UCRANIA
“Ucrania no se rinde”: tres jóvenes cuentan cómo cambiaron su vida para defender al país
El ataque ruso ha cambiado la vida de los jóvenes ucranianos. Muchos se alistan en el ejército, otros se incorporan a la defensa territorial o se ofrecen como voluntarios en funciones muy diversas.
La invasión de las tropas rusas a Ucrania ha cambiado la vida allí de forma brusca y radical y ha destruido los sueños de muchos jóvenes ucranianos. DW ha recopilado las historias de tres de ellos, para los que nada es igual que a principios de año.
“No nos rendiremos”
Margarita tiene 25 años y es originaria de Járkov. Se unió a la Defensa Territorial en Kiev.
“En la vida civil trabajé como directora de relaciones públicas y escritora, pero también trabajé como activista para la conservación de la Kiev histórica. Hacía deporte, aprendí español, conocí amigos y me encantaba viajar. Y entonces todo esto se acabó de un plumazo. Cuando Rusia volvió a invadir Ucrania el 24 de febrero, no tuve otra opción. Mi familia estaba en Járkov y yo estaba sola en Kiev. Huir no era una opción para mí, así que me uní a la Defensa Territorial.
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Ahora mi nueva realidad consiste en dormirme con el sonido de las sirenas y aprender nuevas tareas. Una vez hice un curso de primeros auxilios, por lo que pude incorporarme a la Defensa Territorial para prestar asistencia médica. Me ocupo de la adquisición de medicamentos y ayudo en el tratamiento de los pacientes. También me preparo para atender a los heridos.
Ha pasado más de un mes y hay pocas esperanzas de que la guerra termine pronto. Nos estamos preparando para una prolongada guerra de posiciones. El otro día conducía por Kiev y me pareció que la vida volvía a su cauce. Vi a una familia con un niño caminando y riendo como antes. Si las tropas rusas se mantienen fuera de los alrededores de Kiev, la capital podrá volver pronto a la vida normal”.
“Creo que todo terminará con algún tipo de victoria”
Sophia tiene 17 años y es originaria de Kiev. Estudia psicología en la Universidad Católica Ucraniana de Lviv.
“Siempre sabía un poco más sobre la guerra que mis amigos porque mi hermano está luchando en el este de Ucrania. El 24 de febrero, mi amigo y yo íbamos a comprar plantas de interior. Pero la mañana comenzó con el bombardeo de Kiev, donde viven mis padres y mi hermana menor. Les llamé inmediatamente, pero no fue mi madre quien contestó, sino mi padre. Dijo que estaban bien. Sin embargo, más tarde abandonaron Kiev y se dirigieron a Kániv, donde dicen que hay tranquilidad. Hace tiempo que no tengo contacto con mi hermano, no contesta el teléfono y no sé cómo está.
Enseguida me di cuenta de lo que podía hacer en esta guerra. Ya desde noviembre, coordinaba un grupo en nuestra residencia que teje redes de camuflaje para nuestro ejército. Entonces surgió la idea de que ahora habría que tejer todos los días a todas horas, y no solo dos veces a la semana durante unas horas. Pero con el paso del tiempo, me di cuenta de que me resultaba difícil trabajar en un lugar durante nueve horas sin descanso.
Por eso fui a la frontera ucraniano-polaca a preparar sándwiches y té. Explicamos las cosas básicas a las personas que llegan y dónde tienen que ir. Mientras tanto, el flujo de refugiados ha disminuido un poco. Yo estaba de guardia por la noche, cuando de todas formas llegaba menos gente. Aun así, todo es emocionalmente difícil, porque la gente está asustada, preocupada, cansada y desesperada. Por otro lado, la gratitud de la gente te da mucha fuerza.
Creo firmemente que todo esto terminará con algún tipo de victoria que tendrá consecuencias positivas, especialmente en lo que respecta a la actitud de la sociedad civil de los ucranianos”.
“Nos sacrificaremos en cuerpo y alma por nuestra libertad”
Ruslan tiene 25 años. Es miembro del ejército ucraniano y participó en combates cerca de Kiev.
“Para mí, la guerra dura desde 2014, pero de forma masiva comenzó el 24 de febrero de 2022. Recibí una alerta y fui directamente a la oficina. Inmediatamente me enviaron a mi brigada de combate. En los primeros días, realizamos tareas de observación y reconocimiento del enemigo.
Cuando el enemigo reunió muchas armas fuertes, comenzó a destruir simplemente localidades pacíficas y a derribar todo lo que encontraba a su paso. Nadie se salva, ni los niños ni los jubilados. Se está matando a civiles inocentes. Con lanzacohetes, artillería y cazabombarderos, se dispara y bombardea absolutamente todo. Es simplemente un infierno.
Pero estamos en nuestro propio país, sobreviviremos, aunque haya muchas víctimas inocentes. El enemigo pensaba que podría dividir a Ucrania mediante la guerra, pero ha ocurrido lo contrario, la ha unido. Incluso los civiles van tras el enemigo y prenden fuego a su equipo militar. La población civil está mostrando al enemigo que no es bienvenido.
El mundo entero ve que Ucrania no es un país que se rinde sin más. Nuestro himno lo dice muy bien: “Nos sacrificaremos en cuerpo y alma por nuestra libertad”. Son palabras muy fuertes que todo ucraniano entiende. Estas palabras son realmente ciertas”.
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