PERFIL

Younes Abouyaaqoub: de estudiante ejemplar a sembrar el terror en Barcelona

Sus allegados lo describieron como "tímido, buen estudiante y fanático de los carros y el fútbol". Así era el hombre de 22 años que se convirtió en el autor material del atropello en la Rambla, en la que murieron 15 personas y más de 120 quedaron heridas.

21 de agosto de 2017
El joven tenía 22 años. | Foto: AFP

Younes Abouyaaqoub nació en 1995 en Mrirt, Marruecos. Cuando cumplió cuatro años se trasladó con su familia a Ripoll, España y desde entonces vivieron en este lugar. Estudió en el colegio público Joan Maragall, donde se destacó como un estudiante excelente. Luego ingresó en el Institut Abat Oliba. Allí logró sin dificultades el Grado Superior de Electromecánica. Era un estudiante ejemplar. Sus amigos lo definen como “tranquilo, tímido, nunca se metía en líos, amante de los carros y el fútbol”. Ninguno de sus allegados se imaginaría que se convertiría en el autor de un atentado en el que murieron 15 personas y más de 120 personas quedaron heridas.

En la tarde del pasado jueves 17 de agosto Abouyaaqoub condujo a toda velocidad una camioneta por la turística avenida de las Ramblas en Barcelona. Atropelló indiscriminadamente a varias personas que paseaban por el lugar que estaba atestado de gente, como casi siempre a esa hora. Abandonó el vehículo y huyó por el popular mercado de La Boquería.

Acuchilló a Pau Pérez, un español de 34 años que estacionaba su carro. Puso el cadáver en la parte trasera del auto y se dirigió al sur de la ciudad. Logró saltarse el control policial catalán. Su rastro se perdió a pocos kilómetros. Esa noche, su hermano menor, Houssaine, de 17 años, cayó por las balas de la policía. Ambos hacían parte de una célula terrorista del Estado Islámico.

Cuatro días después, cuando su foto ya había ocupado los primeros lugares de la prensa en varios lugares del mundo, una mujer alertó a la policía sobre la presencia de Abouyaaqoub en la zona de Sant Sadurní de Noia, al este de Barcelona. Una patrulla rural se topó con el sospechoso que estába escondido entre los viñedos. Abouyaaqoub gritó "Alá es grande" y abrió la chaqueta mostrando un cinturón de explosivos que resultó ser falso. Lo abatieron a disparos.

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La policía dio por concluido "el núcleo de la operación", que acaba con ocho yihadistas muertos y cuatro detenidos. Los cuatro arrestados deben presentarse el martes en Madrid ante un juez de la Audiencia Nacional, alto tribunal especializado en casos de terrorismo.              

“Era un tío de puta madre. De verdad, un tío de puta madre”, dijo uno de los amigos de Abouyaaqoub al diario El País de España. “Ya sé que cuesta creer esto, sobre todo después de lo que pasó. Pero es que de verdad lo era”, insistió el joven, quien estaba acompañado de amigos que no salían del asombró con lo sucedido.

Sus amigos dijeron que el joven de 22 años tenía dos pasiones: los carros y el fútbol. Los chicos recordaron que obtuvo la licencia de conducción cuando cumplió 18 años y luego se compró un "Seat Ibiza, un BMW que vendió después de estrellarse con él y un Citroen C5. Le gustaba ir a hacer trompos”. En cuanto al fútbol, llegó a jugar con los juveniles del equipo de su pueblo, el Ripoll CF. “También jugábamos en el barro, en la carretera de Barcelona. Era un crack”, afirmó un uno de los jovenes.

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La madre de Abouyaaqoub, Ghanno Gaanimi, está destrozada. En poco tiempo se enteró que dos de sus cinco hijos pertenecían al grupo terrorista. En menos de una semana ambos murieron violentamente y se convirtieron en la vergüenza de su familia. Sus familiares dijeron a la prensa española que Gaanimi no ha dormido desde el atentado, que solo llora. Y que por eso varias mujeres la han acompañado y la han ayudado a cuidar a su hija menor, una pequeña de tres años.

El viernes pasado Gaanimi apareció en la plaza del ayuntamiento de Ripoll y le pidió públicamente a su hijo que se entregara. Desde entonces se resguardó en su casa, en la calle Santa Magdalena, para evitar el acoso de los periodistas.

Según las investigaciones de la policía, el marroquí Abdelbaki Es Satty fue un hombre clave en el adoctrinamiento de los jóvenes involucrados con el atentado. Era una persona religiosa que estuvo encarcelada en España entre 2010 y 2014 por tráfico de drogas. Este hombre murió el miércoles pasado en el incendio de una casa en Cambrils, donde el grupo preparaba atentados de mayor envergadura.

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"Younes vivía normalmente, tenía trabajo, todo. ¿Cómo lo hacen para comerles el coco?", se preguntó uno de los vecinos de la familia. "Hace dos años que Younes y Houssaine comenzaron a radicalizarse, bajo la influencia de Es Satty ", dijo el abuelo.

Desde el doble atentado en Barcelona y Cambrils, la localidad de 11.000 habitantes que vio crecer a los jóvenes no sale de su estupefacción. Y en las Ramblas de Barcelona, varios centenares de musulmanes se manifestaron la tarde este lunes en rechazo al terrorismo. "Somos musulmanes, no terroristas", se leía en varias pancartas.

Las 15 víctimas mortales, siete mujeres y ocho hombres, ya fueron identificadas: cinco españoles, entre ellos un niño de tres años, una hispano-argentina, tres italianos, dos portuguesas, una belga, un estadounidense, un canadiense y un niño australo-británico de siete años. Siguen hospitalizadas 48 personas, de las cuales 8 están en situación crítica y 12 graves, según el último balance de Protección Civil en Cataluña.

“Alguien muy listo tuvo que lavarle la cabeza ¿eh? Muy listo. Porque Abouyaaqoub era un tío muy bueno”, lamentaron varios de los allegados del joven. 

*Con información EFE y AFP.