MUNDO
Taiwán: tras la visita de Nancy Pelosi, ¿la invasión?
El viaje de Nancy Pelosi a Taiwán es una señal importante. Pero las consecuencias podrían verse en los próximos días.
Solo hay una China, y esa es la República Popular China. Y también está Taiwán. La visita de Nancy Pelosi a la isla lo dejó muy claro. Se esperaba con impaciencia la llegada de la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos a Taipéi. La República Popular China había hecho todo lo posible para evitar su visita, y amenazó con represalias militares. Funcionarios en Pekín dijeron que tal visita era un ataque a la integridad nacional de la República Popular y cuestionaría la soberanía de Pekín. El hecho de que algo se repita una y otra vez no lo hace más cierto: Taiwán nunca fue parte de la República Popular China, fundada en 1949, y el Partido Comunista nunca gobernó la isla.
Inmediatamente después de aterrizar, Nancy Pelosi declaró que Estados Unidos seguirá apoyando la democracia en Taiwán. De hecho, la isla ocupa el octavo lugar en el ranking mundial de democracia, e incluso el primero en Asia. Ni comparación con la dictadura de Pekín, a la que los críticos en el internet chino solo llaman “Corea del Oeste”.
Demócratas y republicanos estadounidenses, de acuerdo sobre Taiwán
Pelosi fue recibida por el ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, y se reunió con la presidenta, Tsai Ing-wen. Ambas mujeres son consideradas políticas consecuentes y de firmes convicciones. Tsai reiteró que Taiwán hará todo lo posible para defenderse del vecino agresor. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, enfatizó una y otra vez el año pasado que Washington quería brindar apoyo militar a Taiwán en caso de una invasión china.
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Esa ha sido la posición de EE. UU. desde que su política hacia Taiwán se formalizó por primera vez en la Ley de Relaciones con Taiwán, de 1979. Hay una China, y esa es la República Popular. La República China, el territorio de retirada del derrotado Partido Nacionalista luego de la guerra civil, sigue existiendo en Taiwán. La política de Taiwán es uno de los pocos temas en el Congreso de EE. UU. sobre el que hay consenso entre demócratas y republicanos. Washington siempre ha “reconocido” que Pekín afirma que Taiwán es parte de su territorio, pero nunca la ha respaldado esa afirmación. Más bien, siempre ha sido parte de la política estadounidense que el statu quo no debe cambiarse por la fuerza y en contra de la voluntad del pueblo de Taiwán. Pero eso es exactamente lo que quiere ahora el presidente chino, Xi Jinping.
La reacción de China consiste ahora en bloqueos del paso de bienes hacia y desde Taiwán, así como una maniobra militar delante de sus costas. Eso, según dice el gobierno de Taipéi, está aislando casi totalmente al país del resto del mundo. Nancy Pelosi tuvo que tomar una ruta de vuelo alternativa, justamente porque en ese ejercicio militar se utiliza munición real, para que no se disparara contra su avión.
Bloqueo marítimo: ¿inicio de una invasión?
De hecho, Pekín está cercando a Taiwán: desde el 4 hasta el 7 de agosto se llevarán a cabo maniobras militares en seis lugares alrededor de la isla democrática. El Ejército de la República Popular China ya se encuentra en puntos neurálgicos desde los cuales podría partir la invasión de Taiwán.
En todos los escenarios que los estrategas del Ejército han concebido respecto de una anexión y ocupación de Taiwán por parte de la República Popular China, el bloqueo marítimo de Taiwán cumple un papel decisivo. Es decir, la situación puede escalar tras la partida de la visitante de Estados Unidos. La visita de Pelosi ha dejado claro al mundo, una vez más, qué es China: un inmenso país –que pronto será la mayor economía del planeta–, que presiona a una pequeña nación insular para que se someta a China. Una China que actúa así, es una China que está demás.
Alexander Görlach es miembro sénior del Consejo Carnegie de Ética en Asuntos Internacionales e investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford. Después de estancias en Taiwán y Hong Kong, esa región del mundo, especialmente el surgimiento de China y lo que significa para el mundo libre, se convirtió en su tema central. Ha ocupado diversos cargos en la Universidad de Harvard y la Universidad de Cambridge.