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Conmoción en Washington por dramático aumento de crímenes
La capital de los Estados Unidos vive una ola de criminalidad que revive sus peores épocas. Hay aumento de crímenes, asesinatos y el narcotráfico parece desbordado.
Hubo un tiempo en el que Washington fue el epicentro de la epidemia de crack y “la capital del asesinato” de Estados Unidos. Aunque las tasas de violencia de los años 1990 han quedado lejos, hoy en día, el aumento de los crímenes preocupa, y mucho. El número de homicidios disminuye en otras ciudades del país, pero en Washington aumentó un 28 % en lo que va de año, en comparación con el mismo período de 2022.
Varios casos han dejado huella: una niña muerta al ser alcanzada por una bala perdida, un joven afgano que huyó de los talibanes y acabó muriendo al volante del VTC, una adolescente asesinada a puñaladas durante una discusión sobre una salsa a la salida de un McDonald’s o un obrero de la construcción salvadoreño que perdió la vida por disparos durante un intento de robo en la Howard University.
Según las estadísticas oficiales, el número de robos de vehículos a mano armada se ha duplicado con creces. Con todo, la situación dista mucho de ser comparable a la de los años 1980 y 1990, cuando buena parte de la ciudad era considerada peligrosa. Los turistas siguen llegando a la capital, donde muchos museos son gratuitos y los habitantes elogian la calidad de vida.
Pero algunos reconocen haber tenido que cambiar sus costumbres, como dejar de ir a las gasolineras por la noche para no tentar al destino por miedo a que les roben el coche. La sensación de inseguridad llevó a un restaurante a “pedir ayuda” en X, antes Twitter. El consulado de México en Washington incluso instó este verano a sus nacionales a que “tomen precauciones” en esta ciudad de unos 700.000 habitantes, porque presenta “un aumento significativo de delitos en zonas antes consideradas como seguras”.
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Múltiples factores
La tendencia deja atónitos a los expertos. “Es un poco misterioso”, declaró a la AFP Richard Rosenfeld, criminólogo de la Universidad de Missouri-St. Louis. Mientras que en Nueva York, Chicago, Filadelfia y Baltimore el número de homicidios ha disminuido respecto al mismo periodo del año pasado, Washington “es una excepción”, añadió.
Se desconocen las causas exactas del fenómeno, explica a la AFP el criminólogo Joseph Richardson, profesor de la Universidad de Maryland, cerca de Washington. Con cautela, él “especula” que se debe a múltiples factores, como un cambio a la cabeza de la policía (su jefe se jubiló en junio) o que se subestime el papel del narcotráfico en la violencia armada.
Eso sin olvidar el potencial efecto “desestabilizador” de la gentrificación, un fenómeno que se da cuando la rehabilitación de un área urbana deteriorada lleva aparejado un flujo de personas más adineradas, que acaban desplazando a los vecinos más pobres, añade.
En Washington, el fenómeno ha desplazado a muchos habitantes negros provocando una profunda agitación social en algunos barrios. Las autoridades alegan por su parte la falta de agentes policiales o el hecho de que dos tercios de las detenciones no van seguidas de procesamientos. Pero estos argumentos no acaban de convencer a Richard Rosenfeld, y la cantidad de armas no es algo específico de la ciudad.
“Lo que puedo decir es que parece que Washington se recupera más lentamente de los cambios de la pandemia (de covid-19) que otras ciudades”, afirma, con zonas mucho menos transitadas que antes de 2020 debido al cierre de negocios o al teletrabajo.
“Les da igual”
Nombrada este verano, la nueva jefa de la policía de Washington, Pamela Smith, prometió en julio un enfoque que movilice “a todo el gobierno” de la capital federal, en un momento en el que “parece haber un aumento del número de menores que cometen” determinados delitos violentos.
Días más tarde, el concejal Trayon White desconcertó al declararse en favor de desplegar a la Guardia Nacional en Washington para disuadir a los criminales. Hasta se habló del tema en el Congreso de Estados Unidos. En marzo, los republicanos convocaron a una sesión a autoridades de esta ciudad que vota por los demócratas por abrumadora mayoría y las acusaron de alimentar una crisis con su “laxismo”.
Jada, una guardia de seguridad afroestadounidense de 28 años que trabaja en el centro de la ciudad y prefiere no dar su apellido, es muy consciente de los efectos de la gentrificación, y duda que autoridades estén a la altura de las circunstancias.
“Tengo la impresión de que se trata principalmente de crímenes cometidos por personas negras contra personas negras. Y como se trata de negros contra negros o de hispanos contra hispanos, creo que les da igual”, declaró a la AFP. El lunes, en el sureste de Washington, donde ella vive, un joven fue asesinado a tiros.
*Con información de AFP.