Esta vista aérea muestra edificios derrumbados en Hatay, sureste de Turquía, el 8 de febrero de 2023, dos días después de que un fuerte terremoto azotara la región. - Los equipos de búsqueda seguían sacando sobrevivientes el 8 de febrero de los escombros del terremoto que mató a más de 11.200 personas en Turquía y Siria, incluso cuando se reducía la ventana para los rescates. Durante dos días y noches desde el terremoto de magnitud 7,8, miles de buscadores han trabajado en temperaturas bajo cero para encontrar a los que siguen con vida debajo de los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera. (Foto de DHA (Agencia de noticias Demiroren) / AFP) /
Esta vista aérea muestra edificios derrumbados en Hatay, sureste de Turquía, el 8 de febrero de 2023, dos días después de que un fuerte terremoto azotara la región. - Los equipos de búsqueda seguían sacando sobrevivientes el 8 de febrero de los escombros del terremoto que mató a más de 11.200 personas en Turquía y Siria, incluso cuando se reducía la ventana para los rescates. Durante dos días y noches desde el terremoto de magnitud 7,8, miles de buscadores han trabajado en temperaturas bajo cero para encontrar a los que siguen con vida debajo de los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera. (Foto de DHA (Agencia de noticias Demiroren) / AFP) / | Foto: AFP

MUNDO

Terremoto en Turquía | ¿Por qué los geólogos aún no logran anticiparlos pese a tantos avances tecnológicos?

Los geólogos conocen bien las fallas que van a producir sismos importantes, pero no pueden determinar cuándo. Se trata de fenómenos dinámicos caóticos.

8 de febrero de 2023

Dos terremotos de magnitud 7,8 y 7,5 en la escala de Ritcher sacudieron a Turquía y Siria el lunes 6 de febrero. Los sismos se han saldado con más de 8.000 fallecidos y miles de heridos. Ante semejante catástrofe, cabría preguntarse una vez más por qué, dada la tecnología de la que disponemos hoy en día, este tipo de fenómenos siguen pillándonos desprevenidos.

Turquía
Los miembros del equipo de rescate buscan personas en edificios destruidos en Elbistan, sur de Turquía, el miércoles 8 de febrero de 2023. (AP Photo/Francisco Seco) | Foto: AP

Lamentablemente, no todo es predecible en ciencia. En general, el futuro no es predecible. No se puede predecir el clima con exactitud más allá de una semana, ni se pueden predecir los terremotos. Y esto no es culpa de los meteorólogos ni de los geólogos. Recordemos el principio de indeterminación de Heisemberg: o sabemos la velocidad de un electrón, o su posición. Las dos cosas a la vez no se puede.

Las zonas críticas de la cuenca mediterránea

Los geólogos tenemos muy bien cartografiadas las fallas –fracturas en la corteza terrestre producidas por un desplazamiento entre dos bloques de roca– que van a provocar sismos importantes.

La magnitud máxima del terremoto que una falla puede generar depende de su longitud. En Europa y la cuenca mediterránea, la falla de mayor recorrido es la del norte de Anatolia, similar a la falla de San Andrés en California. Las del norte y este de Anatolia, junto con la del Jordán, son fallas en dirección (desgarres).

This aerial view shows residents searching for victims and survivors amidst the rubble of collapsed buildings following an earthquake in the village of Besnia near the town of Harim, in Syria's rebel-held noryhwestern Idlib province on the border with Turkey, on February 6, 2022. - Hundreds have been reportedly killed in north Syria after a 7.8-magnitude earthquake that originated in Turkey and was felt across neighbouring countries. (Photo by Omar HAJ KADOUR / AFP)
Esta vista aérea muestra a los residentes que buscan víctimas y sobrevivientes entre los escombros de los edificios derrumbados luego de un terremoto en la aldea de Besnia, cerca de la ciudad de Harim, en la provincia noroccidental de Idlib en Siria, controlada por subversivos, en la frontera con Turquía, el 6 de febrero de 2022 (Photo by Omar HAJ KADOUR / AFP) | Foto: AFP

En el Egeo, la actividad sísmica es muy notable y está asociada a fallas normales (extensivas), mientras que los sismos de mayor magnitud deberían producirse en zonas de subducción (Creta-Chipre, Calabria) o protosubducción, como en las montañas Tell al norte de Argelia, donde se produjo un sismo de magnitud 7,3 en 1980 en la ciudad de El Asnam.

