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Trump vs. Mueller: los riesgos para el presidente de EE. UU.
¿En qué va la investigación del Rusiagate? Las últimas declaraciones se acercan cada vez más a Donald Trump y amenazan con perjudicar su presidencia.
Donald Trump dijo que le "encantaría" ser interrogado bajo juramento sobre una posible colusión entre su campaña electoral y funcionarios rusos. Pero la cita, que podría ser en unas semanas, no está exenta de riesgos para el presidente de Estados Unidos.
Aún así, la reunión con el fiscal especial Robert Mueller no supone en sí misma el fin de la investigación, que la Casa Blanca ve como una caza de brujas.
Mueller tiene un listón probatorio muy elevado si quiere recomendar cargos de acusación al Congreso. Y el impacto de sus conclusiones puede verse debilitado por la arremetida de los republicanos del Capitolio contra el equipo investigador y el FBI, a los cuales ven llenos de demócratas que odian a Trump.
Amplio mandato
Mueller, un exdirector del FBI de 73 años, reputado por su probidad e independencia política, tiene un amplio mandato desde el 17 de mayo de 2017 para investigar todo lo relacionado con la intromisión rusa durante las últimas elecciones presidenciales.
Su equipo de investigadores es experto en todo, desde corrupción y lavado de dinero, hasta en llevar a testigos de la mafia a confrontaciones de la Corte Suprema.
La pesquisa busca responder en esencia dos cosas:
- ¿Colaboró la campaña de Trump con los alegados esfuerzos de Rusia para influir en los comicios para perjudicar a la candidata demócrata Hillary Clinton? Según los servicios de inteligencia estadounidense, Moscú interfirió con la filtración de archivos y comunicaciones demócratas pirateadas y una vasta campaña de desinformación.
- ¿Intentó Trump obstruir ilegalmente la investigación de colusión, a través de comentarios públicos y del despido del director del FBI James Comey a principios de 2017?
¿Cuán cerca está Mueller de Trump?
El equipo de Mueller ha pasado los últimos ocho meses entrevistando a miembros de la campaña de Trump y al personal de la Casa Blanca, la familia del presidente y ex funcionarios del gobierno.
Entre los interrogados están Comey, la ex fiscal general interina Sally Yates, el actual fiscal general Jeff Sessions, el yerno de Trump Jared Kushner, el director de la CIA, Mike Pompeo, el ex jefe de personal de la Casa Blanca Reince Priebus y la directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Hope Hicks, muy cercana al mandatario.
Cuatro acusaciones y dos declaraciones de culpabilidad ha sido hasta ahora el resultado.
El 30 de octubre, Mueller reveló cargos contra el expresidente de la campaña de Trump Paul Manafort y su adjunto Richard Gates, por lavado de dinero y delitos financieros relacionados que ocurrieron antes de que Trump se postulara.
El mismo día, Mueller obtuvo una declaración de culpabilidad por mentir y una promesa de cooperación de George Papadopoulos, un asesor de la campaña que había tratado de cuadrar una reunión entre el candidato Trump y el presidente ruso Vladimir Putin.
El 2 de diciembre, el exasesor de seguridad nacional de Trump Michael Flynn, quien tuvo múltiples comunicaciones y reuniones con personalidades rusas, se declaró culpable de mentir a los investigadores.
Flynn, un hombre de confianza de Trump hasta que fue forzado a renunciar después de 24 días en el cargo, se supone que colabora desde entonces con la investigación.
Grandes peligros
No se estableció aún cómo serán las condiciones del interrogatorio de Trump con Mueller. Podría ser un cuestionario por escrito, o una entrevista cara a cara, o una combinación de ambos.
Los abogados de las partes están negociando el tema. Desde el punto de vista de la Casa Blanca, implica proteger el privilegio que tiene el presidente de establecer límites sobre cuánto y en qué contexto se lo puede obligar a dar información.
Aún así, Trump enfrenta grandes riesgos. Es probable que no sepa el alcance total de lo que otros de la campaña le dijeron a Mueller, y cualquier discrepancia podría exponerlo a acusaciones de perjurio, un cargo que motivó el juicio político del presidente Bill Clinton en 1998.
Mueller querrá preguntar qué sabía Trump sobre una reunión en junio de 2016 entre altos mandos de la campaña y miembros de su familia, y una abogada rusa capaz de ofrecer información comprometedora sobre su rival Clinton.
Querrá saber si Trump sabía sobre los contactos de Papadopoulos con funcionarios rusos. Y también sobre los contactos de su campaña con WikiLeaks, que publicó correos electrónicos dañinos para Clinton.
Los críticos dicen que los numerosos comentarios públicos de Trump sobre la investigación, el manejo del despido de Comey y los ataques al FBI ya han mostrado amplia evidencia de obstrucción, un cargo que forzó la renuncia del presidente Richard Nixon en el escándalo de Watergate.