Entrevista
Una guerra nuclear sería devastadora para cualquier país, aun sin respuesta al ataque
Joshua Pierce, profesor de ingeniería de la Universidad Western de Canadá, se hizo esta pregunta: ¿cuántas armas nucleares podría usar un país contra un enemigo sin causar un otoño nuclear y matar a su propia gente? Aquí esta la respuesta.
Joshua Pierce es un experto en encontrar soluciones colaborativas a los problemas de sostenibilidad y reducción de la pobreza. Recientemente, uno de sus trabajos tuvo que ver con un tema que hoy está en boca de todos: la guerra nuclear. Según sus modelos, el hollín que sube a la atmosfera como consecuencia de las numerosas explosiones nucleares causaría una caída significativa en la temperatura global e impediría que la luz del Sol llegue a la superficie de la Tierra. Esto provocaría una disminución de las precipitaciones, un aumento de la radiación ultravioleta y una ruptura de las cadenas de suministro y la producción de alimentos. “El estudio que mi colega David Denkenberger y yo hicimos muestra cuán dañino sería para la nación agresora un ataque nuclear con varias armas nucleares.
Según él, muchos conocen las consecuencias en la agricultura de un invierno nuclear. Pero la pérdida agrícola del “otoño nuclear” es menos conocida. En esta circunstancia habría una menor cantidad de humo, que haría caer entre un 10 % y un 20 % la producción en la agricultura mundial. Eso es suficiente para causar una escasez generalizada de alimentos, y hambrunas. “Toda nación dispuesta a utilizar su armamento nuclear debe determinar si tiene la capacidad de sobrevivir a los problemas que ella misma crea”, dice Pierce. Todas las naciones con armas nucleares se adhieren al concepto de disuasión nuclear: la idea de que una mayor potencia de fuego nuclear es intimidante y hace que otros países lo piensen dos veces antes de pelear.
Ese fue el punto de partida de su investigación. ¿Cuántas armas nucleares podría usar un país contra un enemigo sin causar un otoño nuclear y matar a su propia gente? SEMANA habló con él para indagar por la respuesta.
SEMANA: ¿Cuál fue el objetivo de su estudio?
Joshua Pierce (J. P.): Sabemos de manera intuitiva que los Estados Unidos tienen muchas más armas nucleares de las que van a usar. Pero con mi colega nos dio curiosidad saber el número límite de este arsenal. El ejercicio es importante porque mantenerlas es costoso. Entonces es conveniente saber cuántas son las necesarias para que cumplan el objetivo de disuasión y al tiempo no causar daño en su propio territorio.
SEMANA: ¿Y qué encontraron?
J. P.: Que todo depende del país, pero en conclusión el número es 100 armas nucleares. Eso provee la disuasión contra China, que es el país más poblado y minimiza el impacto en el propio país. Miramos el número de armas y analizamos lo que sucedería en los sistemas de cultivo, ver cuánta tierra tienes para cultivo y cuál sería el impacto en las diferentes potencias nucleares.
SEMANA: Ese sería el más importante hallazgo. ¿Es la primera vez que se hace este ejercicio?
J. P.: De lo que conocemos, sí. Nosotros somos los primeros en poder llegar con un número para decirles a los países: ‘necesitan solo estas armas y con esas hacen suficiente daño al otro al tiempo que ustedes como país no se afectarían’. Más de 100 provocaría un daño en su propia población si las usan contra otros. Y lo mejor, con solo 100 es posible disuadir a otros de usarlas contra usted.
SEMANA: Pero en el estudio no se contempla la posibilidad de una respuesta por parte del país agredido, ¿por qué?
J. P.: Sí, esto es asumiendo que todo sale bien para el país que agrede y que no hay respuesta. En ese escenario, si usa más de 100, la cadena de alimentos se afectará y con ello impactará la supervivencia de su propia población, algo que no es lógico. Hoy lo lógico sería una respuesta, pero el modelo se hizo ignorando toda esa realidad. Es el escenario más optimista, tiras bombas en un país y que este no responda.
SEMANA: En la vida real se espera que el otro responda.
J. P.: Sí, soy consciente de eso. Este modelo nuestro era solo para decir: “miren, no gasten su dinero en tantas armas, esto es lo mejor para usted”. Si Francia es atacada, es obvio que se van a armar y terminaríamos en otra guerra nuclear. En ese caso habría un invierno nuclear, algo estúpido.
SEMANA: ¿Cómo afecta una bomba a la agricultura?
J. P.: El problema es que cuando explota una bomba el hollín se va a la atmósfera y esto reduce el nivel de luz que entra a la Tierra. Entonces hay más radiación ultravioleta y menos luz de la que necesitan los cultivos. El nivel de las cosechas disminuye y por eso se dan las hambrunas. Si se usan más de 100, se producirían hambrunas entre los propios ciudadanos del país agresor. Usamos China y Estados Unidos en nuestro modelo porque queríamos saber qué pasaría si se impactan las ciudades chinas mas pobladas. Con 100 armas nucleares fue suficiente. Eso nos dice que no tiene ningún sentido mantener más armas de lo que puede racionalmente usar. Los países han gastado billones de dólares en armas que nunca van a usar.
SEMANA: ¿Cuánto representa 100 en el porcentaje de armas nucleares?
J. P.: Es un porcentaje muy pequeño. Estados Unidos tiene cerca de 7.000 y Rusia un poco más. Eso sería mucho menos del 1 %.
SEMANA: ¿Qué sucedería en otros países?
J. P.: En el caso de Israel, debido a que su territorio es más mas pequeño, ese número afectaría a su gente, que ya no podría alimentarse con el invierno nuclear que producen las armas que lanzó a su enemigo. Entonces no podrían alimentar a su población con ese invierno nuclear.
SEMANA: ¿Cuál es la diferencia entre otoño e invierno nuclear?
J. P.: El invierno se daría en caso de una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia, y si ambos países explotan las bombas en sus principales ciudades todo ese hollín provocaría oscuridad. Sería como un invierno continuo durante cinco años y gran parte de la población moriría. Si no está preparado su país, la pasarán muy mal porque será difícil obtener comida. En el otro escenario, el del otoño, se podrán plantar papas, pero muchos de los cultivos van a dar cosechas menos abundantes y otros alimentos no se podrán producir. La gente que hoy no tiene seguridad alimentaria no tendría qué comer. La comida alternativa ayudaría en este caso.
SEMANA: ¿De qué depende que tengamos invierno u otoño?
J. P.: Del número y el tipo de bombas nucleares. Cuantas más bombas, es más probable que haya mucho hollín en la atmósfera.
SEMANA: ¿Piensa en un conflicto nuclear ahora con la invasión de Ucrania?
J. P.: La gente esta muy preocupada. Espero que no pase nada. Es muy irracional ya como es. La pérdida en dólares es inmensa.
SEMANA: ¿Qué tanta exposición ha tenido este estudio?
J. P.: Este lo hicimos como un ejercicio en nuestro tiempo libre. No fue un trabajo tan retador. Fue fácil hacerlo. Lo frustrante es que alguien no lo haya hecho antes. Ojalá ahora alguien en el Pentágono haga uno mejor con modelación real. Pero no ha sucedido.
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