Perú
Tras fuerte presión de protestas en Perú, el presidente Pedro Castillo quitó el toque de queda
Las protestas en Perú han dejado al menos un muerto y once civiles heridos en las manifestaciones que piden la renuncia del mandatario de izquierda.
El presidente de Perú, el izquierdista Pedro Castillo, anunció el fin anticipado del toque de queda diurno que había decretado en Lima y el vecino puerto del Callao para contener protestas.
“A partir del momento vamos a dejar sin efecto esta inamovilidad (toque de queda). Corresponde llamar a la tranquilidad al pueblo peruano”, dijo Castillo sentado al lado de la presidenta del Congreso, la opositora María del Carmen Alva.
El fin del toque de queda fue recibido con vítores por centenares de manifestantes congregados cerca del edificio del Congreso y en otras partes de Lima, afirmando que le habían doblado la mano al presidente, observaron periodistas de la AFP. “El presidente Castillo anuncia que se levanta la inamovilidad. ¡El pueblo lo hizo!”, tuiteó Alva.
Algunos manifestantes chocaron con la policía cerca del Congreso, dejando un saldo de unos 25 agentes heridos, dijo el Ministerio del Interior en un comunicado. Además, algunos manifestantes “causaron daños en locales del Ministerio Público, el Poder Judicial y establecimientos comerciales del centro de Lima”, añadió. En el Palacio de Justicia, los manifestantes sustrajeron computadores y otros equipos, según la policía.
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Durante el día, patrullas militares y policiales custodiaron las semivacías calles de Lima, haciendo cumplir el toque de queda diurno decretado por Castillo para contener las protestas por el alza de precios. La medida excepcional, que debía durar hasta la medianoche del martes, fue repudiada por amplios sectores de la población, incluidos líderes de izquierda.
“Las medidas que se toman, como las que se tomaron ayer (lunes), no son para ir contra el pueblo, sino para resguardar la vida de los compatriotas”, expresó Castillo, quien enfrentó la primera protesta en los ocho meses de mandato que lleva.
Los comercios estuvieron cerrados, clases suspendidas y el transporte público casi ausente en la capital y el vecino puerto del Callao, donde viven diez millones de personas, casi un tercio de la población peruana. “Se tenía información de fuente reservada que hoy se iban a producir actos vandálicos. Esa es la razón por la que hemos tomado esta medida”, dijo el ministro de Defensa, José Gavidia, para justificar el toque de queda.
Con carteles de “Fuera Castillo” y golpeando cacerolas, los manifestantes opositores se congregaron cerca del Congreso, en la céntrica plaza San Martín y otros puntos. “Estamos marchando contra de las medidas de Castillo. El pueblo sin trabajo, con toque de queda, estamos hartos. Ya este señor debe irse a su casa”, dijo a la AFP Nelson del Carpio, un hombre de mediana edad que portaba una bandera peruana.
La policía y los militares no impidieron las marchas de protesta, sino que se limitaron inicialmente a bloquear los accesos que conducen a la sede del Congreso. El toque de queda tampoco fue respetado en la mañana por muchos limeños, que acudieron a sus sitios de trabajo. El mayor problema era la falta de transporte público.
Algunos turistas tenían dificultades para comprar alimentos en la ciudad, pues todos los restaurantes y supermercados permanecían cerrados. Por la noche, abrieron algunos bares en el distrito turístico de Miraflores, pero la mayoría de los locales de la ciudad permanecieron cerrados toda la jornada.
Los servicios de autobuses interprovinciales fueron suspendidos, pero los vuelos domésticos e internacionales operaron con normalidad en el aeropuerto Jorge Chávez. En otras ciudades se registraron protestas y se mantenían los bloqueos en algunas rutas.
En un intento de apaciguar los reclamos, el Gobierno había eliminado el fin de semana el impuesto a los combustibles y decretó un aumento del 10% del sueldo mínimo, que subirá a 1.025 soles (277 dólares) a partir del 1 de mayo. Pero la central sindical CGTP, la principal del país, consideró insuficiente el aumento y llamó a sus afiliados a marchar el jueves.
“Falta de rumbo”
También coincidió con el 30º aniversario del autogolpe de Estado perpetrado por el ahora encarcelado expresidente Alberto Fujimori, el 5 de abril de 1992. La desaprobación a Castillo alcanza al 66 %, según un sondeo de Ipsos de marzo.
*Con información de AFP.