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Cárceles como refugio: la dura situación que preocupa a los migrantes en Estados Unidos
La saturación de personas indocumentadas en la nación norteamericana está llegando a niveles difíciles de controlar.
Casi 46.000 migrantes han llegado a la ciudad de Nueva York esperando mejorar su calidad de vida y la de sus familiares en las naciones de donde han llegado con esfuerzo. Todos estos migrantes solicitantes de asilo han hecho que la metrópoli no pueda dar abasto frente a la necesidad de personas que llegan solas o con niños en brazos.
El alcalde la ciudad, Eric Adams, y la gobernadora del Estado homónimo, Kathy Hochul, han estado prestando constante atención a la organización, que ha dispuesto el gobierno, de esta ola migrante que cada día más incrementa. No obstante, parece no ser suficiente el esfuerzo que realizan ambas instituciones.
Tal es el desespero por ubicar a los migrantes que se ha habilitado un edificio que funcionaba como cárcel con anterioridad. El Centro Correccional Lincoln, que cuenta con ocho pisos, ha servido como albergue para más de 500 hombres solteros; sin embargo, esta medida solo cobija a un mínimo de personas, por lo cual se ha buscado otra alternativa.
Después de que la antigua cárcel, clausurada apenas en 2019, confirmara que no tenía más capacidad para albergar migrantes, por medio de la Alcaldía de Nueva York se está adelantando un proceso para que sea adecúe un espacio en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, el cual ha sido abastecido con 500 camas. Solo hace falta la aprobación correspondiente para empezar a trasladar a otros migrantes.
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La información de este nuevo albergue fue constatada por la gobernadora del Estado, Kathy Hochul: “Estamos trabajando con uno de los hangares del aeropuerto JFK para crear un gran espacio allí. Por lo tanto, nos enfocamos en que las personas tengan acceso a viviendas más cercanas a los servicios y la comunidad con la que ya han venido”.
Con estas dos ayudas se favorecen mil migrantes; sin embargo, solo representan poco más del 2 % de los indocumentados que necesitan ayuda. Por lo que a pesar de que no se confirma aún la veracidad de este acto, los legisladores neoyorkinos estarían pensando en utilizar el emblemático edificio Falcon como refugio para más migrantes, además de posiblemente destinar carpas ubicadas en Central Park para adecuar a más indocumentados.
Las voces de agradecimiento no se han hecho esperar, como las que dedicaba el migrante venezolano Ruilber Ferrer: “Estoy muy feliz de estar aquí, siempre quise explorar los Estados Unidos. Sueño con tener mi propia barbería y darle a mi hija lo que yo no pude tener”.
A la voz de Ferrer se unió la opinión del citadino Raul Jackson, quien expresó: “No veo ningún problema con eso, todos llegamos aquí de una manera diferente y algunas personas solo necesitan ayuda. La mayoría de las personas en el vecindario no tienen problemas con eso”.
Por su parte, un local que estaba dándole de comer a algunos migrantes aseveró que él estaba haciendo lo que el alcalde no hace, por lo que cierta parte de la población neoyorkina no estaría del todo de acuerdo con las soluciones que ha dado el alcalde Adams.
Por otra parte, los demás condados que tienen límites con la ciudad de Nueva York están al tanto del orden y de la solución que se le dé a esta ola de migración masiva, ya que existe un miedo colectivo debido a que las demás localidades del Estado de Nueva York no saben de qué manera puedan enfrentar esta crisis dado el caso en el que la Gran Manzana no pueda ayudar a los más de 45 mil solicitantes de asilo.
Por el momento, la Alcaldía y la Gobernación intentan escatimar los riesgos de disturbios en Nueva York debido a la preocupación que existe, por parte de los migrantes, de la alta demanda y poca oferta de ayuda disponible.