ESTADOS UNIDOS
¿Trump en 2024? Por estas razones sería muy improbable su regreso a la Casa Blanca
El expresidente republicano anunció que buscará volver a la Casa Blanca en las elecciones de 2024. Si bien parte como favorito de su partido, le espera una larga travesía.
Desde que inició su carrera en el mundo de los negocios, Donald Trump ha sabido romper los pronósticos sobre él. Formó un imperio económico a su cabeza, construyó una marca alrededor de su nombre, se hizo una celebridad con una fama de gran negociante y empresario. Todo, siendo un personaje polémico que parecía que en cualquier momento caería al abismo, pero que sigue levantándose. Y otra vez lo demostró.
A pesar de que desde los años ochenta venía coqueteando con ser presidente de Estados Unidos, no fue hasta las elecciones del año 2000 que el empresario creó un comité exploratorio para ser candidato, pero fracasó a los pocos meses. Luego quiso aspirar en 2012, aunque declinó la posibilidad. Ya en 2016 hizo su campaña a gran escala y de nuevo venció cualquier presagio y se convirtió en el titular de la Casa Blanca.
Sus cuatro años como mandatario fueron polémicos. Estuvieron llenos de escándalos, cuestionamientos y políticas que dieron un vuelco al enfoque demócrata del país cuando estuvo a cargo Barack Obama. Pero una atropellada salida de la Casa Blanca, en medio de una violenta toma del Capitolio y falsas acusaciones de fraude contra su rival, Joe Biden, hacían presentir que iba a ser condenado al ostracismo político para siempre. O eso parecía hasta hace unos días.
Trump anunció el pasado martes sus intenciones de volver a ser presidente de Estados Unidos. Informó que oficialmente su campaña comenzaba y que tiene todo el impulso para ser nominado de nuevo por el Partido Republicano. “Hace dos años éramos una gran nación”, declaró el exmandatario en su discurso como nuevo candidato presidencial. Quiere regenerar el espíritu de su periodo en la Casa Blanca con sus violentos ataques a Joe Biden.
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“Me estoy postulando porque creo que el mundo aún no ha visto la gloria real de lo que esta nación puede ser. Para eso primero tenemos que salir de esta zanja en la cual estamos”, dijo Trump. “Esta no será mi campaña, sino nuestra campaña debido a que la única fuerza suficientemente fuerte para combatir la corrupción son ustedes”. Asimismo, el mandatario parece subido desde ya en el bus de la victoria.
“No vamos a detenernos hasta que seamos un país grande. Nuestra victoria estará desarrollada en grandes ideas, en sueños osados, no queremos ser críticos ni quejarnos, nunca me gustó quejarme. Nosotros vamos a ganar porque vamos a luchar”, manifestó el magnate. El punto a favor de Trump en esta contienda es que puede ser más parecida a su exitosa campaña de 2016 que a su fracaso en las elecciones de 2020.
Quiere venderse como alguien ajeno al sistema político para emprender su cruzada contra el Partido Demócrata y el ala más tradicional de los republicanos, a quienes también tendrá que vencer y luego convencer para que se sumen a su campaña. Como presidente, la campaña de Trump estaba mucho más amarrada a la ley y a la concordia, pero ahora puede volver sin miedo al estilo impredecible, incendiario y directo que lo llevó a vencer a sus rivales republicanos y luego, de manera sorpresiva, a Hillary Clinton en las elecciones de 2016.
Pero el panorama esta vez puede ser totalmente distinto, pues hace ocho años la faceta del magnate como líder político era totalmente desconocida, mientras que hoy está más que presente para todo el mundo. Sin duda alguna, sus contrincantes y opositores recordarán algunos de los triunfos como presidente: la reducción de impuestos, la mejora de los indicadores económicos y la reforma a la justicia.
Pero, más que eso, Trump lleva varios lastres encima, como su incapacidad para derogar las reformas sanitarias de los demócratas, las promesas sobre infraestructura que nunca llegaron, el mal manejo de la pandemia de la covid-19, además de su papel en el ataque al Capitolio en enero de 2021, evento por el cual es investigado por la justicia. Aparte de eso, no viene de un buen antecedente político, ya que se vio debilitado después de las elecciones intermedias del 8 de noviembre.
Aun cuando los republicanos obtuvieron el poder de la Cámara de Representantes, estuvieron lejos de los resultados esperados. “Si bien en cierto modo las elecciones de ayer fueron algo decepcionantes, desde mi perspectiva personal fue una gran victoria”, dijo Trump un día después, intentando calmar las aguas, pues lo acusan de ser el principal culpable. Muchos de los candidatos que Trump apoyó no triunfaron en las elecciones, y los que sí no tuvieron la amplia victoria que se esperaba.
Mientras que varios de los demócratas con los que se peleó públicamente ganaron fácilmente sus escaños, es conocido que incluso los opositores de Trump impulsaron a sus fichas más radicales para que fueran más fáciles de vencer. El triunfo del expresidente en dichos comicios fue pírrico e incitó las voces que piden que dé un paso al costado.
Precisamente, en las elecciones intermedias hubo una figura que se elevó por encima de la del exmandatario: la del gobernador de Florida, Ron DeSantis. Fue reelecto en su cargo y parece tener como objetivo retar al expresidente de cara a los comicios de 2024 para tener la nominación republicana, cargo al que también aspira Mike Pence, exvicepresidente de Trump, con quien terminó enfrentado después del asalto al Capitolio y que ahora emerge como una figura mucho más responsable.
Pero si el expresidente logra sortear esos dos peces gordos, podría enfrentarse de nuevo con el actual mandatario, Joe Biden, quien ha dicho que se presentaría a la reelección para evitar que Trump regrese al poder. Y hoy ese parece el escenario más probable. Según un sondeo de YouGov, Biden ganaría de nuevo por dos puntos en esa hipotética elección. De pasar esto, firmaría una estocada final para la vida política del magnate.
Finalmente, hay otro factor que puede afectar una vuelta de Trump a la Casa Blanca: sus múltiples problemas legales. Se rumora que es una de las razones por las cuales anunció con tanta anticipación su campaña a fin de etiquetar sus dificultades con la justicia como una “persecución política” en su contra para detener su camino de regreso a la presidencia. El expresidente actualmente enfrenta los cargos de una investigación criminal por manipulación de elecciones en Georgia, un caso de fraude de su imperio empresarial en Nueva York, del que hace poco se le hizo parte del proceso.
También, una demanda por difamación que involucra una acusación de agresión sexual e investigaciones federales sobre su labor en el ataque al Capitolio en enero de 2020 y otra por manejo de material clasificado después de haber sido presidente. Con respecto al episodio del Capitolio, Trump publicó una serie de trinos considerados como una clara incitación a la violencia.
El hecho terminó en disturbios, que dejaron cinco muertos y más de 50 capturados, en lo que ha sido descrito como un intento de evitar que Biden asumiera la presidencia después de ganar democráticamente las elecciones. Pero Trump siempre ha dicho que fue un fraude, a pesar de nunca haber presentado pruebas que puedan demostrar tal teoría.
Ahora el exmandatario tendrá que sortear de nuevo las posibilidades en su contra si quiere regresar a la Casa Blanca en 2024. Es algo que el magnate ha sabido hacer toda su vida, ya que siempre de alguna manera logra mantenerse a flote. Sobrevivió a bancarrotas, múltiples acusaciones de la justicia, campañas en las que nadie daba un peso por él, pero ahora todo parece más difícil que nunca. ¿Quién le lanzará un salvavidas a Donald Trump?