España
¿Tierra prometida o falsas esperanzas? Así ha sido la experiencia de migrar a España para los colombianos
Cada día son más los colombianos que deciden emigrar hacia España en búsqueda de nuevos horizontes y oportunidades para un mejor futuro. Así ha sido la vida allá para varios compatriotas.
Cientos de miles de colombianos han dejado el país en búsqueda de una mejor vida para ellos y sus familias. Solo después de Estados Unidos, España es la nación que más acoge compatriotas en el mundo. Según datos de la Cancillería, más de 500.000 están radicados permanentemente en el territorio ibérico, número que ha ido en aumento en los últimos años.
Para España, los colombianos están en el puesto número cuatro de los extranjeros que más llegan a su país. Esto no es al azar, ya que, además de la gran cantidad de compatriotas que viven en la nación ibérica, el idioma facilita mucho las cosas para los migrantes que llegan. Aunque muchos alcanzaron el éxito, para otros la experiencia ha sido más bien difícil.
En redes sociales, se han hecho virales las historias de connacionales que dejan el país para radicarse en España, pero muchos advierten que, lejos de ser un lugar donde se alcanzará la prosperidad, está lleno de retos y desafíos todos los días. “Me vine acá a buscar un nuevo futuro con una idea de que mi gran hoja de vida en Colombia iba a ser alabada en España, y no”, cuenta Natalia Marenco, colombiana que llegó a territorio ibérico hace unos años y que, a pesar de las dificultades, logró establecerse.
También hay que tener en cuenta que el país ha roto récords de migración en los últimos años. Según cifras de Migración Colombia, en 2022, 547.000 personas salieron, casi el triple de los que se registran desde 2012, ya que regularmente la migración siempre suele estar por debajo de 200.000 colombianos por año.
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Marenco manifiesta que, con el tiempo, se convirtió en asesora inmobiliaria y consiguió la estabilidad que quería. Conoció casos de personas que se demoraron hasta tres años en encontrar trabajo, ya que al llegar, por lo regular, los empleos que se ofrecen tienden a ser mal pagos y muy explotadores. También existen los casos de personas que logran ubicarse en el país sin mayores dificultades, pero los desafíos siempre existen.
“Los mayores retos han sido encontrar trabajo sin permiso, puesto que como era estudiante cuando me dieron mi residencia no podía trabajar. Era complicado buscar un trabajo que se acomodara a mis horas libres y no fuera una esclavitud”, cuenta Nicolás Castillo, quien llegó a España hace cuatro años. Manifiesta que otro de los desafíos que vivió fue el tener que enfrentarse al sistema educativo español, que, según su visión, es más difícil que el colombiano.
El trabajo es algo que parece ser lo más complicado para los migrantes. Si bien muchos aseguran que en algún momento lo conseguirán, no es para nada fácil y pueden pasar meses hasta tener empleo. Además, si se llega al país sin permiso de trabajo, todo puede complicarse. Datos de las autoridades españolas destacan las vacantes en los sectores de la construcción, agricultura, servicios, hostelería y turismo.
De igual manera, los testimonios avalan que lo más difícil es comenzar sin conocer a nadie y sin tener permiso de trabajo. Muchas veces es ahí cuando los ahorros se van agotando y llega la desesperación. “Creo que el mejor consejo para las personas que quieran venir para acá es que traigan dinero, lo suficiente para poderse mantener durante unos tres, cuatro o cinco meses, porque conseguir trabajo no es nada fácil y el costo de vida sí es mucho más alto”, relata a SEMANA Miguel Andrés López, que llegó a España hace dos años.
En algo en lo que coinciden todas las personas consultadas es que lo más difícil es dejar de lado a la familia en Colombia. Así lo cuenta Carolina Calderón: “Aquí la gente es muy independiente y están acostumbrados a su autonomía; y es difícil cambiar ese chip y aceptar que no todos los domingos vas a tener un almuerzo de día completo, con primos y tíos por decenas”.
Aun cuando hay muchas personas que consiguen establecerse en España o que esperan y logran la estabilidad que buscaban, otras tuvieron que regresar a Colombia con las ilusiones rotas. Por supuesto, no llegan con la mejor imagen del país europeo. Su experiencia no solo significó gastos y la pérdida de sus ahorros, sino que también les cortaron las alas.
“Nunca tuve la oportunidad de haberme podido quedar allá. Estuve un año y tuve muy pocos trabajos temporales, y lo que ganaba no era suficiente para poderme mantener. Al final, lo que terminé ahorrando lo usé para devolverme a Bogotá. Tristemente, nunca me sentí bienvenido en España y, a pesar de que hay cosas que sí son mejores que en Colombia, parecía que ese mundo no era para mí o, simplemente, no me alcanzó”, explica Santiago Sandoval, que volvió hace cuatro meses.
Los colombianos no la tienen fácil. Deben llegar a luchar al Viejo Continente contra retos que no habían enfrentado. Para quienes piensan migrar hacia España, el llamado es a que lo mediten y lo piensen dos veces antes de tomar una decisión tan crucial como dejar su vida en Colombia para comenzar de cero al otro lado del mundo.
