Zelaya anuncia inicio de diálogo con gobierno de facto
Informaciones entregadas a los medios de comunicación por los dos mandatarios, existe voluntad para realizar las conversaciones.
El destituido presidente Manuel Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil, anunció el jueves haber iniciado el diálogo con el gobierno de facto en momentos en que el país intentaba retornar a la normalidad después de tres días de toque de queda y violencia.
Zelaya formuló sus declaraciones en radio Globo poco después de recibir al obispo auxiliar de Tegucigalpa, monseñor Juan José Pineda, quien no formuló declaraciones.
El derrocado mandatario señaló que la noche del miércoles "me reuní con un funcionario del gobierno de facto, pero no avanzamos nada porque ellos están inflexibles. Sin embargo, este es el inicio para buscar soluciones pacíficas que traerán la paz perdida con el golpe de Estado". No identificó al funcionario interlocutor.
En las cercanías de la embajada de Brasil, donde Zelaya está refugiado desde el lunes, fue visto el general Romeo Vásquez, jefe militar que lo arrestó y lo puso en un avión hacia Costa Rica el 28 de junio, cuando fue sacado del poder, que asumió el mandatario de facto Roberto Micheletti.
"Ya se inició el diálogo con el gobierno de facto", aseguró Zelaya.
Mas tarde Zelaya recibió en la sede diplomática a los candidatos presidenciales de cuatro partidos políticos postulados para las elecciones de noviembre, quienes antes se reunieron con Micheletti.
"Hemos tenido un día intenso y hemos logrado motivar a las partes en conflicto para que de manera expedita logren retornar a las mesas de diálogo", declaró a decenas de periodistas el candidato del Partido Liberal, Elvin Santos.
El candidato del Partido Nacional, Porfirio Lobo dijo: "nos alegra mucho que los dos estén en la disposición de retomar la mesa de diálogo, sobre todo en el marco del Acuerdo de San José", un proceso que tienen el aval de la comunidad internacional.
Por su parte el depuesto presidente Zelaya, afirmó en entrevista con radio Globo, que "el fin del proceso de crisis hondureña pasa precisamente por la salida de los golpistas del poder y la restitución del presidente que en este momento está cautivo en la embajada de Brasil".
Entretanto el régimen interino implantó el jueves un toque de queda selectivo en cinco provincias y en ocho municipios fronterizos a Nicaragua, El Salvador y Guatemala que se extendió hasta las 5 de la mañana del viernes. En los últimos tres días, la emergencia era a nivel nacional.
El presidente costarricense Oscar Arias, en declaraciones a la cadena CNN desde San José, dijo que "sería lo mejor que puede pasar al pueblo hondureño que se pueda dialogar al mas alto nivel".
"Yo no lo conseguí cuando los invité a Micheletti y a Zelaya a mi propia casa", agregó.
"Para llegar a un acuerdo hay que verse a los ojos, hay que crear esa confianza", apuntó Arias, mediador en la crisis hondureña.
Luego, en un comunicado de la presidencia costarricense, Arias declaró "la urgencia de hacer todos los esfuerzos para reanudar el diálogo en Honduras con el fin de remediar la crisis que vive el país".
Arias además informó que no tiene planeado viajar a Honduras por el momento, sino recibir noticias de primera mano de una próxima delegación de la Organización de los Estados Americanos, OEA, encabezada por su secretario general, José Miguel Insulza.
En medio de un vasto despliegue de militares y policías en las calles para vigilar nuevas manifestaciones, el país intentaba el jueves entrar en la normalidad tras levantarse el toque de queda vigente desde la subrepticia llegada de Zelaya a Tegucigalpa y su ingreso a la embajada brasileña el lunes.
Luego de tres días de toque de queda, disturbios y saqueos a negocios, el gobierno de facto pidió a la población volver a sus actividades rutinarias y ofreció mantener el orden.
Sin embargo, manifestaciones convocadas tanto por el Frente de Resistencia al Golpe de Estado como por grupos afines al gobierno de Micheletti recorrieron simultáneamente diferentes partes de la capital.
"Aquí estamos en las calles y siempre estaremos hasta que Zelaya vuelva al poder", dijo a la AP el líder del Frente, Rafael Alegría.
Otra multitud de aliados de Micheletti se congregó frente a la sede de las Naciones Unidas y de ahí marchó hacia la embajada de los Estados Unidos, para demandar que no haya injerencia extranjera. Muchos llevaban pancartas con mensajes como: "Lula no te metas en los asuntos de Honduras".
"Los hondureños queremos vivir en paz, sin Zelaya y sin injerencias de otros países", dijo a la AP Cecilia Flores, una abogada de 39 años, que como la mayoría de manifestantes vestía de blanco y llevaba la bandera del país.
Las autoridades instauradas acusaron al gobierno del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva de haber ayudado a Zelaya a llegar hasta Tegucigalpa.
"Es claro que el presidente Zelaya puede permanecer en la embajada el tiempo que sea necesario para que se resuelva la situación. Brasil dio refugio al presidente Zelaya porque enfrentaba el riesgo de ser tomado prisionero si abandona la embajada", dijo en Brasilia Marcelo Baumbach, vocero de Lula.
Temprano, René Zepeda, el ministro de información de Micheletti, descartó que el gobierno esté sopesando romper lazos diplomáticos con Brasil para justificar un asalto a la embajada. "Sólo hemos pedido respeto a Brasil, así como nosotros respetamos su embajada", declaró a la AP.
Señaló que "Brasil debe hacer callar a Zelaya y ofrecer las condiciones adecuadas de que él dialogue con nuestro gobierno, en vez de desatar la violencia en Honduras".
En Washington, el congresista republicano Aaron Shock divulgó un análisis del Servicio de Investigaciones del Congreso estadounidense, según el cual "la destitución del ex presidente Zelaya fue constitucional y (la) debemos respetar", aunque también halló ilegal que el mandatario fuera expulsado del país.
AP.