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Talibanes preparan gobierno en medio de protestas de mujeres
Mientras que los talibanes alistan el anuncio de cómo será la composición del nuevo gobierno, cientos de mujeres salen a las calles a protestar.
Los talibanes anunciaron el jueves que están a punto de formar un nuevo gobierno en Afganistán que será sometido a un intenso escrutinio internacional, especialmente en cuanto al respeto a los derechos de las mujeres, que llevaron a cabo una inusual manifestación.
El anuncio del gabinete podría producirse después de la plegaria del viernes por la tarde, indicaron dos fuentes talibanas a la AFP, con el movimiento insurgente asumiendo directamente el poder apenas días después de la retirada de Estados Unidos tras dos décadas de guerra.
Si bien los países occidentales han adoptado una actitud precavida ante las promesas del movimiento de imponer un régimen más moderado que el que impusieron entre 1996 y 2001, aparecen señales de cierta interacción con las nuevas autoridades.
Las Naciones Unidas anunciaron la reanudación de los vuelos humanitarios entre la capital de Pakistán, Islamabad, y las ciudades de Mazar-i-Sharif en el norte y Kandahar en el sur. Las empresas estadounidenses Western Union and Moneygram reiniciaron sus servicios de giro de dineros, del que dependen muchos afganos para sobrevivir.
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Catar afirmó estar trabajando para reabrir el aeropuerto de Kabul y los ministros de Exteriores italiano y británico viajarán en días próximos a países de la zona para discutir la cuestión de los refugiados que todavía quieren escapar de los talibanes.
Además, un portavoz talibán aseguró que el ministro de Asuntos Exteriores chino les prometió mantener abierta su embajada en Kabul.
“No tenemos miedo”
Pero según un alto responsable talibán, “podría no haber” mujeres a cargo de ministerios o en puestos de responsabilidad. Durante su período en el poder entre 1996 y 2001, marcado por una aplicación estricta de la ley islámica, las mujeres desaparecieron del espacio público afgano.
Este jueves, en la localidad de Herat, capital cosmopolita del oeste de Afganistán, medio centenar de mujeres protagonizaron una inusual manifestación para reivindicar su derecho a trabajar y pedir participación en el nuevo Ejecutivo.
“Es nuestro deber tener educación, trabajo y seguridad” corearon al unísono las manifestantes. “No tenemos miedo, estamos unidas”, agregaron. “Queremos que los talibanes acepten hablar con nosotras”, dijo a la AFP una de las organizadoras de la protesta, Basira Taheri.
Entre las 122.000 personas afganas y extranjeras que huyeron de Afganistán en las últimas semanas gracias a las evacuaciones organizadas por los occidentales, figuraba la primera mujer periodista afgana que entrevistó a un responsable talibán en directo en la televisión.
Beseshta Arghand, periodista de la cadena privada afgana Tolo News, tuvo que huir a Catar, temiendo por su vida, cuando los islamistas se hacían con el poder. “Quiero decir a la comunidad internacional: por favor, hagan algo por las mujeres afganas”, declaró el miércoles a la AFP.
Una economía destruida
Por otro lado, el nuevo gobierno afgano tendrá ante sí una inmensa tarea: reconstruir una economía devastada por dos décadas de guerra y dependiente de la ayuda internacional, en gran medida congelada tras la toma del poder por los talibanes.
En las calles de Kabul, ésta es la gran preocupación. “Con la llegada de los talibanes, se puede decir que hay seguridad, pero los negocios están bajo cero”, explicó a la AFP Karim Jan, un comerciante de electrónica. Los talibanes deben encontrar urgentemente fondos para pagar sueldos de funcionarios y mantener en estado de funcionamiento las infraestructuras vitales (agua, electricidad, comunicaciones).
Una de sus prioridades será el funcionamiento del aeropuerto de Kabul, esencial para que llegue el apoyo médico y humanitario que necesita el país. Naciones Unidas alertó a principios de semana de una inminente “catástrofe humanitaria” y pidió que se garantice la salida del país a aquellos que lo deseen.
Turquía dijo el jueves que estaba estudiando con los talibanes y otros interlocutores asumir un papel en la gestión del aeropuerto.