MUNDO

Tensión en Europa por la apertura de fronteras turcas a miles de migrantes

Turquía reabrió sus fronteras para permitir el paso a migrantes sirios que se dirigen hacia Europa. Esta decisión, que incumple lo pactado en 2016 con la Unión Europea, podría reactivar la crisis migratoria que padeció el continente en 2015.

2 de marzo de 2020
Se espera la llegada de unos 13.000 sirios a las costas griegas en los próximos días. | Foto: AP

A raíz de la nueva ola de violencia que se presenta en Siria, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, ordenó reabrir sus fronteras con Grecia para permitir el paso de desplazados sirios que quieran llegar a Europa. La decisión del mandatario fue duramente rechazada por la Unión Europea (UE) porque rompe el pacto de 2016, en el que Ankara se había comprometido a impedir el paso de migrantes hacia territorio europeo. El acuerdo también le permitía a los europeos devolver a Turquía a los desplazados que no cumplieran con ciertos requisitos.

Durante 2015 más de 1,8 millones de migrantes entraron a Europa. Aproximadamente un 84 por ciento de ellos lo hizo a través de Turquía, cruzaban el Egeo y así llegaban a las costas griegas, en donde algunos permanecían mientras otros se dirigían a distintos países europeos. El flujo migratorio se volvió incontenible y los naufragios de las embarcaciones sirias dejaban muertes de hasta 700 personas.

Recep Tayyip Erdogan le ha insistido varias veces tanto a la OTAN como a la Unión Europea, para recibir apoyo en el conflicto sirio, pero no lo ha conseguido. Foto: AP

Esta situación impulsó a la Unión Europea a llegar a un acuerdo con Turquía. Este empezó a regir el 20 de marzo de 2016 y tenía como propósito disminuir la llegada de migrantes a Europa a través del Egeo. Con el pacto, Grecia tenía la autorización de devolver a Turquía a aquellos migrantes que no pidieran asilo o en caso de que su demanda fuera rechazada. A cambio de ello, la UE prometió entregar 6.000 millones de euros a Turquía con el fin de financiar la acogida de refugiados en su país.

El objetivo del acuerdo se cumplió, pues la cifra de desplazados que llegaron a territorio europeo disminuyó drásticamente. Sin embargo, con la decisión del presidente Erdogan y la nueva ola de violencia en Siria, la migración puede volver a dispararse. 

Esa es precisamente la preocupación por la cual hoy Grecia y Turquía están enfrentados. Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, anunció que se espera la llegada de unos 13.000 sirios a las costas griegas en los últimos días. Aunque la cifra puede aumentar. De hecho, solo el fin de semana llegaron cerca de 500 migrantes a Grecia, una cifra sustancialmente mayor en comparación con los últimos meses en los cuales llegaron máximo 300 personas. 

Frontex también anunció a través de su cuenta de Twitter el plan que se llevará a cabo con Grecia para afrontar la ola de migrantes. "El Director Ejecutivo de Frontex acordó hoy lanzar una intervención fronteriza rápida para ayudar a Grecia a lidiar con la gran cantidad de migrantes en sus fronteras exteriores".

La apertura de fronteras turcas alertó a la Unión Europea, la cual anunció su apoyo a Grecia ante el inminente aumento de migrantes al que está expuesto. El propio Erdogan advirtió que "millones de migrantes" llegarán a Europa en los próximos días, sin embargo las cifras ofrecidas por el gobierno turco difieren de la realidad. 

Süleyman Soylu, el ministro del Interior de Turquía, había advertido que 76.000 sirios había partido hacia Grecia desde Turquía, pero al comparar este número con las de otras organizaciones como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el número de migrantes llega, por ahora, hasta los 13.000. 

Reacciones ante la apertura de fronteras

Las críticas y comentarios de la comunidad europea frente a la decisión de Turquía no se hicieron esperar. Al respecto, Alemania afirmó estar seguro de que Erdogan va a respetar el acuerdo así como la UE lo ha hecho, ya que a la fecha, han entregado 3.200 millones de euros, de los 6.000 pactados en el acuerdo. 

Grecia, el mayor afectado de todo esto, declaró el domingo en alerta máxima la situación en sus fronteras y además anunció la suspensión de asilo de todos los refugiados que la soliciten. Sin embargo, por más de que el país haya aumentado la seguridad en las costas y estén advirtiendo constantemente a los barcos con inmigrantes que tienen prohibido el ingreso, ha sido muy difícil controlar la situación.

A propósito, un video ronda en redes sociales en donde se ve a los guardacostas griegos impidiéndole a una embarcación de migrantes llegar a Grecia. Al respecto las autoridades griegas argumentaron que: "Nadie puede cruzar las fronteras griegas. Todos aquellos que intenten entrar, serán detenidos. Además las cifras de personas anunciadas por Turquía son falsas. Entrar a Grecia está estrictamente prohibido, tenga en cuenta que tratar de entrar traería consecuencias severas". 

