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“Venezuela es un país que se muere de hambre”: María Corina Machado

Semana.com habló con la exdiputada y líder opositora venezolana sobre la crisis política que enfrenta su país y la oportunidad que tiene la oposición de aprovechar el momento más crítico del gobierno de Nicolás Maduro.

Jesús Mesa *
7 de mayo de 2017

No es la primera vez que el nombre de María Corina Machado aparece en los titulares de prensa de Venezuela y del mundo. Su activismo y las denuncias contra el gobierno  la tienen en la mira de las autoridades venezolanas, que la semana pasada interpusieron una orden de captura en su contra.

Los últimos días de la exdiputada y líder opositora venezolana, han sido agitados y desgastantes. Su tiempo lo divide entre las marchas, las visitas a los heridos que han dejado las manifestaciones en Venezuela e incluso, en asistir a los funerales de jóvenes que han perdido su vida en las jornadas de manifestaciones más violentas que jamás haya visto esa nación.

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Semana.com habló con la exdiputada caraqueña sobre la crisis institucional que enfrenta su país, las protestas, del papel que debe tener la comunidad internacional y sobre la nueva ola de manifestaciones que en el último mes han dejado hasta ahora 38 muertos y centenares de heridos.

Semana.com: Una orden de captura fue emitida en su contra la semana pasada y usted le respondió al presidente Maduro que la podían encontrar en las calles. ¿En qué está actualmente María Corina Machado?

María Corina Machado: Lo mismo que hemos hecho desde que decidimos enfrentar y asumir que lo que vivimos es una dictadura. Esta no es cualquier dictadura porque es militarista y criminal. Es una dictadura que tiene vínculos evidentes con el narcotráfico, con el crimen organizado y hasta con el terrorismo islámico. Por eso, nuestro deber es enfrentarla con firmeza de manera cívica, serena y pacífica y eso requiere de toda la fuerza ciudadana. Así que estamos en eso. Acompañando a una Venezuela que hoy está de pie decidida a conquistar la libertad.

Semana.com: La semana pasada usted envío una carta al Congreso colombiano. ¿Cuál era su intención con esta carta?

M.C.M.: Transmitir la urgencia del momento que vivimos. Toda América Latina es fundamental en nuestra lucha, pero sobre todo lo es Colombia. Si hay un estado que necesitamos al frente liderando la solidaridad y el compromiso con la urgencia de la salida de la dictadura y la reconstrucción de nuestro país es Colombia. Porque compartimos no solo la frontera y a millones de ciudadanos que son colombianos y son venezolanos, sino porque es quizás el gobierno latinoamericano que tiene un mejor conocimiento sobre la crisis que ha generado el régimen venezolano.

Semana.com: Colombia ha pasado de una posición prudente a una más activa frente a la situación de Venezuela. ¿A qué cree que se debe este cambio?

M.C.M.: Debo decir que siempre hemos sentido que el Congreso colombiano ha estado en sintonía con el pueblo de Venezuela y durante muchos años ha mantenido una posición muy firme. Pero en efecto, sí hemos visto una postura más activa por parte del gobierno colombiano y creo que tiene que ver con varias cosas: la primera, la forma con la que se ha agudizado la catástrofe humanitaria que tiene ya consecuencias para los colombianos por la fuga de ciudadanos que han huido hacia su país. En segundo lugar, las últimas decisiones como la atribución del Tribunal Supremo de Justicia de las funciones de la Asamblea Nacional y la consecuente represión que hemos visto luego de que comenzaran las protestas en las calles. Y en tercer lugar, creo que la forma en la que se ha expuesto la naturaleza del régimen de Maduro, con altos miembros del gobierno vinculados al narcotráfico, el lavado de dólares, el contrabando y hasta con el terrorismo islámico.

Semana.com: Las manifestaciones se intensificaron luego de una serie de medidas polémicas por parte del gobierno venezolano. Un mes después, ¿cree usted que estas manifestaciones serán momentáneas o se intensificarán?

M.C.M.: Venezuela es un país que se muere de hambre. Desde luego que la desesperación surge desde lo más hondo de esta catástrofe. Una juventud que creció sin opciones quiere creer que hay una posibilidad real de un cambio, de un país que les dé una opción de futuro. Yo, que llevo todos estos años en la calle acompañando las manifestaciones, nunca había visto una energía y una convicción como la que hoy se vive en Venezuela. Es algo que trasciende más allá de cualquier decisión política.

Semana.com: A pesar de que la violencia se ha recrudecido, sobre todo en las marchas, la gente continúa saliendo a la calle. ¿Por qué?

