SIN SORPRESAS
Lo único inesperado de la elección de Miguel de la Madrid, fue el ayuno de cifras durante 24 horas
En la madrugada del 5 de julio, después de un domingo sin fútbol en directo, sin broncas y sin alcohol, prohibido por una estricta ley seca, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Miguel de la Madrid Hurtado, fue proclamado. de forma insólita, presidente electo de México, para los próximos seis años, tras unas elecciones inusitadas en el país en los últimos cincuenta años.
Habían transcurrido siete horas y media desde el momento del cierre de los colegios electorales, cuando el ministro de la Gobernación, Enrique Olivares Santana, que era a la vez presidente de la Comisión Federal Electoral, informó que el candidato priísta iba ganando por un amplio margen.
Tal afirmación bastó para que el partido gobernante, el PRI, echara campanas al vuelo, a pesar de que no facilitó cifra alguna. No se dijo cuántos votos se habían contado, ni cuántas mesas se habían escrutado hasta el momento.
"Ganó México, ganó el PRI, ganó la revolución": sentenció el futuro presidente, al pregonar su victoria a la 1.30 de la madrugada.
El ayuno en cifras se prolongaba, al menos, 24 horas después de finalizadas las votaciones, momento de cerrar esta crónica. A últimas horas del lunes 5, los mexicanos seguían sin saber cuánta gente votó y por qué partidos, pese a que semanas antes el gobierno y el PRI habían contado con todo lujo de detalles los adelantos técnicos de que disponían para dar a conocer los resultados parciales.
Entre tanto, los otros ocho partidos que participaban en estas elecciones presidenciales y para sacar los 400 diputados y 64 senadores que componen el Congreso, guardaban silencio e incluso justificaban por las "difíciles comunicaciones" el retraso del recuento.
Nadie dudaba que Miguel de la Madrid, había sido elegido como nuevo presidente, porque el PRI no ha perdido una elección presidencial desde su fundación, hace más de 50 años.
Desde esa época, el PRI ha gobernado a México y ha cumplido escrupulosamente el mandato constitucional de celebrar elecciones. Pero nunca como en esta ocasión, se había enfrentado a otros ocho partidos, dos a su derecha, cuatro a su izquierda y dos pares.
La Reforma Política
Tan solo hace seis años, en los últimos comicios, el actual presidente, José López Portillo, fue el único candidato presentado con respaldo registrado. Hasta 1952 no se permitía en México otra oposición que la que provenía del desgajamiento de la propia familia que había hecho y ganado la revolución. Desde la elección del presidente López Mateos, en 1958, hasta la de Luis Echeverría, en 1970, el Partido de Acción Nacional (PAN), un grupo a la derecha del PRI creado en 1939, dominó la escena de la oposición.
Pero la gran crisis estudiantil de 1968, que culminó con la matanza de la Plaza de Tlatelolco, reveló de qué pie cojeaba el sistema revolucionario surgido de la guerra civil de 1910.
El presidente Luis Echeverría había ya hablado de la necesidad de una apertura democrática, pero fue su sucesor, José López Portillo, el que con su Ley de organizaciones políticas y procesos electorales (LOPPE), dio legalidad a los grupos de izquierda en 1977 con sólo que acreditaran en los comicios tener el 1,5% de los votos.
Por esta vía salieron a la luz en las elecciones legislativas de 1979 antiguos grupos izquierdistas, como el Partido Comunista Mexicano (PCM), de línea eurocomunista, que participó en las elecciones del pasado 4 de julio, unido a otras cuatro formaciones socialistas bajo la sigla PSUM (Partido Socialista Unificado de México), el Partido Popular Socialista (PPS), fundado por Lombardo Toledano, y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), trotskista.
Miguel de la Madrid Hurtado, 47 años, economista, se ha gastado --según confirmaciones de la oposición-- casi tres millones y medio de dólares en ocho meses de campaña electoral, prometiendo la ampliación de los cauces democráticos abiertos por su antecesor y combatir la corrupción oficial y privada, "auténtico cáncer de México".
Las irregularidades posibles en el proceso electoral que culminó el pasado 4 de julio fueron denunciadas oportunamente: los partidos de oposición no tuvieron acceso al censo --"el más completo de nuestra historia" decía la propaganda electoral-- que se realizó para la ocasión. Las tarjetas de elector son una cartulina de plástico, como una tarjeta de crédito, sin foto huella u otra forma de identificación personal. Con sólo presentar esta credencial, aun sin estar en el padrón, cualquiera podía votar para presidente --no para diputados y senadores-- en cualquier colegio electoral de cualquier parte de la República.
"Los errores en el padrón se deben a fallas técnicas, no políticas": explicó José Newman, director del Registro Nacional del Electores.
Pero todo esto, de acuerdo con los comentarios generales de los medios de comunicación mexicanos, fue en proporciones insuficientes para empañar el triunfo previsto del PRI --ni siquiera puesto en duda por la oposición-- ni lo que fue lo más notable de la jornada: el comportamiento cívico de los mexicanos. Ochenta mil soldados y veinte mil policías vigilaron el país a distancia; no hubo uniformados armados en los colegios electorales. Las fuerzas estuvieron en sus cuarteles o patrullaron intermitentemente en las calles. Y no se registraron más incidentes que en un día cualquiera.--
Pedro Páramo (México). Ventaja arrolladora
Escrutado el 73.17% de las casillas electorales del país, Miguel de la Madrid Hurtado, aventajaba arrolladoramente a los otros seis aspirantes a la presidencia de la República con 13 millones 679 mil votos, mientrás que su seguidor inmediato, Pablo Emilio Madero, del PAN, obtenía solo 2 millones 696 mil votos. En orden descendente siguieron Arnoldo Martínez Verdugo del PSUM, con un millón 113 mil votos Rosario Ibarra de Piedra del PRT, con 338.000 votos e Ignacio González Gallaz, del Partido Democrático Mexicano (PDM), con 321.000 votos.
Dos partidos más, el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), adhirieron a la candidatura De la Madrid, obteniendo conjuntamente 576 mil votos, lo que hizo que éste alcanzara 14 millones 255 mil votos, o sea el 74.44% de toda la votación.
Lograron el registro electoral los partidos PRT, PDM y el PSUM, por haber superado cada uno de ellos el 1.5% de votos exigidos por la Reforma Política. El PSUM registró un 5.81% de la votación, el PRT un 2.03% y el PDM el 1.67%. En cambio, peligran los registros del Partido Social Demócrata (PSD), que logró, hasta ahora solo un 0.31% y el PARM, que obtuvó 0.76% de los sufragios.--