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William Brownfield habla del régimen de Nicolás Maduro y de Venezuela: “No es una crisis, es una tragedia”
“Es un régimen que ha producido el mayor número de refugiados humanitarios en la historia de las Américas durante los últimos 500 años”, enfatizó.


Antes de llegar a Colombia en el año 2007, William Brownfield fue el embajador de los Estados Unidos en Venezuela por tres años. El diplomático es uno de los que mejor conoce ese país y lo que sucede allí le impresiona.
“Creo que, en este momento, no se puede negar —en mi opinión— que el gobierno, lo que llamo yo, el régimen en Venezuela, no es un gobierno democráticamente elegido. No es un gobierno que respeta derechos humanos. No es un gobierno que cumple con sus obligaciones internacionales”, le dijo a SEMANA en su entrevista para la última edición de la revista.
El exembajador narró lo que ha sido el comportamiento de Venezuela en el derecho internacional: “No es un gobierno que respeta fronteras, por ejemplo, de sus vecinos o fronteras marítimas en el Caribe”.

Y lo que el paso de Nicolás Maduro por el poder ha significado en términos humanitarios. “Es un régimen que ha producido el mayor número de refugiados en la historia de las Américas durante los últimos 500 años, un régimen que ha producido las condiciones económicas para el colapso de su sistema de salud pública, de su sistema educacional. En otras palabras, no es una crisis, es una tragedia”.
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Vea la entrevista de William Brownfield con SEMANA:

El diplomático estuvo en Bogotá, pues fue designado como el primer fellow del Centro Iván Duque para la Prosperidad y la Libertad, que forma parte del prestigioso Wilson Center. En esos días, participó también en un conversatorio con el exmandatario y con Eddy Acevedo, jefe de gabinete y asesor principal del presidente de ese centro, sobre el inminente riesgo de que Colombia sea descertificada.
Brownfield, en una conversación con SEMANA, ahondó sobre esta posibilidad. “La realidad matemática, las cifras indican que en los últimos diez años hemos visto no un crecimiento, sino una explosión de cultivos de coca y producción de cocaína en Colombia”, dijo.
“No culpo a ningún Gobierno, no culpo a ningún presidente, pero admito la realidad de que se ve una producción mucho más grande que la demanda tradicional de Estados Unidos. Los cultivos han crecido entre 350 y 500 por ciento en los últimos diez años. Eso es histórico, sin precedentes. Y, en seis meses, por ley, el Gobierno de Estados Unidos tiene que tomar la decisión de la lista de países que deben enfrentar las cuestiones de las drogas ilícitas y quiénes han fallado en esa responsabilidad”, aseguró.
Para el exembajador todavía hay tiempo de recomponer el camino y explicó los criterios sobre los cuales se toma esa decisión.
“La ley dice que hay que considerar como criterio el grado de colaboración. Por ejemplo, los esfuerzos para reducir los cultivos o la producción, o para procesar a los criminales arrestados o capturados ante un tribunal. Estamos hablando de una combinación de unos diez criterios. Pero también hay una cuestión discrecional del presidente de Estados Unidos, que puede decidir hasta qué punto se llega para cruzar la línea roja”, dijo.

Y habló de una posibilidad de que se pueda minimizar el impacto: “Existe un concepto en la ley que se llama national interest waiver, una excepción para el interés nacional. En otras palabras, decir que un país no llegó al nivel necesario para ser certificado, pero que es importante para el interés nacional de Estados Unidos no descertificarlo. Finalmente, también se evalúa el grado de comunicación y colaboración entre los Gobiernos”.
Incluso, el exembajador se atrevió a poner posibilidades matemáticas a lo que pueda ocurrir. “Si fuera una decisión absoluta, implicaría la eliminación de toda ayuda internacional, económica y financiera. También le requeriría al Gobierno de Estados Unidos votar en contra de préstamos en organizaciones internacionales, como el Banco Interamericano, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Hay una probabilidad del 50 por ciento de una descertificación. Y, si fuese una decisión de descertificación, habría una probabilidad del 95 por ciento de que viniera con el national interest waiver”.