mundo
Voluntarios se infiltran como ‘James Bond’ para controlar los precios en supermercados de Argentina: esta es su historia
Desde hace una década Argentina registra índices de inflación anual de dos cifras.
Mónica Schenone es ama de casa e integrante de la agrupación social La Dignidad, que forma parte de un colectivo de 25 personas que cumple con la tarea de revisar de manera incógnita los precios en los supermercados, para controlar el cumplimiento de un acuerdo para contener la inflación de Argentina, una de las más elevadas del mundo.
“Salgo horrorizada. Estoy en shock”, confesó la mujer, de 52 años, al salir de un supermercado del barrio San Cristóbal.
Argentina cerró 2022 con una inflación de 94,8% y en enero ya registró 6%.
Los infiltrados
Junto con sus compañeros de La Dignidad, Schenone ha constatado a los largo de estos meses un “grave incumplimiento” del programa ‘Precios Justos’, un acuerdo voluntario de empresarios con el gobierno que abarca a 2.000 artículos básicos.
Las empresas firmantes del acuerdo se exponen a multas si no cumplen con el precio “justo” que se comprometieron a fijar.
El mayor problema ha sido la falta de abastecimiento de los productos incluidos en el programa, pero también se presentan casos de marcación de precios por encima de los acordados.
Con ese acuerdo, las empresas seleccionan algún producto de alguna de sus marcas para atarlo a los ‘precios justos’, mientras que los demás quedan liberados al vaivén de la oferta y la demanda.
La oposición cuestiona la eficacia de los acuerdos de precios y reclama, en cambio, medidas macroeconómicas como reducir drásticamente la emisión de dinero y el gasto público.
Aumento de precios con o sin espías
Luego de críticas al envío de brigadas de supervisión de parte del sindicato de camioneros, ya suspendidas, el gobierno habilitó una app para que el propio consumidor revise las listas de ‘Precios Justos’ y denuncie incumplimientos.
Pero Mónica continúa con los controles y, para evitar que se lo impidan, se mimetiza entre los compradores -”como James Bond”, dice- para tomar fotografías de precios y faltantes de productos, y volcar los datos en informes críticos.
Pese al anuncio de nuevos ‘Precios Justos’, los aumentos en muchos productos no paran. Mónica anotó que el kilo de yerba mate, la infusión preferida de los argentinos, pasó de 707 pesos a 770 pesos, un 10% de aumento.
“Siento bronca. ¿Por qué una familia se tiene que conformar con una leche clase Z porque está más barata y la de primera cuesta el doble?”, exclamó.
“Esto es toda una fachada. Y yo participo de los controles para demostrarlo. No podés tener como precio justo un litro de leche a 215 pesos (1,10 dólares al tipo de cambio oficial). ¿Qué le doy a un chico, entonces, mate? ¿Y el calcio que necesita?”, criticó la mujer.
La Dignidad se define como una agrupación de “izquierda social” enfocada en la producción de alimentos a bajo precio. Su líder, Rafael Klejzer, considera que “para una emergencia, está bien imponer control de precios, o hacer un acuerdo como una transición”, pero cuestiona “que esa transición es hacia la concentración de empresas y además vamos sin plan”.
No paran los precios
El economista Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica, tampoco considera que el acuerdo de precios sirva para frenar la inflación.
“Argentina es un país de gobiernos que buscan ideas entre los escombros del Muro de Berlín. La inflación es siempre producto del Estado, ni de grandes grupos ni de pequeños comercios”, dice.
El acuerdo incluye a grandes cadenas, pero excluye a almacenes de barrio que abastecen a millones de argentinos y les venden a precios hasta 100% más caros, según la consultora Nielsen IQ.
Desde hace una década, Argentina registra índices de inflación anual de dos cifras, pero la escalada de precios sufrió una fuerte aceleración desde 2018, año en que alcanzó 47,6%. Luego se sucedieron un 53,8% en 2019, con una baja a 36,1% en medio de la pandemia en 2020, para volver a crecer en 2021 (50,9%) y dispararse en 2022 (94,8%).
El ministro de Economía, Sergio Massa, ha reconocido que la inflación desbocada es su mayor problema.
“La inflación es el peor veneno de la economía: significa pérdida del valor de la moneda, del salario, de los activos y del patrimonio, y significa que no hay reglas”, dijo recientemente.
Con información de AFP