“Para venir de extranjero a buscarse la vida, hay que tener mucha fuerza de voluntad, muchas ganas de tener una mejor vida y saber que se va a comer mucha mierda. Aquí los trabajadores son muy envidiosos con los extranjeros y son humillantes, y, por lo general, por ser extranjero te pagan menos y trabajas más que cualquier persona”, le cuenta Nicolás Castillo a SEMANA. “Luego vienen y están sufriendo; incluso, no aguantan y se devuelven de lo duro que les ha tocado. Después de venir lo que hay que hacer es persistir”, complementa.
En ello coincide Marenco, quien, a pesar de haber logrado que muchos colombianos se estabilicen en España, sabe que no es una decisión a la ligera. “Yo a esas personas les digo: piénsenlo dos veces, no se gasten todos los ahorros en venir a cumplir un sueño sin tener todo el conocimiento de cómo funciona y cómo va a ser el estar de manera irregular en un país. Todo tiene un montón de implicaciones y complicaciones para ustedes, y mucho más si tienen hijos y se van a venir con ellos. Piénsenlo muy bien, porque a veces es mejor seguir luchando en Colombia”.
Pese a que la situación no es fácil, hay otra cara de la moneda en la que muchos colombianos pueden atestiguar que todo puede salir bien y conseguir las cosas con las que sueñan en el continente europeo. “Ha sido duro, pero el esfuerzo ha valido la pena. Llevo casi cinco años en España y cada día confirmo que tomé la decisión correcta”, manifiesta Calderón, quien siente que, no obstante los obstáculos, la travesía ha cumplido sus expectativas.
En definitiva, si bien España puede ser una tierra de oportunidades para muchas personas, nunca será fácil emigrar a un nuevo país. Además, no hay que creer todo lo que se ve en las redes sociales, en las que siempre se muestra el lado amable de las cosas. Ante todo, es una decisión que no puede tomarse a la ligera y no todo siempre va a salir bien.
Justicia de España envió a la cárcel a colombianos responsables de tráfico de drogas desde Sudamérica
Autoridades españolas han dado a conocer que, en medio de las diligencias judiciales adelantadas en contra de un grupo de extranjeros, más precisamente colombianos, arrestados recientemente en su país, han determinado el envío de estos a la cárcel.
Lo anterior, tras la imposición de una serie de penas que van desde los diez meses hasta los 5,5 años de prisión, tras ser hallados responsables de delitos relacionados con el narcotráfico.
De acuerdo con la información revelada en el viejo continente, el grupo de procesados, procedentes de Colombia, está asociado a una organización criminal relacionada con el tráfico de sustancias prohibidas, más precisamente de cocaína, la cual era enviada a España desde puertos sudamericanos.
Además de los cargos por narcotráfico, parte de las personas ahora detenidas y puestas tras las rejas estaban relacionadas con uno de los delitos relacionados con el narcotráfico, conocido como lavado de activos o blanqueo de capitales.
Sobre este grupo de connacionales que ahora fueron enviados a la cárcel en España, las autoridades de ese país han precisado que se trata de cerca de 81 personas, de las cuales al menos 65 habrían admitido su participación en los referidos negocios criminales.
En medio del proceso también se conoció que este grupo de colombianos, al que se suman nacionales de otros países, aceptó los cargos como una media de negociación de reducción de penas.
Medios internacionales también han referido que en este grupo de procesados se destaca el nombre de una mujer identificada como Ana María Cameno, quien bajo el alias de Reina de la Coca fue enviada tras las rejas con una pena de cerca de cinco años de prisión.
Precisamente, esta mujer ya se encontraba tras las rejas, señalada de la comisión de otros delitos conexos al narcotráfico, como el atentado contra la salud pública, la dirección de grupos delictivos, el lavado de divisas y la posesión ilegal de armas.
La justicia española se ha manifestado preocupada y sorprendida por el tamaño de la organización identificada, a la cual calificó como “descomunal” y “laberíntica”, dado su modelo y estructura interna.
Sobre el poder de la organización, se ha revelado que Los Miamis eran los responsables del ingreso a España del equivalente de al menos 7,5 toneladas de cocaína; no obstante, en el juicio no se versó sobre la cantidad de droga de la que serían responsables.
Además, las autoridades siguen tras el rastro que permita identificar no solo la cantidad del alcaloide introducido, sino descifrar las complejas redes de logística y distribución de esta droga.
Entre los procesados, además de la Reina de la cocaína, hay otras personas de nacionalidad española inmiscuidas en el negocio. Es el caso del ciudadano español identificado como Artemio López Tardón, quien terminó absuelto de parte de los cargos, pero fue enviado tras las rejas al comprobarse su responsabilidad en la comisión de delitos relacionados con lavado de dinero proveniente del narcotráfico.
Además de la sentencia de cárcel, el referido cabecilla de dicha organización deberá pagarle al Estado español una suma cercana a los 85 millones de euros.