MUNDO
Trastorno por estrés postraumático: ¿una condición menospreciada?
El caso del soldado estadounidense acusado por la masacre de 16 civiles afganos ha generado un debate sobre el trastorno por estrés postraumático y su manejo por parte de las autoridades militares.
Mientras un soldado estadounidense está detenido por la masacre de 16 civiles afganos, crece la preocupación en su base sobre el trastorno por estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés).
El sargento Robert Bales, quien fue enviado a Irak tres veces antes de su reciente misión en Afganistán, regresó el viernes a Estados Unidos.
Su abogado, John Henry Browne, dijo que el acusado podría estar sufriendo de PTSD.
Si uno habla con gente que vive alrededor de la base militar de Fort Lewis-McChord -una de las más grandes del país, que alberga a más de 100.000 personas, incluido el sargento Bales- se encontrará con que todo el mundo conoce el trastorno por estrés postraumático.
A la par con el crecimiento de la población de esta base en el estado noroccidental de Washington -y el aumento de los envíos a zonas de guerra- también se han multiplicado los suicidios y la violencia.
El año pasado, el periódico militar Stars and Stripes calificó a Lewis-McChord como la base "más problemática" de EE.UU.
Pero se arguye que los casos de PTSD no sólo se están pasando por alto; puede que realmente se esté restando importancia al fenómeno.
En el Centro Médico Madigan de la base actualmente se lleva a cabo una investigación sobre acusaciones de que los diagnósticos de cientos de soldados que sufren de PTSD podrían haber sido alterados para ahorrar los costos por incapacidad que paga el ejército.
Reid Stell, terapeuta de salud mental y consejero de PTSD basado en Seattle, afirma que "un diagnóstico de PTSD nunca desaparece. Decir que uno está curado... sería demasiado optimista".
'La guerra es traumática'
En lo concerniente a si se pudiera haber alterado de esa manera el diagnóstico de Bales, una portavoz militar estadounidense dijo a la BBC en un comunicado que ellos mantienen privada la información de la salud de sus miembros en servicio y no comentan sobre historias clínicas.
El veterano de la Marina, Matt Bambara, de 29 años, es voluntario en un café, Coffee Strong, cerca de la base Lewis-McChord.
Señaló a la BBC que cree que muchos problemas en la comunidad han sido causados por gente con casos no tratados de PTSD.
"Los militares deberían responder por la salud y el bienestar de los soldados", expresó Bambara.
La frase "La guerra es traumática" está pintada en una pared de Coffee Strong, y Bambara dice ser testigo de comportamiento de PTSD entre sus clientes.
"La gente viene con altos niveles de ansiedad", observa. "Casi lo puedes ver en sus rostros, en el modo en que ven por sobre sus hombros y constantemente miran por la ventana, y son generalmente suspicaces y desconfiados".
¿Están haciendo lo suficiente los militares?
"No lo creo", responde. "No creo que tengan la capacidad".
"El hecho es que no serían capaces de funcionar y ejecutar sus misiones si fueran genuinamente a compensar y permitir una curación apropiada".
El doctor Harry Croft, exmédico y psiquiatra del ejército, que ha evaluado a más de 7.000 veteranos por PTSD, afirma que la matanza en Afganistán implica que es tiempo de que los militares den una mirada más certera al impacto que tienen los soldados que son destacados en el frente varias veces.
Un estudio de 2008 del centro de estudios RAND Corp. indicaba que 18% de todos los militares que regresan de Irak y Afganistán desde 2001 tienen PTSD o una gran depresión, pero sólo la mitad busca ayuda.
"Se resisten por miedo a que pueda afectar sus carreras militares", señala Stell, al referirse a por qué tan pocos soldados buscan tratamiento para el PTSD y la depresión.
Otros dicen que el PTSD se usa demasiado como diagnóstico o como una "excusa".
"Algunos afirman que es PTSD porque es un diagnóstico fácil, en mi opinión", indica Steve Binda, un veterano retirado del ejército estadounidense de 67 años de edad que sirvió en Vietnam.
Agrega que él conoció a hombres que pelearon en las trincheras y sobrevivieron los horrores de la Segunda Guerra Mundial, para volver a casa y continuar con sus vidas de posguerra.
Muertes por PTSD al volver
A Sue Rothwell, de 63 años, dueña de Gerties, un restaurante y bar local popular entre soldados y veteranos, no le sorprende que algunos soldados estallen.
"Toman a un chico de 18 años de una granja en Minnesota, por ejemplo, lo envían allá y después se preguntan por qué no puede lidiar con eso", afirma.
En enero de 2010, el soldado estadounidense Joshua Tabor fue declarado culpable de agresión tras mantener la cabeza de su hija de cuatro años bajo el agua por no recordar el alfabeto.
En abril de 2011, el sargento David Stewart, un médico asignado a la base Lewis-McChord, mató a su esposa y se suicidó después de comprometer a las autoridades en una persecución a toda velocidad.
Posteriormente encontraron al hijo de cinco años de la pareja, muerto en su casa.
La semana pasada, el teniente coronel Robert Underwood, un entrenador de la guardia nacional, fue acusado de presuntamente contratar a un sicario para matar a su esposa y a su oficial superior. También amenazó con hacer volar el capitolio del estado de Washington.
Se dice que los tres hombres en estos casos estaban sufriendo PTSD, y todos estaban basados en Lewis-McChord.
¿Saldrá algo de la reciente masacre y mutilación de 16 civiles en Afganistán?
Algunos expertos en salud mental son escépticos.
A Stell le preocupa que el incidente sea desestimado como la acción de un mal soldado.
"Esto es lo que se necesita", expresa. "Un gran titular noticioso, ¿pero pasará del argumento de la manzana podrida?".