SEGUNDAS PARTES NUNCA SON BUENAS
Con consignas tomadas de la campaña de Belisario Betancur, pierde la primera ronda electoral León Febres Cordero
En política las imitaciones no siempre son camino seguro hacia el triunfo. Imitar, por ejemplo, una consigna como "Sí se puede", que llevó al poder en 1982 al colombiano Belisario Betancur y que repitió su éxito el 4 de diciembre pasado en Venezuela (Jaime Lusinchi también la habia acogido), no fue garantía de victoria para León Febres Cordero, quien atraído por la "buena estrella" de esa frase, la tomó como propia pensando salir avante en la contienda presidencial ecuatoriana de este 29 de enero.
No fue así. Aunque todas las encuestas aseguraban que Febres iba a ganar al menos la primera mayoría relativa en los comicios presidenciales, éste solo quedó en un segundo lugar, al reunir el 27.5% de los sufragios, frente a su rival más fuerte, el socialdemócrata Rodrigo Borja, quien alcanzó el 28.4% de la votación de ese día.
Claro está que en la desaforada carrera por conquistar las mayorías ecuatorianas, Borja -un abogado de 47 años que ya había sido candidato en 1978- no vaciló en imitar a Febres mismo al tomar prestado algo del discurso belisarista incorporando a su oratoria socialdemócrata la consigna de "vivienda popular sin cuota inicial".
Para algunos observadores ése fue el error de León Febres: no concretar una oferta de fuerte aliento social en su campaña, contentándose con planteamientos muy genéricos de incremento de la productividad tomados del modelo económico neoliberal. Borja, en cambio, se presentó como el abanderado del cambio y de las soluciones concretas: creación de 50 mil nuevos puestos de trabajo para reducir la masiva desocupación y construir cinco mil kilómetros de carreteras y caminos vecinales que incorporen "un millón de hectáreas a la producción agrícola".
Febres, un dirigente empresarial de 53 años y concepciones ultraconservadoras, estuvo apoyado por una coalición de cuatro partidos de centro derecha: conservador, liberal, socialcristiano y nacionalista revolucionario, más el partido velasquista y el CID (Coalición Institucionalista Demócrata). Sus contrarios le reprochan ser un "teniente" de Luis Novoa Naranjo, un magnate del agro ecuatoriano muy ligado a las transnacionales del banano, y ser partidario de los planes económicos de Pinochet, en Chile, y de José Martínez de Hoz, quien fuera el más polémico ministro de Economía de Rafael Videla. Uno de sus equipos asesores estaba integrado por expertos colombianos en encuestas: Consumer Ltda. Esta firma, responsable de la adopción por parte de Febres del "Sí se puede", pronosticó varias veces que éste ganaría, por un margen de 10%, en la primera vuelta electoral. Tal estimativo, compartido por otras cuatro entidades de encuestas, tenía mucho peso dado el aura de "infalibilidad" que Consumer había cosechado en Colombia cuando asesoró la última campaña de Belisario Betancur, y por haber sido, en Ecuador, la firma que "profetizó" en 1979 el triunfo electoral del ahora extinto Jaime Roldós Aguilera.
Esta vez, sin embargo, su fracaso fue neto, lo que de paso le valió un fuerte reproche de Rodrigo Borja, quien después de enterarse de su triunfo, sugirió que las cifras de Consumer durante la campaña electoral habían sido deliberadamente infladas a favor de Febres Cordero.
La victoria de Borja fue doblemente significativa dados los factores en contra que tuvo que encarar: la atomización de la izquierda, el gran torrente publicitario de Febres y la hostilidad de la prensa. Este último elemento obtuvo su expresión más clara cuando Alberto Borges, un locutor del Canal 8 de la Televisión, al informar sobre los últimos datos del escrutinio electoral calificó "noticia preocupante" el repunte de Borja sobre Febres. De hecho, en los meses anteriores, algunos medios intentaron pintar a Borja como un "comunista peligroso" dispuesto a "acabar con el país" de llegar al poder, según la propia expresión de León Febres.
Borja, en realidad, es un tibio socialdemócrata, que cree en la empresa privada, en -como Febres Cordero- la refinanciación de la deuda externa ecuatoriana y en la apertura del Ecuador a la inversión extranjera, especialmente en el sector petrolero.
De otro lado, plantea que la siderurgia, el petróleo en todas sus fases, los fertilizantes y cementos, además de los servicios públicos, deben estar bajo control del Estado. Piensa así mismo, que es necesaria la creación de empresas mixtas (estatales y privadas) en otras áreas de la economía. En materia internacional, el líder de la ID dice que "igual imperialismo es para mí el de los norteamericanos en El Salvador que el de los soviéticos en Afganistán".
Imposible de compararlo con futuras políticas colombianas (Borja rompió con el partido liberal ecuatoriano en 1970, lo que no hizo Jorge Eliécer Gaitán, a quien algunos periodistas asemejan), el triunfador de la primera ronda electoral formó en los 70 con otros ex liberales y algunos socialistas un movimiento que se llamó Izquierda Democrática (ID), la cual se convirtió en "partido socialista democrático". Alineado desde entonces en la Internacional Socialdemócrata, la ID participó desde 1978 en elecciones. Ese año obtuvo el 10.8% de los votos pero más tarde, en las de 1979, logró el 15.8%. En 1980, de los votos para consejeros provinciales, la ID obtuvo el 13.8% y el 14.6% para consejeros municipales.
¿Podrá vencer Borja también el 6 de mayo? Muchos aseguran que sí, basados en el hecho de que él está en mejores condiciones que Febres para negociar un apoyo de los siete candidatos eliminados en la primera vuelta, dada la mayor afinidad de éstos con el líder socialdemócrata. De hecho, las tres candidaturas de centro izquierda (el demócrata-popular Julio César Trujillo, el demócrata Francisco Huerta y d neopopulista Jaime Aspiazu) suman el 17.4%. Además, los comunistas de René Mauge y los socialistas de Manuel Salgado podrían también aportarle su 5.16%, para un total de 50.96 partiendo del 28.4% de la ID. Además está el 7.6% de los maoístas de Jaime Hurtado, y el 13.5% de Angel Duarte, quien quedó de tercero en la primera vuelta constituyéndose este último en la gran incógnita para la segunda vuelta. Hasta el momento de escribir esta nota se sabía que Huerta alinearía sus fuerzas con Borja.
Pero además de estos sectores debe tenerse en cuenta que una parte del electorado, los que votaron en blanco y los votos que fueron anulados, constituyeron el 15.2% de la primera vuelta. Los analistas estiman que quien podría salir mejor librado en la lucha por ganar ideológicamente esas franjas sería Borja más que Febres, ya que este último en la primera vuelta "congregó todo lo que podía congregar". Esa diffcil posición explica en parte las críticas de éste a los escrutinios del 29 de enero y su declarada intención de pedirle al Congreso nombrar nuevas autoridades electorales "que garanticen la pureza de los comicios de mayo".
Según otros observadores, Febres se reserva otras "cartas" para cambiar las cosas a su favor. Dados sus vínculos con algunos militares golpistas, el candidato conservador podría extremar aún más sus exigencias. De todas formas, de fracasar las negociaciones de él con otras fuerzas políticas, los sectores derechistas verían frustrado su intento de recuperar el poder perdido en 1979 a manos de Jaime Roldós, poder que ellos habían detentando durante más de 100 años.