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Víctimas del ayuno mortal en Kenia ya son más de 200 y las autoridades siguen buscando cuerpos
El número de rescatados en el bosque de Shakahola asciende ya a más de 70.
Las autoridades de Kenia han elevado a 201 el número de cuerpos exhumados, tras el hallazgo de nuevos cuerpos en unos terrenos utilizados por una secta cristiana en una zona boscosa en Shakahola, en el norte del país, un suceso que ha desatado una oleada de críticas y ha derivado en la detención del líder del grupo, Paul Mackenzie, que podría llegar a ser imputado por cargos de terrorismo.
La Policía de la región Costa ha localizado este sábado 22 nuevos cuerpos después de que el martes arrancara una segunda ronda de exhumaciones en la zona, mientras que el número de rescatados en Shakahola asciende ya a más de 70.
La comisionada de la Policía regional, Rhoda Onyancha, recalcó que la cifra de desaparecidos que podrían estar vinculados con las actividades de la secta ha seguido aumentando y llega a los 610, tal y como ha recogido el diario keniano The Nation.
La búsqueda de otros cuerpos se interrumpirá durante dos días, para permitir reorganizar la investigación, y se reanudará el martes, indicó Onyancha.
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La alta funcionaria también recalcó que, 26 personas ya fueron detenidas en relación con la masacre del bosque de Shakahola, entre ellas el extaxista Paul Nthenge Mackenzie, “pastor” de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva.
Los principales líderes de la secta, encabezada por Mackenzie, instaron a los adeptos a practicar el ayuno hasta la muerte bajo la promesa de que se encontrarán con Jesucristo en una nueva vida. El presidente de Kenia, William Ruto, ha descrito a Mackenzie como un “terrible criminal”.
Entre los detenidos figuran igualmente los miembros de una “banda de matones”, que vigilaban que nadie rompiese el ayuno o intentase huir del bosque, precisó.
Las autopsias revelaron hasta el momento que la mayoría de las víctimas -entre ellas varios niños- pereció de hambre, aunque también hay indicios de personas estranguladas, apaleadas o asfixiadas, según el forense del gobierno, Johansen Oduor.
A algunos cuerpos se les había extraído ciertos órganos, lo cual levantó sospechas de “un tráfico de órganos humanos bien coordinado que implica a varios actores”, según un acta judicial establecida el lunes pasado.
El ministro del Interior keniano pidió sin embargo el martes tratar esa sospecha “con cautela”, dado que por el momento se trata “de una teoría en curso de investigación”.
El hallazgo de los cuerpos provocó sentimientos de horror, indignación e incomprensión en este país de África del Este, de unos 50 millones de habitantes y donde hay más de 4.000 iglesias registradas, según el Gobierno.
El mismo año, el Directorio de Investigaciones Criminales advirtió a los ciudadanos sobre un culto llamado Young Blud Saints, que se enfocaba en estudiantes universitarios. “Los miembros deben sacrificar lo que más aman para probar su lealtad a la organización”, dijo el DIC en un comunicado, urgiendo a los “padres a mantener un ojo en sus niños para evitar que sean reclutados para tales organizaciones malignas”.
Pero estos cultos han conseguido esquivar la ley, a pesar de atraer repetidamente la atención de la policía. El propio Nthenge se enfrentó a la ley en 2017, tras ser acusado de instar a los niños a ausentarse de la escuela, asegurando que la Biblia no reconocía la educación.
*Con información de AFP y Europa Press.