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“Sin Dios ni ley”: Juanita Gómez cuenta la historia de un artista que cruzó la selva del Darién y la describió como un “camposanto”
La Organización Internacional para las Migraciones informó que hasta junio de 2022 más de 28.079 venezolanos cruzaron esta zona.
Una crisis humanitaria es lo que se vive en la actualidad tras esa ilusión de alcanzar el sueño americano, que viven migrantes venezolanos que arriesgan su vida cuando pasan por la selva del Darién o como también es conocido el Tapón del Darién, una zona selvática y pantanosa.
Juanita Gómez habló con el artista Édgar Álvarez de “Se lo explico con plastilina”, quien estuvo una semana con este grupo y evidenció los peligros de una selva que no solo es asediada por animales y enfermedades, sino también por grupos paramilitares y todo tipo de delitos.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) hasta junio de 2022 más de 28.079 venezolanos cruzaron esta zona, advirtiendo que este año la cifra podría alcanzar los 200.000 migrantes indocumentados. En el año 2021 se alcanzó un número histórico de cerca de 134.000 personas.
Los peligros de la selva
Durante el diálogo, el artista destacó el real peligro que viven los migrantes al cruzar la selva el Darién, que no se dimensiona con lo que se muestra en redes sociales.
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“Una cosa son las noticias. Una cosa es leer o ver los videos de TikTok que estar con migrantes al lado y ver toda esa mezcla entre esa ilusión tan grande, y entre todo ese peligro que viene encima”, señaló.
Las condiciones de la selva son propias de la misma, donde ranas venenosas, mosquitos y cualquier tipo de enfermedad es difícil de tratar, porque no hay centros médicos cerca, incrementándose las causas de muerte como ahogamiento en los ríos, porque muchos no saben nadar, o quizá, delitos que no son contrarrestados por autoridades, porque tal y como lo pronunció Álvarez: “Sin Dios ni ley, como dicen por ahí”, así viven los migrantes.
Por consiguiente, la ruta a Estados Unidos se presta para negocios ilegales en los que se encuentra el hormigueo: “Cuando los migrantes no tienen dinero, los paramilitares les dan pequeñas cantidades de coca para que hagan el transporte de una frontera a otra”, precisó.
Tampoco se puede omitir el negocio del tráfico de migrantes, es decir, personas que les cobran dinero por acompañarlos en la selva o por permitirles siquiera el paso, que en algunas ocasiones es indicio de robo.
Un grupo vulnerable
La comunidad LGBTIQ+, las mujeres y los niños son más vulnerables a ser víctimas de vejámenes. Así lo cuenta el artista en un detallado escenario en donde la integridad de una persona es lo que no se protege.
“Había días en los que habían atendido siete personas que habían sido víctimas de violaciones”, señaló refiriéndose a la conversación que tuvo con una psicóloga de Médicos Sin Fronteras.
El artista, que ha recopilado en imágenes lo que realmente se vive en la selva del Darién –y que con sus esculturas hechas en plastilina le ha dado la vuelta al mundo– ha expuesto otras problemáticas en donde las mascotas y los menores vuelven a ser protagonistas.
“Un tema bien complicado, pues son familias completas las que viajan que en algunos casos incluyen a la abuela y el abuelo, los hijos, los nietos y hasta el perro, literalmente. Desafortunadamente, se han encontrado muchos niños abandonados en la selva, algunos porque han perdido a sus padres en el trayecto”, se puede leer en una de sus publicaciones en donde se observa la representación de un migrante solitario.
“Todas las historias de dolor que puede haber detrás de imágenes como estas. Esta montaña de barro parecía un camposanto. Y pensar que esto es apenas el inicio de una travesía hacia el sueño americano”, puntualiza Édgar Álvarez.