M.C.M.: Tenemos plena conciencia de que no podemos dejar pasar esta energía que se ha construido, porque Maduro ya decidió llevarse todo por delante. Es lo que el régimen ha ordenado y como sociedad hemos entendido que hay que rebelarse. Entendimos que la protesta sí funciona, porque hoy se siente que el régimen está acorralado. Esta Venezuela es otra después de 35 días de lucha ciudadana y estamos convencidos que vamos a lograr ese nivel de energía que obligue al régimen a avanzar a una transición que culmine con su salida.

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Semana.com: ¿Es este el peor momento del gobierno de Nicolás Maduro y del régimen chavista desde su llegada al poder en 1999?

M.C.M.: Sin duda. Maduro se ha quedado absolutamente solo y aislado. Las fracturas ya no son en un país en el que más del 90 % clama por un cambio, sino también en el propio entorno chavista. Uno de los casos emblemáticos es el de la fiscal general de la república, que durante 18 años fue leal al régimen y desde una posición de poder ha repudiado el uso de la violencia por parte del Gobierno. Pero esto es lo que se ve por fuera. En el interior del régimen se están acentuando estas divisiones.

Semana.com: ¿Cuál cree que ha sido la reacción del gobierno frente a estas movilizaciones de la oposición?

M.C.M.: La respuesta ha sido la contraria a la que el régimen pensaba, pues creyeron que a punta de represión nos iban a callar y esto lo que ha generado es un repudio aún mayor por parte de la gente y ha unido en un mismo clamor a los sectores de clase media y trabajadora con los sectores más populares del país y esto desde luego es lo que tiene aterrorizado al régimen. Además hay que recordar que las últimas elecciones las ganamos nosotros, cuando logramos la mayoría en la Asamblea Nacional.

Semana.com: Sin embargo, a pesar de que obtuvieron una mayoría en la Asamblea la impresión es que fue más una victoria simbólica. ¿Por qué no ha podido tener más impacto?

M.C.M.: Hay que recordar que la elección del parlamento fue en un contexto de todo tipo de trampas y fraudes y aun así en un hecho heroico se logró una mayoría absoluta. Pero Maduro, con un Tribunal Supremo de Justicia ilegítimo y sometido, procedió a fraguar un golpe de estado con el objetivo de formalizar el cierre de todas las vías institucionales. Esta es una clara evidencia de que a pesar de lo que dicen aquí no hay democracia. Lo que está en juego en Venezuela es la restitución de la república, con el objetivo de atender una catástrofe que advertimos durante muchos años y que en su momento nos dijeron que no iba a ocurrir, pero que era el único resultado posible de un proyecto político que buscó por la fuerza imponerse y someter a la sociedad.

"Después de la salida del régimen se inicia el más desafiante proceso de transición de la historia venezolana"

Semana.com: La oposición venezolana ha dicho en reiteradas ocasiones que la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente es un golpe de estado. ¿Por qué es tan peligrosa?

M.C.M.: Porque es lo que considero una ‘paraconstituyente’, que se hace al margen de la Constitución y de los derechos humanos. Lo que Maduro pretende en su desesperación es ganar tiempo y desactivar la protesta y así engañar a la comunidad internacional. La Constitución venezolana es inequívoca: solo el pueblo tiene la potestad de convocar una asamblea nacional constituyente y Maduro ha decidido usurpar el único poder que quedaba en la gente, que es el poder originario. Además, el presidente pretende designar a dedo a quienes conformen ese fraude monumental.

Semana.com: ¿Qué tan importante es el papel que puede tener la comunidad internacional para llega a una solución a la crisis que se vive en Venezuela?

M.C.M.: Es indispensable y por eso llevamos muchos años tratando de transmitir la naturaleza del régimen y lo que venía para Venezuela. Finalmente, el mundo se dio cuenta y llama a este gobierno como lo que es: una dictadura. Hay un pueblo unido que está siendo atacado y acribillado, de modo que esto es lo que la comunidad internacional debe entender. La urgencia y el hecho de que no hay posibilidad alguna de aliviar la crisis político humanitaria de seguridad interna e institucional mientras Maduro esté en el poder. Por eso pedimos que la comunidad internacional aplique toda la energía necesaria para que Maduro asuma que su única opción es aceptar una genuina negociación que establezca los términos y los plazos para su salida del poder.

Semana.com: La presión internacional se ha acentuado en los últimos días y ha provocado medidas como el anuncio de retirarse de la OEA. ¿Cuál es su explicación a este tipo de acciones por parte del Gobierno de Maduro?

