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Terremoto en Haití: la conmovedora historia de la iglesia que ha llorado sus muertos
El padre de una parroquia de Puerto Príncipe ha visto de frente el dolor más profundo. “El mayor de los muertos tenía 24 años. Lo duro es que una mujer que tenía dos hijos, de 18 y 3 años, los haya perdido a los dos”, lamenta.
Haití vive una verdadera tragedia. Cada día los muertos del terremoto aumentan, mientras el país aún enfrenta la crisis política tras el asesinato de su presidente y la llegada de una tormenta tropical de gran intensidad. Mientras toda esa catástrofe sigue su curso, con su campanario y sus muros amarillos en contraste con el cielo tropical de Haití, la iglesia de la Inmaculada Concepción resplandeció durante años en la comunidad de Les Anglais.
Pero en unos segundos el sábado esa joya arquitectónica se precipitó bajo la sacudida de un violento terremoto, que transformó el edificio en una tumba de escombros para los fieles que ahí fallecieron. “Tenía misa a las 6:30 de la mañana, acababa de celebrarla y había entrado en el presbiterio sólo para tomar un café antes de volver a celebrar bautizos” cuando se derrumbó el edificio religioso construido en 1907, dijo el padre Wilson Exantus André, el cura de la parroquia.
A las 8:29 de la mañana, hora local, un terremoto de 7,2 grados de magnitud sacudió el sur del país más pobre del Caribe, reduciendo en cuestión de segundos toda la fachada y el campanario de la iglesia a un montón de escombros. Al menos diecisiete personas murieron.
“El mayor de los muertos tenía 24 años. Lo duro es que una mujer que tenía dos hijos, de 18 y 3 años, los haya perdido a los dos”, lamentó el clérigo, todavía conmocionado el lunes. En total, algo más de 1.400 haitianos murieron a causa del terremoto, según un balance aún provisional.
En la parroquia de la Inmaculada Concepción, todos los cuerpos de las víctimas han sido retirados de las ruinas. Los bancos de madera aún permanecen en la iglesia, enmarañados entre las piedras que formaban el campanario.
“Unos segundos”
“Era una iglesia preciosa con una arquitectura muy bella. Formaba parte del patrimonio nacional, era el orgullo de Les Anglais, aquí no se perdía ocasión de hablar de ello, pero en unos segundos ese orgullo desapareció”, se lamenta el sacerdote.
Sólo una parte de la nave y el techo de chapa ondulada resistieron el terremoto y sus constantes réplicas. Muchas personas también quedaron atrapadas bajo los escombros tras el temblor, pero afortunadamente la iglesia pudo contar con la ayuda de una empresa constructora taiwanesa que realizaba obras en la entrada de la ciudad.
“Se les llamó rápidamente y vinieron con su maquinaria pesada para ayudarnos a rescatar a la gente”, dice el párroco. Gracias a la intervención de este equipo, dos personas fueron rescatadas con vida. Fueron trasladadas inmediatamente al hospital de la ciudad de Port-à-Piment, a unos veinte kilómetros de distancia.
En la plaza de Les Anglais, algunos de los habitantes de la pequeña ciudad costera estaban de pie frente a las ruinas de su iglesia. Como en toda la zona del terremoto, todos se cuentan dónde estaban cuando la tierra tembló.
“Es una verdadera tragedia, de verdad. No podemos creer lo rápido que cayó todo”, dice uno de ellos. Cada uno de ellos detalla también la lista de sus familiares muertos durante la catástrofe.
En lo que era la plaza de la iglesia, un pequeño zapato negro de niño todavía yace, emblanquecido por el polvo. Dos días después del potente terremoto que sacudió Haití, matando a más de 1.400 personas, los trabajadores de rescate se afanaban en la búsqueda de desaparecidos posiblemente atrapados en las ruinas, mientras una tormenta amenaza este lunes con empeorar aún más la situación.
