ESTADOS UNIDOS
Extremistas quieren atentar contra Joe Biden en el Congreso de EE. UU.
La Policía del Capitolio de Estados Unidos planea mantener su mayor nivel de seguridad para evitar posibles atentados.
Las autoridades de seguridad de Estados Unidos advirtieron que los extremistas del país quieren atentar contra el presidente Joe Biden cuando este se dirija al Capitolio para dar su primer discurso oficial como mandatario.
Para evitar posibles atentados y hechos de violencia, la Policía del Capitolio de Estados Unidos planea mantener su mayor nivel de seguridad alrededor del Congreso.
Y es que las medidas de seguridad en Washington se han reforzado desde que el pasado 6 de junio los seguidores de Donald Trump se tomaran en Capitolio para protestar en contra de los resultados de las votaciones presidenciales.
“Sabemos que los insurrectos que irrumpieron en el Capitolio no estaban interesados solamente en atacar a miembros del Congreso y a funcionarios”, dijo Yogananda Pittman, jefe interino de seguridad del Capitolio, en una audiencia ante la Cámara de Representantes.
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El jefe de seguridad añadió que los manifestantes que se tomaron el Capitolio tienen intenciones de repetir la hazaña.
“Integrantes de las milicias que estuvieron presentes el 6 de enero han manifestado sus deseos de volar el Capitolio y matar a tantos miembros como sea posible”, dijo Pittman.
“De acuerdo con esa información, creemos que es prudente que la Policía del Capitolio mantenga su postura de seguridad mejorada y sólida, hasta que abordemos esas vulnerabilidades en el futuro”, añadió.
Pittman enfatizó que los alborotadores que atacaron el Capitolio querían enviar un mensaje simbólico a la Nación sobre quién estaba a cargo de ese proceso legislativo.
Se espera que Biden pronuncie un discurso en una sesión conjunta del Congreso, similar a un discurso sobre el Estado de la Unión, en algún momento después de que el Congreso apruebe su paquete de ayuda económica.
Pittman dijo a los miembros del subcomité que supervisa los fondos para el poder legislativo que, si bien su departamento sabía que los extremistas armados podían cometer actos de violencia en el Capitolio el 6 de enero, la inteligencia recopilada antes del asalto no mostraba “una amenaza creíble” del tamaño y la escala del motín.
El departamento se preparó para los eventos basándose en la información recopilada por las fuerzas del orden, incluido el FBI y la comunidad de inteligencia.
“Se ha sugerido que el departamento ignoraba la inteligencia crítica que indicaba que ocurriría un ataque de la magnitud que experimentamos el 6 de enero”, declaró.
Pittman, quien reemplazó al jefe Steven Sund después de que renunció luego del ataque, dijo que su departamento había preparado una evaluación de inteligencia el 3 de enero que describía lo que se esperaba que sucediera tres días después.
La evaluación, señaló que “miembros de la milicia, supremacistas blancos y otros grupos extremistas” planeaban participar en el evento y que estarían armados. También dijo que “no se puede descartar la amenaza de acciones disruptivas o violencia”.
Pittman también reveló que alrededor de 10.000 manifestantes estaban en los terrenos del Capitolio el 6 de enero y que cerca de 800 personas irrumpieron en el edificio, mientras que un poco más de 1.200 oficiales estaban trabajando allí.
Cuando se le preguntó sobre los informes de oficiales que tomaron fotos a los alborotadores y las investigaciones de esos incidentes, Pittman dijo que 35 oficiales de la Policía del Capitolio están bajo investigación y que seis han sido suspendidos, con sus poderes revocados.
El Sargento de Armas Interino de la Cámara de Representantes, Timothy Blodgett, dijo en su testimonio preparado que “la tragedia del 6 de enero tiene sus raíces en la falta de inteligencia y análisis que afectaron negativamente el proceso de toma de decisiones”.
“La inteligencia requiere encontrar agujas en un pajar”, escribió. “El 6 de enero, no se pudo recopilar, sintetizar o difundir inteligencia y hubo indicios de que la inteligencia era confusa o contradictoria”.
Blodgett reemplazó a Paul Irving, quien renunció como sargento de armas después del ataque. El nuevo funcionario dijo que si bien su oficina recibió la evaluación del 3 de enero de la Policía del Capitolio, cada informe de inteligencia subsiguiente durante los próximos tres días indicaba solo una posibilidad “remota, altamente improbable o improbable” de desobediencia civil o arrestos.