M.C.M.: Son pataditas de ahogado. Estas acciones son la evidencia de un régimen aislado internacionalmente y acorralado internamente. En todo caso, queda claro que Maduro no podrá sacar a Venezuela de la OEA porque este es un proceso que toma dos años y para ese entonces estoy convencida de que no solo ya habrá pasado la transición sino que estaremos en plena recuperación de nuestro país. Una Venezuela insertada no solamente en un sistema interamericano de derechos humanos, sino también integrada en materia económica, comercial y social con toda la región. Es lo que buscamos.

Semana.com: Por muchos años se habló de que una de las dificultades para vencer al chavismo en Venezuela era una oposición dividida. ¿Cuál es el estado de la oposición hoy?

M.C.M.: Más unida que nunca y no solo me refiero a los partidos políticos sino a toda la sociedad. En efecto, la radicalización de la violencia de Maduro ha tenido ese efecto y quienes todavía le daban un margen de duda a este gobierno, de que había una posibilidad de racionalidad y de diálogo, finalmente han entendido que esto no existe en una dictadura que está dispuesta a todo con tal de preservar el poder.

Semana.com: ¿Es posible plantearse la opción de un diálogo?

M.C.M.: Después de haber pasado la nefasta experiencia del mal llamado diálogo de octubre, cuando estuvimos tan cerca de iniciar la transición y bloquearon el referendo revocatorio, lo cual fue un engaño a la sociedad venezolana, entendimos que frente a una dictadura de esta magnitud la negociación requiere una posición de fuerza del sector democrático. Nuestra fuerza está en la gente y por lo tanto hay que mantener de forma organizada, serena y firme esta presión en la calle, así como se requiere también de la presión de la comunidad internacional.

Semana.com: Usted habla constantemente de un proceso de transición una vez salga el chavismo del poder. ¿En qué consiste?

M.C.M.: Después de la salida del régimen se inicia el más desafiante proceso de transición de la historia venezolana. Y ello requiere a toda una sociedad unida en lo que hemos llamado un gran acuerdo político. Ahí tenemos que estar incluidos todos los venezolanos y buscar que se regeneren todas las garantías de la institucionalidad democrática para que Venezuela pueda ser muy pronto una nación verdaderamente autónoma. Ese es el reto. Explicar que sí hay un futuro sin Chávez y Maduro y cómo va a ser ese proceso de transición.

Nuestras prioridades son entonces garantizar de inmediato el acceso a alimentos, salud y seguridad y en paralelo ir creando confianza dentro de la sociedad, tanto interna como también a la comunidad internacional. Porque en ese momento Venezuela va a necesitar de una enorme asistencia técnica y financiera. Pero estoy convencida de que tenemos el talento, la experiencia y sobre todo las ganas de encontrarnos en este proceso de salvación de Venezuela.

Semana.com: El caso de Leopoldo López ha trascendido en los últimos días y se especula mucho sobre su estado de salud. Qué opinión le merece a usted lo que ocurrió el pasado miércoles?

M.C.M.: Es una monstruosidad. Han sometido a su familia y a la sociedad venezolana a más de un mes de angustia, pues ni siquiera se permite el contacto de los abogados con Leopoldo. Después de ese episodio, que para mí fue una operación calculada para crear angustia y zozobra en la familia de Leopoldo, buscaban desviar la atención de lo que estaba ocurriendo ese día. Jóvenes acribillados por una tanqueta, prendidos en fuego de arriba a abajo y hasta los asesinatos de muchachos de 17 años. Eso nos da más razones para entender la urgencia de su salida. Afortunadamente yo sé que Leopoldo está bien y confío en que está bien, pero no solo es él, sino todos los presos políticos y estos muchachos que han muerto y que son nuestros héroes. A ellos les digo que no los vamos a defraudar y que vamos muy pronto a lograr la liberación de Venezuela.

Semana.com: ¿Es usted optimista frente al futuro de Venezuela?

M.C.M.: Siempre y por una razón: porque yo confío en Venezuela y conozco a nuestro pueblo. Hemos resistido prácticamente solos durante 18 años a la peor dictadura, a la peor tiranía cuando todos nos dieron la espalda. Hoy finalmente no solamente el mundo nos acompaña sino que Venezuela está más unida que nunca, es consciente de lo que está en juego y está decidida a conquistarlo. Yo hoy me siento orgullosa de ser venezolana y hacer parte de esta generación. Ver a estos muchachos que han crecido bajo este régimen, arriesgando su vida por la democracia y la libertad, me llena de emoción. Esa es Venezuela. Hoy hay un país erguido, digno, que avanza y que no se detendrá hasta conquistar la libertad. Falta muy poco.

* Periodista de Semana.com