Cada país tiene su red sísmica de vigilancia, aunque hay un servicio a nivel europeo-mediterráneo en Suiza, el Centro Sismológico Euromediterráneo (CSEM). En España la entidad responsable es el Instituto Geográfico Nacional. Estos sistemas localizan los sismos en tiempo real y, para los de mayor magnitud, obtienen cómo se mueve la falla asociada.

Una cuestión de probabilidad

Sabemos que los terremotos van a suceder en estas zonas, pero no podemos determinar cuándo. Los intentos de predecir terremotos a partir de métodos geodésicos no funcionan. Pueden determinar dónde se están acumulando deformaciones, pero no cuándo se va a producir la rotura. El ritmo de ocurrencia de los terremotos no es periódico. En Sumatra ha habido tsunamis cada 80 años en los últimos 800 años, pero antes hubo un período de 1.000 años sin ellos.

Rescuers search for survivors through the rubble in Sanliurfa, on February 6, 2023, after a 7.8-magnitude earthquake struck the country's south-east. - At least 284 people died in Turkey and more than 2,300 people were injured in one of Turkey's biggest quakes in at least a century, as search and rescue work continue in several major cities. (Photo by AFP)
Los rescatistas buscan supervivientes entre los escombros en Sanliurfa (Turquía), el 6 de febrero de 2023, después de que un terremoto de magnitud 7,8 azotara el sureste del país. (Photo by AFP) | Foto: AFP

El clima y la ocurrencia de terremotos son producto de sistemas dinámicos caóticos y, por lo tanto, el grado de predictibilidad es bajo o muy bajo. No se trata de que tengamos computadoras más potentes o mejores algoritmos. Los sistemas dinámicos caóticos son muy poco predecibles. En el suroeste de la península ibérica hubo un terremoto y tsunami enormes en 1755, cuando tuvo lugar el gran terremoto de Lisboa. ¿Va a volver a pasar? Seguro. ¿Cuándo? Mañana o dentro de 1.000 años. La única aproximación posible es la probabilística.

Por ejemplo, hay un 50 % de probabilidad de que ocurra de nuevo un tsunami que arrase Matalascañas. Pero, ¿qué quiere decir eso? Pues es lo mismo que decir que en un partido de fútbol entre el Real Madrid y el Leganés, la probabilidad de que gane el primero es de un 60 %, de que empate es del 20 % y de que pierda es de un 20 %. Nadie puede hacerse rico con ese tipo de análisis. El Leganés ha ganado en alguna ocasión.

La placa turca, disparada hacia Grecia

Pero vayamos a Turquía. Los geólogos sabemos por qué ha ocurrido. Las placas africana, arábiga y de la India se aproximan, en dirección norte-sur, a la de Eurasia. El resultado es la formación del Himalaya, de los Montes del Cáucaso, los Zagros y la zona de subducción al sur de Creta.

Este acortamiento produce el “escape” tectónico del bloque turco hacia el oeste, a favor de dos grandes fallas en dirección: la del norte de Anatolia, lateral derecha (el bloque que limita la falla se mueve hacia la derecha), y la del este de Anatolia, lateral izquierda (el bloque que limita la falla se mueve hacia la izquierda).

Placas tectónicas y fallas responsables del terremoto de Turquía (marcado en rojo). Author provided a The Conversation
Placas tectónicas y fallas responsables del terremoto de Turquía (marcado en rojo). Author provided a The Conversation | Foto: Author provided a The Conversation

El escape tectónico es como el “efecto espinilla”. Si apretamos una con los dedos en dirección paralela a un espejo, su interior sale disparado perpendicularmente hacia el espejo. En este caso, los “dedos” son Eurasia y Arabia, y la “espinilla”, el bloque turco (placa de Anatolia), que sale disparado hacia el oeste, hacia Grecia, hasta la zona de subducción de Creta y Chipre. En este caso, y dada la magnitud del sismo, toda la falla del este de Anatolia ha roto, ayudando a expulsar a Turquía hacia el oeste.

¿Y qué podemos hacer entonces? Para mí, lo más sensato es construir edificios e infraestructuras que puedan soportar los terremotos. No es tan caro. No tanto como los miles de muertos que ha habido en Turquía y Siria, o los que habrá en Lisboa, Huelva o Granada. ¿Cuándo? Pues puede que mañana.

Por: Gerardo de Vicente Muñoz

Catedrático del Departamento de Geodinámica, Estratigrafía y Paleontología, Universidad Complutense de Madrid

Artículo publicado originalmente en The Conversation

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