Estados Unidos
Eric Kilburn: el niño de dos metros que no consigue zapatos; ¿cuánto calza?
Un par de zapatillas como las que el joven necesita cuestan aproximadamente 1.500 dólares (unos siete millones de pesos colombianos).
Con 14 años, la vida de Eric Kilburn se ha convertido en una lucha por conseguir calzado, pues a pesar de su corta edad no hay zapatos que le queden. La odisea no solo la ha librado el menor sino su mamá, Rebecca Kilburn, quien clama ayuda para solucionar esa ‘dificultad’.
La pericia por encontrar un fabricante cuyos precios no sean demasiado elevados fue compartida por la mujer en diálogo con Hometown Life. En este momento el menor mide dos metros, pero está en etapa de crecimiento, por lo que su tamaño puede seguir incrementando.
Eric Kilburn, 14, in his size 22 Nike shoes. The 6'10" high school freshman has feet that are size 23 now. He can't find shoes that fit. Courtesy of Rebecca Kilburn . Shaq please help this young man. pic.twitter.com/3LVvb8xezV
— Robert Redmond (@italyfrancerome) March 18, 2023
“La mayoría de los niños tan grandes y altos a esta edad tienen un trastorno endocrino y él no. No tiene problemas de salud con un crecimiento exponencial”, dijo Rebecca. Sin embargo, otros inconvenientes para el joven han estado ligados con sus uñas, pues se le han encarnado y ha tenido que someterse al retiro de dos de ellas y seis prácticas para evitar que la molestia aumente de nivel.
En la medición europea su talla es de 59, mientras que en la estadounidense corresponde a 23. La frustración de la madre se extiende al creer que no está, según contó a Today, haciendo todo lo posible por encontrar los zapatos adecuados para su hijo y poner fin a los inconvenientes.
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“Pasé horas llorando”
“Pasé horas llorando sintiendo que le había fallado a mi hijo porque no podía encontrar lo que necesitaba”, dijo Rebecca, quien contó que durante dos años Eric tuvo que usar zapatillas tipo crocs hasta el punto en que fue necesario buscar otras opciones. Otra alternativa no fue recibida como la más ‘opcionada’, dado que le parecía incómodo su uso.
“El catálogo de ortesis eran principalmente zapatos con velcro. Eric dijo: ‘Preferiría estar descalzo’”, contó Rebecca al medio mencionado. “Ya es bastante difícil sobresalir como él lo hace. No quieres ser el niño gigante que camina por el pasillo con zapatos de velcro de viejo”, añadió.
A los obstáculos que su tamaño le ha representado, se suman las burlas de algunas personas que, de acuerdo con Today, han compartido opiniones sobre querer ver la partida de nacimiento del joven, pues no creen que en realidad tenga 14 años. “Esos comentarios desagradables sacan a la mamá oso que hay en mí”, dijo Rebecca.
El dinero, otro obstáculo
Adicionalmente, el presupuesto ha sido otro tropiezo que ha llevado a que la familia opte por apelar a la generosidad de la gente. Aunque al comienzo mantuvo sus dudas, esta madre estadounidense accedió a hacer una recaudación de fondos en la plataforma GoFundMe.
“El objetivo final es encontrar una compañía que lo ayude a mantenerse en su lugar durante el tiempo que dure. Se agradecen todas las pistas, pero es probable que ya se hayan contactado con la mayoría de las empresas”, mencionó la amiga de la familia y organizadora de la iniciativa, Kara Pattinson.
“Hacer zapatos personalizados para una estrella de la NBA es una cosa, hacer zapatos personalizados para un adolescente en crecimiento de un pequeño pueblo de EE. UU. es otra”, agregó.
Veinte años sin usar zapatos
En Estados Unidos, el caso de Joseph DeRuvo Jr. se convirtió en tendencia, luego de conocerse que no ha usado zapatos por veinte años. La razón no responde a un capricho, sino a la formación de juanetes que incluso hacen que no los utilice aún en épocas invernales.
Sumado a ello, el hombre aseguró tener ansiedad y sentirse más seguro cuando está descalzo sin importar los cuestionamientos de terceros. Ese ha sido otro aspecto con el que ha aprendido a lidiar; pues, según dijo a The New York Post, las personas a veces hacen cuestionamientos.
DeRuvo contó que en los chequeos médicos le suelen revisar los pies. “Cuando voy (...), me toma el pulso en la muñeca, pero también en el tobillo. Y siempre se queda estupefacto de que mi pulso en el tobillo es más fuerte que el de la mayoría de las personas en sus muñecas”, recogió CBS de Canadá.