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Trump esconde sus dientes con Canadá
Mientras el mandatario estadounidense acentúa su retórica contra México, ofreció un tono más amigable en el encuentro con el primer ministro Justin Trudeau.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, marcaron este lunes sus encontradas posiciones sobre migración y refugiados, aunque adoptaron un tono conciliador sobre el intercambio comercial entre los dos países fronterizos.
Los dos líderes evitaron criticarse mutuamente de manera directa en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, pero dejaron claras sus diferencias sobre las acciones de Trump para cerrar las fronteras a refugiados y viajeros de siete países de mayoría musulmana.
Trump defendió su polémico decreto migratorio como "duro" pero "de sentido común" y vaciló al ser preguntado si la política de puertas abiertas de Canadá representa una amenaza para Estados Unidos.
"Nunca puedes estar totalmente confiado", dijo Trump sobre el vecino del norte, antes de elogiar los arrestos de los últimos días realizados por su Departamento de Seguridad Interior de más de 680 inmigrantes en situación irregular.
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"Estamos capturando a criminales, criminales muy curtidos en algunos casos, con un impresionante historial de abuso y problemas, y los estamos expulsando", afirmó.
Trudeau, tercer jefe de gobierno extranjero recibido en la Casa Blanca en el gobierno Trump -y primero del continente americano-, presentó una visión diferente.
Al recordar que Canadá ha recibido a cerca de 40.000 refugiados sirios en el último año el primer ministro estimó que esa política se ha llevado a cabo "sin comprometer la seguridad (...) y hemos sido exitosos".
"Lo último que los canadienses esperan de mí es venir a dar lecciones a otro país", dijo Trudeau antes de subrayar con fuerza que Canadá espera continuar con su política de "apertura" sobre los refugiados y ser "un ejemplo positivo para el mundo".
El presidente estadounidense, cuyo controversial decreto migratorio está bloqueado actualmente por la justicia, prometió mantener su postura "con vigor".
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"Debemos crear fronteras", dijo Trump, matizando que "debemos dejar entrar a personas que amen nuestro país", "queremos tener una gran y bella puerta abierta".
"Pero no podemos dejar a las personas equivocadas entrar y no permitiré que eso suceda en este gobierno, subrayó.
La zanja ideológica y de estilo entre los dos vecinos siempre fue muy ancha: mientras el mandatario estadounidense ha descripto a los refugiados sirios como caballos de Troya del terrorismo, Trudeau viajó al aeropuerto de Toronto para recibirlos.
México es el problema
Tras tener una alardeada complicidad con Barack Obama, el joven líder progresista de Canadá se encontró en Washington con un septuagenario republicano con el que tiene pocas cosas en común.
Luego de un inicio accidentado -la limusina de Trudeau debió esperar unos cinco minutos en la entrada de la Casa Blanca antes de que saliera Trump-, los dos hombres se dieron un apretón de manos y se dirigieron a la Oficina Oval.
Si en inmigración las posiciones eran infranqueables, los dos líderes parecieron reducir la brecha respecto al libre comercio.
Trump ha prometido poner a "Estados Unidos primero" y destrozar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pero mientras ha arreciado su retórica hacia México, este lunes ofreció un tono más amigable hacia Canadá.
Pidió que el comercio con el vecino del norte sea "recíproco" pero afirmó que solo quería realizar algunos "ajustes" y no demoler por completo los acuerdos comerciales.
El mandatario estadounidense reiteró que su principal fuente de preocupación es México, al que ha amenazado con imponer tarifas de importación.
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La situación con Canadá "es mucho menos severa que lo que pasa en la frontera sur", indicó, explicando que "por muchos años" el intercambio comercial con México fue "extremadamente injusto" para Estados Unidos.
"Vamos a hacer un trato justo para ambas partes. Creo que nos vamos a llevar muy bien con México", añadió.
Estados Unidos y Canadá, que comparten la frontera más extensa entre dos Estados en el mundo, mantienen una densa relación económica: tres cuartas partes de las exportaciones canadienses son destinadas al vecino del sur y Canadá es el principal destino de las exportaciones de 35 estados estadounidenses.
Trudeau, un defensor del libre comercio, enfatizó la importancia del TLCAN y elevó una sutil advertencia sobre los riesgos del proteccionismo.
"Canadá y Estados Unidos seguirán siendo los socios más indispensables", dijo, apuntando que "millones de buenos trabajos de clase media en ambos lados de la frontera dependen de esta crucial asociación".