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“Un cambio de política hacia Cuba no es una de las prioridades del presidente Biden”
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró que esa administración no tiene prisa en dar un giro en las relaciones entre la Casa Blanca y la isla. Muchos anticipaban lo contrario.
La victoria de Joe Biden, para muchos, implicaba un giro radical en la política exterior de los Estados Unidos. Frente a América Latina, un país generaba mucha expectativa: Cuba. El Gobierno Trump había incluido a la isla en la lista de países que apoyan el terrorismo en enero de este año, apenas unos días antes de que el magnate dejara el cargo.
Muchos anticipaban que sacar a Cuba de esa lista sería uno de los primeros pasos de la nueva administración. Pero no lo fue y parece que no lo será. “Un cambio de política hacia Cuba no se encuentra actualmente entre las principales prioridades del presidente Biden”, dijo la portavoz Jen Psaki en una conferencia de prensa.
La funcionaria agregó que la administración Biden está comprometida con “hacer de los derechos humanos un pilar central de nuestra política estadounidense” y “revisar cuidadosamente las decisiones políticas tomadas en la administración anterior, incluida la decisión de designar a Cuba como un Estado patrocinador del terrorismo”.
El gobierno de Trump tomó esa decisión en especial por cuenta de la negativa del gobierno de la isla de extraditar a la cúpula del ELN, que se encuentra aún en ese país, tras las fallidas conversaciones de paz con el Gobierno colombiano. La isla argumenta que no puede romper, como país garante de los acuerdos de paz, los protocolos de rompimiento que establecían que los líderes de esa guerrilla debían tener al menos 72 horas para volver al país, sin ser perseguidos por las autoridades.
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El gobierno de Iván Duque siempre ha sostenido que esos protocolos dejaron de ser aplicables cuando el ELN, en medio del proceso, realizó un atentado terrorista contra la Escuela General Santander, en la cual murieron 22 cadetes. Además, se conoció recientemente, por una revelación de SEMANA, que el líder de esa guerrilla, alias Gabino, nunca fue incluido en el equipo negociador y por lo tanto no estaría tampoco protegido por esos protocolos.
¿Un giro de 180 grados?
Durante la campaña, Biden afirmó que se necesita una “nueva política hacia Cuba”, y dijo que la isla “no está más cerca de la libertad y la democracia que hace cuatro años”.
La política de Washington hacia La Habana -que está bajo un bloqueo estadounidense desde 1962- fue endurecida por el gobierno de Trump, que prohibió que los cruceros estadounidenses paren en la isla y decretó sanciones contra empresas estatales y dirigentes cubanos. Además limitó los envíos de remesas.
Según La Habana, el endurecimiento de las sanciones impuestas bajo el gobierno de Trump tuvieron un impacto de 20.000 millones de dólares en la isla.
El movimiento de protesta San Isidro (MSI) -que reclama más libertad de expresión en la isla- recibió importantes apoyos en el Congreso estadounidense. Los senadores Bob Menéndez, presidente demócrata del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y el republicano Marco Rubio, firmaron un proyecto de resolución a favor de los artistas cubanos.
En otros temas internacionales, Biden sí ha dado un giro de 180 grados. El más simbólico por el momento es el Acuerdo de Cambio Climático de París. El enviado especial de Estados Unidos para el clima, John Kerry, confirmó el miércoles que Washington presentará sus nuevos compromisos de financiación para el Acuerdo de París sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero antes de la cumbre del 22 de abril que marca el quinto aniversario del pacto.
Kerry hizo este anuncio tras conversaciones con el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, durante una gira europea para marcar un nuevo compromiso en la lucha contra el cambio climático de la administración de Joe Biden después de que su antecesor, Donald Trump, se retirara del acuerdo de París.
“Anunciaremos nuestra NDC en la cumbre del 22 de abril o en algún momento de los días previos”, dijo Kerry, en referencia a las contribuciones determinadas a nivel nacional que se exigen a los firmantes.
Kerry y Le Maire también dijeron que estudiarán conjuntamente los esfuerzos para conseguir financiación privada para la lucha contra el calentamiento global, mientras los gobiernos se esfuerzan por conseguir los fondos necesarios para cumplir el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados, e idealmente más cerca de los 1,5 grados, para 2050.
“Tenemos que aunar crecimiento y medio ambiente, y Estados Unidos comparte una vez más este objetivo”, dijo Le Maire. “Las finanzas son el nervio de esta guerra por el clima”, añadió. “El sector privado puede desempeñar el mayor papel de todos y avanzar más rápido que cualquier otra entidad para ayudarnos a alcanzar nuestro objetivo”, agregó Kerry.
Sin embargo, acogió con cautela el impulso de Francia a la llamada tasa fronteriza del carbono para la Unión Europea, que permitiría a los gobiernos establecer aranceles a las importaciones de países que no impongan límites estrictos a las emisiones de gases de efecto invernadero para fabricar determinados productos.
“No hemos podido sentarnos a evaluar” si es o no la herramienta adecuada, dijo Kerry. “Nuestros amigos de Francia están planeando profundizar sobre esto (...) y estamos deseando que nos digan cómo podrían aplicarla y cómo podría funcionar”, dijo.
*Con información de AFP