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Trump acaba con la diplomacia al cancelar la visita de Peña Nieto con un trino

El presidente de Estados Unidos quiere pagar el muro con un impuesto de 20% a los productos mexicanos. Sus amenazas sepultan las opciones de una aproximación moderada, y dejan claro que su vecino se equivocó de estrategia al intentar aplacar al magnate.

26 de enero de 2017
| Foto: Archivo particular

Donald Trump ha ofendido a mucha gente, tanto en sus primeros días como presidente como en su camino a la Casa Blanca. Pero su ensañamiento con su colega mexicano Enrique Peña Nieto, quien no logra despertar de la pesadilla que representa para su país las relaciones con Estados Unidos en la nueva era, ha superado todos los límites.

El magnate republicano aumentó aún más la tensión con su vecino este jueves, cuando canceló de facto el viaje de Peña Nieto a Washington si no acepta pagar el muro fronterizo. 

"Si México no quiere pagar el muy necesitado muro, mejor que cancele su próxima visita", trinó temprano el presidente republicano, en referencia al encuentro previsto para el próximo martes. Horas más tarde, la Casa Blanca anunció que planea costear la construcción de la barrera con una tasa de 20% sobre los productos importados desde ese país.

Peña Nieto se vio obligado a confirmar que no asistirá a la cita prevista, a pesar de que la mantenía en pie en un mensaje de la noche anterior.

Trump firmó el miércoles la orden ejecutiva para comenzar "en meses" la construcción del muro en la frontera entre los dos países, una decisión que Peña Nieto lamentó esa misma noche en una tibia respuesta en la que reiteró que México no pagará los costos de esa barrera, como pretende el presidente estadounidense.

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La cita entre los dos mandatarios ya era de por sí controvertida, y Peña Nieto no se refirió el miércoles a las demandas que se habían multiplicado en su país, desde diversos sectores, para que cancelara su visita, ni habló de cambio de planes sobre ese encuentro. Esa moderación se le devolvió con fuerza menos de 24 horas después.

"Lamento y repruebo la decisión de Estados Unidos de continuar la construcción de un muro que desde hace años, lejos de unirnos, nos divide. México no cree en los muros. Lo he dicho una y otra vez, México no pagará ningún muro", aseveró Peña Nieto el miércoles, antes de conocer las nuevas bofetadas de la administración Trump.

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México "ofrece y exige respeto, como la nación plenamente soberana que somos. México refrenda su amistad con el pueblo de los Estados Unidos y su voluntad para llegar a acuerdos con su gobierno, acuerdos que sean en favor de México y los mexicanos", añadió.

Desde el mismo momento de la inexplicable visita de Trump a México en plena campaña, Peña Nieto ha hecho un papelón mundial en sus esfuerzos por aplacar al magnate con cortesía.

Nadie entendió en su momento por qué el presidente mexicano tuvo ese gesto con el candidato que insultaba desde el principio a sus compatriotas. La visita lo hizo quedar como un blando sin carácter y lo convirtió en un ridículo mundial, pero la inesperada victoria del republicano en las elecciones pareció darle otra valoración, y Peña Nieto incluso reencauchó al arquitecto de aquel episodio.

Luis Videgaray, quien renunció a la secretaría de Hacienda en septiembre por orquestar aquel encuentro, regresó triunfal a la cancillería con la instrucción de aprovechar sus contactos para establecer un diálogo con la nueva administración estadounidense. Peña Nieto incluso decidió extraditar a Estados Unidos al capo Joaquín “El Chapo” Guzmán en sus intentos por desarrollar una relación constructiva con su imprevisible vecino.

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La estrategia no ha podido salir peor. Mientras Trump firmaba la orden para la construcción del muro, tanto Videgaray como el secretario mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo, se reunieron durante diez horas con funcionarios del Gobierno estadounidense en la Casa Blanca. No sirvió de mucho.

En sus trinos del jueves, Trump recalcó que Estados Unidos tiene "un déficit comercial con México de 60.000 millones de dólares".

Además, el mandatario afirmó que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), del que forman parte México y EE. UU. junto con Canadá, ha sido "unilateral" desde el principio, con el resultado de "números masivos de empleos y compañías perdidas".

Tras firmar la orden ejecutiva sobre el muro , Trump aseguró que la relación con México "va a ser mucho mejor" una vez que se construya esa barrera y señaló que va a tener "una estrecha coordinación" con el vecino del sur.

Nada más alejado de la realidad, pues el magnate sepultó cualquier aproximación diplomática por parte de Peña Nieto, que se quedó sin mayor margen de maniobra. El abortado encuentro del martes habría acabado en otro episodio vergonzoso. El huracán Trump ya impactó en México, y nada apunta a que la tormenta vaya a disiparse.