VENEZUELA
Venezuela: Cómo ayuda el gigante Rosneft a Maduro y por qué es clave en el nuevo pulso entre EE. UU. y Rusia en el país vecino
La petrolera estatal rusa ha encontrado un "gran negocio" en ayudar al gobierno venezolano a esquivar las sanciones estadounidenses y a vender su petróleo. Washington estudia medidas que podrían provocar una escalada diplomática.
Si Washington mostraba esta semana su renovado apoyo al líder opositor, Juan Guaidó, con una ovación en el Congreso y una reunión con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca, el gobierno de Nicolás Maduro espera este viernes la visita de Serguéi Lavrov, el ministro de Exteriores ruso. La visita de Lavrov permitirá a Maduro escenificar el apoyo de Rusia, su gran valedor en la escena internacional, en un momento en el que Guaidó se esfuerza en exhibir el respaldo de los países que, como Estados Unidos, lo reconocen como presidente interino de Venezuela.
Según escribió en The New York Times David Smilde, de la Oficina de Washington para América Latina, "no es coincidencia" que Lavrov llegue a la capital venezolana poco después de la visita de Guaidó a Washington y de la gira del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, por varias de las antiguas repúblicas soviéticas, a las que Moscú considera su área de influencia.
Este miércoles, un alto funcionario de la Casa Blanca recordó que la política de la administración Trump es aplicar la "máxima presión" para provocar la salida de Maduro del poder. "Estamos probablemente a mitad del camino de lo que la máxima presión puede parecer", advirtió.
La competencia entre las dos grandes potencias en Venezuela vuelve a ganar temperatura y un nombre gana protagonismo: Rosneft. La Casa Blanca advirtió de que el gigante ruso de la energía podría ser sancionado por sus actividades "en apoyo" de Maduro. Cuando se anunció la visita de Lavrov a Caracas, su portavoz aseguró que el objetivo de su viaje era "contrarrestar las sanciones ilegales y unilaterales de Estados Unidos".
Qué es Rosneft y por qué es importante
Rosneft es una compañía petrolera, propiedad en su mayor parte del Estado ruso, que la cataloga como una de sus "empresas estratégicas". Su director ejecutivo es Igor Sechin, al que se considera uno de los dirigentes de máxima confianza de Vladimir Putin, una muestra de la importancia que la firma tiene para el presidente ruso.
Rosneft estaba presente en Venezuela ya en los tiempos en los que Hugo Chávez -hoy fallecido- era presidente. Y al contrario que otras compañías energéticas extranjeras, que fueron expropiadas o abandonaron el país por decisión propia, mantuvo su actividad y sus inversiones incluso ante el desplome de la producción petrolera venezolana de los últimos años.
La presencia de la compañía ha sido, junto a la cooperación militar y la venta de armamento y sistemas de defensa, uno de los elementos más visibles de la política de apoyo a Maduro aplicada por el Kremlin. En la actualidad, Rosneft juega un papel clave en la explotación y distribución del crudo en algunos de los campos más importantes del país, como Petromonagas, Boquerón, Petrojunín y Petrovictoria, en los que opera en colaboración con PDVSA, la petrolera estatal venezolana.
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Cómo ayuda Rosneft a Maduro
En enero de 2019, Estados Unidos lanzó una nueva ronda de sanciones contra el gobierno de Maduro con el objetivo de bloquear sus exportaciones petroleras, el paso más agresivo dado hasta entonces en la ofensiva diplomática de Washington. Pero ya en el mes de marzo, Pompeo se quejaba de que Rosneft seguía comprando crudo venezolano y la acusaba "lanzarle un salvavidas al régimen".
La mayoría de socios comerciales de PDVSA, como la china CNPC o la india Reliance, decidieron dejar de comprar directamente el crudo venezolano para evitar verse afectadas por las sanciones, pero Rosneft hizo caso omiso. "Rosneft ha sido una notable excepción al recibir crudo venezolano como pago de la deuda pendiente, sorteando así las sanciones", afirmaron los investigadores Lisa Viscidi y Nate Graham en un informe publicado por Inter-American Dialogue, un think tank con base en EE.UU.
