cero al covid-19?

Mientras los demás países adoptan la medida de vivir con covid, China arriesga aislarse por su medida de no tolerarlo.

13 de agosto de 2021
Varias personas con mascarillas para protegerse del coronavirus observan algo junto a un vendedor de flores afuera de una estación del tren subterráneo en Beijing. (AP Foto/Andy Wong)
Varias personas con mascarillas para protegerse del coronavirus observan algo junto a un vendedor de flores afuera de una estación del tren subterráneo en Beijing. (AP Foto/Andy Wong) | Foto: AP

La semana terminó convulsionada en China. Hoy viernes, múltiples focos de la altamente infecciosa variante delta se extendieron a 48 ciudades en 18 provincias en el país asiático, lo que sumó a la lista de contagiados a 1.282 personas más. Esto alarmó a las autoridades sanitarias de ese país que enseguida tomaron medidas drásticas como cierres locales, pruebas masivas y restricciones de viaje. Es el momento más crítico desde que el virus surgió por primera vez en la ciudad de Wuhan.

A pesar de lo anterior, las autoridades manifestaron que habían logrado controlar el brote, el peor en meses por covid. “De estas 48 ciudades, 36 no han notificado nuevos contagios en los últimos cinco días”, afirmó a la prensa He Qinghua, un representante del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de China. “En estas circunstancias, el riesgo de un brote a nivel nacional es generalmente controlable y hay relativamente poco riesgo de que ocurra un brote a gran escala”, dijo el funcionario.

China también ha reforzado los controles anticovid en los vuelos internacionales y de transporte de carga como respuesta al último brote. Asi mismo, una terminal del puerto de Ningbo-Zhoushan, la tercera más grande del mundo por volumen de carga, suspendió las operaciones el miércoles después de que un trabajador diera positivo.

Con esas medidas que demuestran muy poca tolerancia al virus y que busca eliminarlo de su territorio a toda costa, China cree a ojos cerrados que está manejando la pandemia de una mejor manera que los demás democracias occidentales.

Pero algunos analistas han mandado su mensaje de alerta pues aislarse podría traer consecuencias negativas para todos. Por eso, tanto los epidemiólogos como los economistas recomiendan que China se prepare para vivir con el virus dado que asegurar que haya cero transmisiones en este momento ha probado ser casi imposible.

Test de covid-19 en China. (Wang Guansen/Xinhua via AP)
Test de covid-19 en China. (Wang Guansen/Xinhua via AP) | Foto: AP

Pero los que defienden la estrategia de mantener sus fronteras cerradas, la economía del gigante asiático se ha recuperado y sus exportaciones se han fortalecido. Por el lado sanitario, Li Ling, un profesor de la Universidad de Beijin dice que China es “la columna vertebral de la lucha contra la pandemia”. Pero otros señalan que el aislamiento no puede ser permanente y mucho menos en medio de cierres y cuarentenas que han interrumpido la actividad normal de la economía, especialmente en el sector de servicios.

Más de la mitad de la población de China, unos 777 millones de personas, ya han recibido el esquema completo de alguna de sus vacunas, con más de 1.830 millones de dosis administradas en todo el país, según anunció este viernes un portavoz de la Comisión Nacional de la Salud. Pero la información sobre cómo estas vacunas actuan frente a las nuevas variantes ha sido escasa y como lo dice la revista The Economist, “esta falta de transparencia es un problema”. Muchos países se han apoyado en las vacunas chinas pero ya dos de ellos, Indonesia y Tailandia, dispusieron dar un refuerzo con las hechas por Estados Unidos, al menos al personal de salud.

La población china y los extranjeros que viven allí alaban el esfuerzo del país de tener el virus bajo control y se han sometido a quedarse en sus casas sin recibir sueldo solo para cortar la cadena de transmisión ante un brote. Pero la paciencia ya empieza a ceder, dice The Economist basada en un sondeo de las cámaras de comercio americana y europea, que sugiere que el número de residentes extranjeros en el país ha caído 30 por ciento en 18 meses. Además de eso, está el hecho de que muchos no pueden salir y visitar a sus familiares porque aún esta vigente la norma de que todos los pasajeros de vuelos internacionales, incluidos los niños, deben hacer cuarentena en un hotel por tres semanas.

Aun las empresas más importantes tienen problemas para que sus empleados extranjeros logren visas para sus familiares. Lo mismo sucede con los estudiantes internacionales a quienes se les canceló la visa en marzo de 2020. Que estudien ‘online’, es lo que ha dicho el gobierno. Y esto sin hablar del turismo, una gran fuente de divisas del país, que hoy es prácticamente es inexistente.

No es de extrañar que la industria de la aviación se haya visto afectada. Los viajes a China solo representan el 10 por ciento de la capacidad que había antes de la pandemia. Y en el frente de las relaciones internacionales también hay un bajonazo alarmante. Las visitas de líderes políticos de otros países cesó casi que por completo y algunos cancilleres se atienden pero no en Beijing que es donde está sentado el poder y que hoy se encuentra fuera de alcance, sino en ciudades intermedias.

Otra cosa piensan los líderes chinos. “Nuestras exportaciones están en su máximo historico porque el resto del mundo no ha sabido controlar el virus”, dice Li, que es consejero de salud para el Banco Mundial. “Somos como los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando le proveían armas al mundo. Ahora nosotros proveemos un grupo importante de productos al resto de países”.

Amanecerá y veremos cuál de las dos estrategias es la más razonable para proteger la salud sin interrupir la economía. El tiempo lo dirá.

*Con información de AFP