Además llegó la tormenta
La depresión tropical Grace descarga lluvias torrenciales sobre Haití y amenaza con dejar inundaciones y deslizamientos de tierra en esta nación y la vecina República Dominicana, advirtió el estadounidense Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami.
Pero Haití, que padeció recientemente un magnicidio, aún lidia con el desastre de un potente terremoto el sábado en la mañana. Según las últimas cifras de Protección Civil divulgadas la tarde del lunes, la catástrofe dejó 1.419 muertos, más de 6.900 heridos y una cifra superior a 37.000 viviendas destruidas o dañadas.
En la pequeña ciudad costera de Port Salut, al igual que en el resto de las zonas afectadas, los residentes se enfrentaban a un dilema: permanecer al aire libre para protegerse de las réplicas, o trasladarse a los edificios dañados para refugiarse del fuerte temporal por la depresión tropical Grace.
El hospital de la ciudad decidió intentar proteger a los pacientes que se hacinan en el patio bajo lonas de plástico desde el terremoto y desde el mediodía del lunes los pacientes fueron trasladados al interior de las instalaciones a pesar del temor a las réplicas.
“Los médicos nos piden que volvamos bajo la losa de hormigón esta noche, pero hasta ahora no estamos seguros. Todavía está temblando, así que por eso estamos fuera”, decía Wilfried Labaye, de 41 años, antes de que se tomara la decisión de meter a todo el mundo dentro. Su esposa, Esperance Rose Nadine, de 36 años, yacía en el suelo a su lado. Sus dos piernas fueron aplastadas cuando su casa en las montañas cercanas se derrumbó. Labaye estaba preocupado no sólo por la salud de su esposa sino también por el clima, del que no pueden escapar. “No sé cómo será esta tormenta”, dijo.
Ayuda internacional
Junto a las enfermeras que atienden a los heridos, Aline Cadet, una comadrona de 26 años, estaba también angustiada por los informes meteorológicos. “Psicológicamente no estamos bien. No tenemos ni idea de cómo nos las vamos a arreglar”, dijo. “Hay mujeres embarazadas aquí, algunas han perdido a sus bebés en caídas o lesiones”.
Muchos países, entre ellos Estados Unidos, República Dominicana, México y Ecuador, ofrecieron su ayuda enviando personal, raciones de emergencia y equipos médicos. El ejército estadounidense anunció el lunes la formación de una misión militar conjunta y desplegó un equipo encargado de evaluar la situación en las zonas afectadas con recursos de observación aérea, tras el sismo de 7,2 de magnitud.
También se han movilizado cuatro helicópteros para el transporte. El objetivo es “hacerse una idea de los daños”, dijo el lunes el portavoz del Pentágono, John Kirby. Las imágenes aéreas tomadas por los equipos estadounidenses “ayudarán a determinar qué ayuda se necesita, dónde y cuándo”.
Los socorristas trabajaban en las zonas afectadas con camiones y retroexcavadoras como en la localidad de Los Cayos, cerca del epicentro del terremoto, a unos 160 km de la capital haitiana, Puerto Príncipe. El primer ministro haitiano, Ariel Henry, quien declaró estado de emergencia durante un mes en los cuatro departamentos afectados por la catástrofe, agradeció el domingo a la comunidad internacional.
“Queremos dar una respuesta más adecuada que en 2010 tras el terremoto. Toda la ayuda que venga del exterior debe ser coordinada por la Dirección de Protección Civil”, exigió el jefe de gobierno. También pidió a sus conciudadanos que dieran muestras de “unidad nacional”.
“Olvidemos nuestras rencillas”, pidió Henry, quien dirige el país más pobre de América tras el asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 de julio. El terremoto de magnitud 7 del 12 de enero de 2010 devastó la capital y varias ciudades provinciales.
Más de 200.000 personas murieron y más de 300.000 resultaron heridas en aquella catástrofe, mientras que más de 1,5 millones de haitianos se quedaron sin hogar.
*Reportaje de AFP