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Video | Impresionante sismo de 6,6 grados se vivió en Japón
El movimiento telúrico dejó al menos nueve personas heridas.
Un fuerte sismo de magnitud de 6,6 sacudió en la madrugada del sábado 22 de enero (hora local) el suroeste y el oeste de Japón.
De acuerdo con información oficial, el movimiento telúrico dejó al menos nueve heridos. Las autoridades, no obstante, precisaron que no se generaron olas de tsunami. “El foco del terremoto bajo el océano Pacífico estaba dentro de una zona frente a la costa de Japón donde se afirma que podría ocurrir un terremoto masivo y un posterior tsunami en el futuro”, señalaron medios locales.
El sismo ocurrió alrededor de la 1:08 a. m., afectando las prefecturas de Miyazaki y Oita en la isla principal de Kyushu, en el suroeste del país, dijo la agencia meteorológica. Según se informó en estas zona el sismo tuvo una intensidad de 7, de acuerdo con una medición japonesa. “A una intensidad de superior a 5, a muchas personas les resulta difícil moverse y caminar es difícil sin sujetarse a algo estable”.
Las islas Tonga se enfrentan a una inmensa falta de agua potable tras erupción de volcán y tsunami
Las islas Tonga viven una gravísima falta de agua potable, casi una semana después de la erupción del volcán en el archipiélago, una catástrofe que un responsable de los servicios de rescate comparó este viernes con la explosión de “una bomba atómica”.
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La erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai el 15 de enero, que desencadenó un tsunami, dejó a la pequeña nación del Pacífico aislada del resto del mundo tras la ruptura del cable de comunicaciones que unía el archipiélago a Internet.
La situación continúa siendo difícil por la falta de ayuda humanitaria y la titánica operación de limpieza de cenizas que deben hacer ahora los habitantes.
“Lo peor para nosotros son las cenizas. Todo está cubierto por las cenizas del volcán”, subrayó Taumoefolau.
Jonathan Veitch, que coordina la operaciones de Naciones Unidas desde las islas Fiyi, consideró que el principal problema es el agua potable, pues las reservas que abastecen a decenas de miles de personas podrían estar contaminadas por las cenizas o el agua salada del tsunami.
“Antes de la erupción, la mayoría dependía del agua de lluvia”, dijo Veitch a la AFP.
“Si la ceniza ha hecho que todo sea tóxico, eso es un problema, a menos que puedan acceder a fuentes subterráneas”, afirmó, y añadió que ahora era “vital poder determinar su ubicación”.
Ya se comenzó a analizar el agua, pero tras la erupción del pasado sábado “todo el país está cubierto de ceniza”, informó Veitch.
Los aviones militares australianos y neozelandeses que llevaban ayuda de emergencia pudieron aterrizar. Pero la distancia, las dificultades de comunicación y las medidas para evitar que el covid-19 afecte a este reino de las 170 islas complican las operaciones.
“No es fácil. Está lejos de todo. Por lo tanto, hay limitaciones de acceso. Y luego (está) el problema de la covid, obviamente, así como la falta de medios de comunicación. Yo diría que es casi un triple golpe”, reconoció Veitch, quien agregó que la ONU “está preocupada” por la propagación en varias islas del Pacífico de la contagiosa variante ómicron.
La erupción y el tsunami dejaron tres personas muertas, pero aún no se ha determinado el alcance económico de los daños materiales. “Hay mucha destrucción”, según Veitch.
Muchas personas que viven en islas remotas y cuyas viviendas fueron destruidas fueron evacuadas a la gran isla de Nomuka. Un barco neozelandés que atracó en Tonga el viernes llevó importantes reservas de agua potable.
“También tiene capacidad para desalinizar de 70.000 a 75.000 litros de agua por día, lo que hará una diferencia para la población, al menos en Tongatapu”, declaró Veitch.
*Con información de la AFP.