El sábado devolvieron a unas 10.000 personas que, según el gobierno griego, no venían desde Idlib, Siria, sino de Afganistán, Somalia y Pakistán

También se presentaron episodios xenófobos cuando habitantes de la isla Lesbos, en Grecia, incendiaron un centro para refugiados, con el fin de evitar su llegada al lugar. Incluso un grupo de griegos logró evitar que una embarcación llegara a la isla gritando "¡Regresen a Turquía!".

El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, solicitó una reunión extraordinaria la próxima semana para buscar una salida a la terrible crisis humanitaria que ha dejado el conflicto en Siria. 

Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, también se refirió a la crisis actual y le pidió a Erdogan respetar el pacto de 2016. Además, afirmó que esta situación era un "desafío europeo", de alta preocupación. En su cuenta de Twitter, la presidenta expresó "nuestra principal prioridad es asegurar que Grecia y Bulgaria tengan nuestro apoyo. Estamos preparados para proporcionar asistencia adicional, incluso a través de #Frontex en la frontera terrestre".

Recep Tayyip Erdogan, por su parte, trató de justificar sus actos al decir que era hora de que Europa "se haga cargo de su parte de la carga" en la crisis migratoria. 

¿Presión a través de los desplazados?

Turquía está abiertamente involucrada en el conflicto sirio, así como lo está Rusia. Este último apoya al régimen de Bashar Al Asad, mientras que el gobierno de Erdogan apoya a los rebeldes que están en contra de las políticas de Al Asad. 

Las tropas turcas sufrieron una de sus peores bajas desde 2916, cuando 33 soldados murieron en un ataque del régimen sirio. A raíz de esto se llevaron a cabo multitudinarios funerales para rendirles homenaje a los combatientes. Foto: AP

La semana pasada, Turquía sufrió una de sus peores bajas desde que entró a esta guerra en 2016. 33 soldados turcos murieron por un ataque del régimen sirio en Idlib, apoyado por Rusia. Esto encendió las alarmas del gobierno de Erdogan, quien desde diciembre ha pedido repetidamente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) su ayuda en el conflicto sirio. 

Ante esta nueva ola de violencia y de migración que ha dejado la guerra, Erdogan reiteró su solicitud de ayuda a la OTAN y afirmó que espera una llamada telefónica de la organización en donde se confirme su apoyo. 

Por esta razón, muchos han entendido el actuar de Erdogan como una forma de presión sobre la comunidad europea y la OTAN para recibir su apoyo en el conflicto sirio y poder derrotar a las tropas de Al Asad y por ende las rusas.

Al respecto, la canciller alemana, Angela Merkel, expresó en una rueda de prensa que es ‘inaceptable‘ la decisión de Turquía porque, para Merkel, Erdogan está haciendo política exterior a costa de los refugiados. Además, expresó su comprensión hacia Turquía por la cantidad de migrantes que está recibiendo, pero para ella, la solución no está en mandarlos hacia Europa. 

La canciller concluyó su discurso ofreciendo más apoyo económico a Turquía y expresó la voluntad de la comunidad europea para reunirse y hablar sobre la crisis migratoria. 

Idlib: el epicentro del conflicto

Esta nueva ola de violencia en Siria, se debe principalmente a Idlib. Esta provincia al norte del país, es el último bastión de los rebeldes, lo que en otras palabras significa que es el último territorio a manos de grupos antigubernamentales, que no ha podido ser retomado por el régimen de Al Asad. 

La guerra, pues, se recrudeció cuando las tropas sirias emprendieron su operación de conquista hacia Idlib, provocando enfrentamientos que ya han dejado 948.000 desplazados (según cifras de Naciones Unidas del 26 de febrero). Y desde que empezó la guerra hace nueva años, la cifra de muertes asciende a 380.000. 

Los niños han sido los principales afectados en esta guerra que lleva nueve años. Ha causado la muerte de 12.000 y según UNICEF, existen 8.400 millones de menores afectados por el desplazamiento u otras causas. Foto: AP

A pesar de los enfrentamientos en tropas opuestas, tanto Rusia como Turquía quieren evitar el conflicto directo ya que ambos son aliados. Por lo cual, Erdogan y Vladimir Putin, presidente ruso, se reunirán el jueves en Rusia para negociar una solución al conflicto, además de un alto al fuego, necesario para la región ante una guerra que se salió de control.

Adicional a ello, Merkel y Erdogan tuvieron una conversación vía telefónica en la que hablaron de la necesidad de aplicar un ‘alto el fuego‘ entre el régimen y los rebeldes para evitar una mayor escalada del conflicto, como también discutieron sobre darle otra solución al la llegada masiva de migrantes.