"Con el pretexto de que la deuda es anterior a las sanciones, Rosneft ha seguido operando como si tal cosa y mueve ahora el 60 o el 70% de las exportaciones de crudo venezolano", afirma en conversación con BBC Mundo Antonio de la Cruz, director del centro de análisis Inter-American Trends.
Pese a que su país sufre lo que la mayoría de expertos describen como una de las peores crisis económicas de la historia reciente, el gobierno venezolano ha ido enjugando a buen ritmo su abultada deuda con Rosneft, hasta reducirla a US$800 millones.
El economista Ramiro Molina, experto en mercados financieros y exdirectivo de algunas de las más importantes compañías venezolanas, cree que "a este ritmo la deuda quedará totalmente cancelada este año". Pero el gigante ruso está haciendo algo más que cobrar lo que se le debe, señalan los expertos. "Ha descubierto un gran negocio y se ha quedado con un enorme nicho de mercado", indica De La Cruz.
Al apartarse chinos e indios, y quedar cerrado el mercado de Estados Unidos, que antes de la sanciones era el mayor importador de crudo venezolano, Rosneft actúa ahora como un intermediario privilegiado en posición dominante. "Siguen cargando el crudo en Venezuela y lo transportan hasta la India y Singapur, donde lo transfieren en el mar a buques que lo acaban desembarcando en China", explica el experto.
De este modo, China evita verse implicada en la transacción con Venezuela y Rosneft obtiene los beneficios de la distribución que, en este caso, son muy superiores a lo habitual, coinciden los analistas. Y es que, según De la Cruz, "a PDVSA le aplican una especie de prima de riesgo adicional del 15 o 20% con el argumento de que colocar su producto implica el peligro de las sanciones".
Este mecanismo explicaría la paradoja de que, pese al cerco de las sanciones, la exportación de petróleo venezolano a China e India haya aumentado durante 2019, convirtiendo a los dos países asiáticos en los principales clientes.
La permisividad de Estados Unidos respecto a este procedimiento ha hecho que otras compañías energéticas hayan empezado a practicarlo, aunque estén aún lejos de las cifras de Rosneft. Se sumarían a otra tendencia detectada por los expertos en el sector, la de los buques que transportan crudo venezolano pero desactivan sus sistemas de localización para que no se les pueda seguir el rastro.
¿Y qué gana Maduro con todo esto?
De la Cruz afirna que "no todo lo que distribuye Rosneft corresponde a deuda pendiente. También hay ventas por las que el gobierno venezolano está recibiendo euros en efectivo que ahora empiezan a circular por Caracas". Según los cálculos del experto, Maduro ha logrado ingresar entre US$6.000 y US$7.000 millones en concepto de exportaciones petroleras, pese a las medidas de Washington.
Al momento de publicar este artículo, ni Rosneft ni el Ministerio de Comunicación de Venezuela habían respondido a una solicitud de comentarios de BBC Mundo.
Qué puede pasar ahora
A la pregunta de si el gobierno de Trump estudia imponer sanciones directas sobre Rosneft, un alto funcionario de la Casa Blanca respondió: "Absolutamente". Rosneft, como la española Repsol, es vigilada de cerca por Washington: "Sus actividades son claramente una preocupación", añadió.
Para Rusia, al contrario, no son solo un negocio, señalan los analistas, sino también una de las más poderosas herramientas para ejercer su influencia en una región, América Latina, en la que Estados Unidos ha jugado tradicionalmente un papel dominante.
Para Smilde, el enfoque de la Administración Trump ha convertido a Venezuela "en un peón geopolítico" inmerso en una especie de "recreación de la Guerra Fría", lo que "socavó las negociaciones con la mediación de la diplomacia noruega" de 2019 y aleja una solución del conflicto político venezolano.
El investigador Geoff Ramsey cree que las cosas podrían complicarse aún más: "Si sancionan directamente a Rosneft, lo más probable es que los rusos redoblen su apoyo a Maduro".