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Tras la victoria de Erdogan, hay graves denuncias por restricciones a la libertad de expresión en Turquía
La acusación apunta a que Erdogan habría tenido una ventaja injustificada, durante el evento electoral que lo llevó a la victoria.
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales turcas, que el domingo dieron una nueva victoria a Recep Tayyip Erdogan, estuvo marcada por un “lenguaje cada vez más incendiario” y “restricciones” a la libertad de expresión, según denunció este lunes el Consejo de Europa en un comunicado.
Las elecciones “se caracterizaron por un lenguaje cada vez más incendiario y discriminatorio durante el periodo de campaña”, afirmó en un comunicado la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, APCE, miembro junto a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, OSCE, de una misión de observación electoral.
“El sesgo de los medios de comunicación y las continuas restricciones a la libertad de expresión” también “crearon condiciones de competencia desigual y contribuyeron a una ventaja injustificada” para Erdogan, afirma la organización en el comunicado.
La APCE añadió que a pesar de esto, los comicios “se desarrollaron correctamente” y dieron a los votantes “la oportunidad de elegir entre verdaderas alternativas políticas”.
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La misión de observación para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Turquía desplegó a 232 observadores de 31 países, según la APCE.
La larga era de Erdogan
En sus 20 años en el poder, Recep Tayyip Erdogan ha sido blanco de críticas y halagos, este pasado domingo fue reelecto para otros cinco años como presidente.
Muchos creían que a sus 69 años, el “rais” (jefe), como lo apodan sus más fervientes seguidores, estaba amenazado por la crisis económica, el desgaste del poder, las consecuencias del devastador terremoto de febrero y una oposición unida como nunca antes.
Pero al cierre de una campaña reñida, Erdogan, cuyo rostro estuvo omnipresente en las pantallas de televisión durante toda la campaña, reivindicó el domingo la victoria tras su duelo más reñido, en dos vueltas. Erdogan obtuvo el 52,1% de los votos, frente al socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, según resultados casi definitivos.
Ni su paso por prisión, ni una ola de enormes manifestaciones hace diez años, ni tampoco una sangrienta intentona golpista en 2016 frenaron a Erdogan, líder de la mayoría conservadora, mucho tiempo desdeñada por una élite urbana y laica.
Criticado durante la campaña por la inflación, que está poniendo en aprietos a los hogares turcos, contraatacó haciendo alarde de los drones de fabricación turca que se han convertido en el orgullo del país, así como las mezquitas, autopistas y aeropuertos construidos desde que llegó al poder en 2003.
El milagro económico
Pese a las dificultades de los últimos años, sigue siendo para sus admiradores el hombre del “milagro económico”, que hizo entrar a Turquía en el club de los 20 países más ricos del mundo. Se mantiene también para gran parte de los turcos como el único político capaz de mantenerse firme frente a Occidente y de guiar al país a través de las crisis regionales e internacionales.
La guerra en Ucrania lo volvió a poner en el centro del tablero diplomático gracias a sus esfuerzos de mediación entre Kiev y Moscú.
Pero sus detractores lo acusan de una deriva autocrática, en particular desde las purgas masivas llevadas a cabo tras el intento de golpe de Estado en su contra y la revisión constitucional de 2017, que amplió considerablemente sus poderes.
Pese a que se hizo construir un palacio de 1.100 habitaciones en una colina boscosa protegida de Ankara, Erdogan sigue presentándose como un hombre del pueblo frente a las “élites”.
Los pasos de Erdogan
Aprendió todos los trucos en el movimiento islamista del ex primer ministro Necmettin Erbakan, antes de ser propulsado a la primera línea, cuando fue elegido alcalde de Estambul en 1994.
En 1998 fue condenado a prisión por haber recitado un poema religioso, un episodio que no hizo sino reforzar su aura. Tomó la revancha en la victoria electoral del AKP, un partido que cofundó, en 2002. Un año después, fue nombrado primer ministro, cargo que desempeñó hasta 2014, cuando se convirtió en el primer presidente turco elegido por sufragio universal directo.
En la noche del 15 de julio de 2016, enfrentó una de sus más duras pruebas: un sangriento intento de golpe de Estado del que acusó al predicador Fethullah Gülen, antaño aliado suyo.
Su peor revés electoral fue en 2019, cuando la oposición arrebató a su partido la capital, Ankara, y su feudo Estambul.
Con información de AFP