Tailandia
Se revela otro error de Daniel Sancho que llevó a la policía a concluir que asesinó a Edwin Arrieta
El chef intentó actuar como si no hubiera pasado nada tras asesinar y descuartizar al colombiano, pero se descuidó y dejó muy a la vista ciertos detalles.
Pocos crímenes tan macabros, pero también tan llenos de indicios certeros sobre la culpabilidad del acusado.
Desde que se dio a conocer que casi no hay motivos para dudar que Daniel Sancho mató al médico colombiano Edwin Arrieta en una isla de Tailandia, han salido a la luz copiosas evidencias con que la policía de ese país ha reconstruido los hechos.
En esa información sobresale el hecho de lo poco cuidadoso que el chef español fue para no ser descubierto, de modo que en cada sitio por donde pasó tras cometer el crimen, fue dejando rastros de lo que había hecho: matar al colombiano de una cuchillada y luego desmembrar su cuerpo para dejar los restos en un basurero.
Entre las primeras señas que conocieron, están las imágenes de los dos paseando en moto por la isla de Koh Pha Ngan, un paraíso para mochileros y gozadores de la buena vida en el país del sudeste asiático.
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Así mismo, salió a la luz un video del chef en un almacén comprando los cuchillos y bolsas que utilizó para el descuartizamiento, luego de lo cual dejó los restos del médico en un basurero.
La prensa española, que está cubriendo con obsesión el escándalo, ha dado a conocer nuevos detalles que llevaron a una periodista de El programa del verano a concluir: “Está claro que no es un profesional del crimen. Comete muchos errores a la hora de ocultar su implicación en el asesinato”.
En efecto, de acuerdo con información de las autoridades una primera acción sospechosa del cocinero español fue pretender comportarse como si no hubiera pasado nada luego de la carnicería que perpetró contra su supuesto amante.
Para comenzar, paseó por la isla en moto, como lo hacen tantos turistas que llegan allí.
Después, llegó al hotel donde se hospedaba Arrieta con las manos vendadas, lo cual tentó a los recepcionistas a preguntarle si estaba bien. Sancho les contestó que se había cortado pelando unas papas.
Acto seguido se dio una de las actuaciones que más lo inculparon, al decir de los detectives, y fue su paso por un restaurante, donde, también en la tónica de fingir normalidad, hizo un video para las redes sociales, en las cuales era muy activo.
En ese lugar, el español de 29 años se sentó a una mesa con las manos vendadas y manchas de sangre, lo que fue también otra manera de incriminarse ingenuamente, pues cualquiera iba a darle testimonio de ello a la policía.
Así fue: un testigo les confirmó a las autoridades que él se encontraba en esa situación y que había dejado en el restaurante una mochila que contenía un cuchillo y vendajes ensangrentados.
Lo que Sancho ignoraba era que ya en ese momento y para cuando hizo la denuncia de la desaparición de Arrieta, la policía había hallado restos humanos en el muladar y tenía evidencias, como un recibo de compra, que lo conectaban con el hecho.
En cuanto a la investigación, se ha conocido que aún están pendientes varias pruebas de ADN y de otra índole que se requieren para demostrar con claridad meridiana el caso.
Así las cosas, dijo uno de los investigadores, no habrá entrega del informe policial a la fiscalía el próximo primero de septiembre, según se tenía previsto.