CORONAVIRUS
Un alto porcentaje de trabajadores de la salud en EE. UU. no estarían dispuestos a recibir la vacuna contra el coronavirus
Encuestas en varios estados de ese país revelan que muchos no se sienten seguros. Algunos han decidido continuar su trabajo sin vacunarse.
Un número de trabajadores de la salud de diferentes lugares de Estados Unidos se están negando a recibir la vacuna contra la covid-19. A pesar de que el primero de enero el país sobrepasó los 20 millones de contagios acumulados, de que diariamente las cifras de muertos rondan los 3.000 y de que expertos en epidemiología han advertido que los próximos meses las cifras van a seguir subiendo, algunos han expresado sus dudas.
Algunas encuestas desarrolladas han comenzado a develar la situación. Hasta la mitad de trabajadores de la salud de un condado de California y de un hospital de Texas dijeron que no iban a recibir la vacuna; 60 % de enferemeros domiciliarios de Ohio han dicho que no están interesados en recibirla y 40 % de trabajadores de primera línea de Los Ángeles dijeron lo mismo. Entre las razones citan efectos secundarios peligrosos e incluso algunos han dicho en redes sociales que están siendo usados como “ratones de laboratorio”.
En otros países del mundo, como Holanda, algunas voces han expresado la misma preocupación. Por el otro lado, expertos en epidemiología dicen que esto es desinformación.
A pesar de que se han dado efectos secundarios, estos rara vez han sido peligrosos. En Alaska, por ejemplo, en los primeros días en que se distribuyó la vacuna dos trabajadores de la salud presentaron shock anafiláctico minutos después de haber recibido la primera dosis de la vacuna de Pfizer. Uno de ellos presentaba una historia de alergias y los casos fueron controlados.
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Los testimonios
A pesar de que el presidente Donald Trump prometió vacunar 20 millones de personas antes de año nuevo, el 1 de enero apenas se habían distribuido unos 2,5 millones de dosis. La razón, de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades –CDC– responde a dificultades logísticas.
Los trabajadores de salud y las personas de la tercera edad han sido las primeras poblaciones en tener acceso libre a la vacuna, debido al mayor riesgo que corren de sufrir complicaciones en la enfermedad, por un lado, y a la exposición constante que tienen al virus, por el otro.
Sin embargo, el jueves pasado, el gobernador de Ohio, Mike DeWine dijo que el 60 % de enfermeros de su estado no querían recibir la vacuna. “No los vamos a obligar, pero nos gustaría que hubiera una mayor aceptación”, dijo. “Nuestro mensaje es el siguiente: el tren no va a volver por un tiempo. Eventualmente [la vacuna] va a estar disponible, pero esta es la oportunidad para ustedes y realmente deberían pensar en aceptarla”.
En Riverside, un condado de California, la mitad de los trabajadores de primera línea no se quisieron vacunar. “Yo elijo el riesgo del covid que puedo controlar y prevenir, en cierta medida, utilizando tapabocas, sobre los riesgos desconocidos de las vacunas”, le dijo una enfermera de 31 años al LA Times.
¿Vacuna obligatoria?
A mediados de diciembre una encuesta publicada por Kaiser Family Health Foundation encontró que el 29 % de los trabajadores de la salud en todo Estados Unidos dudaban de la vacuna contra el coronavirus. Ante esta situación la pregunta de si la vacunación puede ser obligatoria se vuelve latente, aunque un mandato de este tipo no tendría ningún precedente y es bastante improbable según los expertos.
Sin embargo, algunas instituciones podrían exigirles a sus empleados tener la vacuna contra el coronavirus. En el Reino Unido, por ejemplo, los centros del salud del Instituto Nacional de Salud (NIH) requieren que todo el personal clínico esté al día en vacunación contra la influenza.
En Estados Unidos el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos y una de las voces más creíbles para hablar sobre covid-19 en ese país, dijo, de acuerdo a News Week, que estaba “seguro” de que algunas instituciones y compañías iban a pedirle a sus empleados la vacunación contra el coronavirus y que “todo estaba sobre la mesa” a la hora de lograr que más personas fueran vacunadas para ponerle fin a la pandemia.