Estados Unidos
“Es feo vivir con miedo a que uno pueda ser deportado”: Colombianos indocumentados en Florida cuentan la persecución que viven
Con la aprobación de las leyes contra los migrantes, son cientos los colombianos que han salido de Florida por miedo a ser deportados de vuelta a su país o ser detenidos por las autoridades.
La promulgación de las nuevas leyes estatales en Florida han dejado en jaque a los colombianos que habitan en este costero estado de los Estados Unidos. Con la excusa de estar luchando contra las mafias del tráfico de personas y los carteles de droga, el gobernador republicano Ron DeSantis impulsó una serie de reformas legislativas que castigan a los migrantes.
La nueva ley aprobada prohíbe licencias de conducir de indocumentados, así como obliga a los hospitales a informar a las autoridades el estatus migratorio, así como aumenta las multas para los migrantes irregulares y castiga a las empresas que los contraten hasta con 10.000 dólares por cada empleado, fuera de otras duras reglas en la legislación.
“Apenas comencé a escuchar sobre la ley y todo lo que conllevaba, tomamos la decisión con mi pareja y mis gatos de salir del estado para evitar cualquier situación de la que se estaba hablando por medios”, cuenta María Fernanda Mora, colombiana que llevaba cuatro años viviendo en Florida.
“No fue fácil. Llegué al estado hace cuatro años y le tengo bastante cariño, porque fue donde empezó toda nuestra aventura del sueño americano. Y ahora tenemos que volver a empezar en otro estado con otras personas y otro trabajo”, complementó Mora.
“Es feo vivir con miedo a que en cualquier salida a la tienda pueda ocurrir algo tan grave como ser deportado o arrestado solo por mi situación legal”, dijo la colombiana.
Otros testimonios de colombianos corroboran el miedo que sienten por las leyes migratorias. “Yo me fui de Florida por miedo a las leyes que ha hecho el señor DeSantis. Sé que aún no está vigente todo ese asunto, pero uno ve y le cuentan que, a muchos latinos, los policías los están parando en las calles, y los oficiales de migración les preguntan si son ilegales. Entonces, es mejor partir y no arriesgarse a perderlo todo”, cuenta Juan Camilo Jaramillo.
“Somos muchos los que nos hemos ido de allá, no es fácil volver a iniciar de cero, pero es lo que toca a veces. Ahora muchas empresas están sin empleados por esa ley, ya después empezarán a extrañarnos y a darse cuenta de que somos importantes”, contó a SEMANA José Carlos Bonilla, migrante colombiano que también salió de Florida.
Lea el informe completo de SEMANA sobre la situación de los migrantes en Florida:
La migración es algo inherente a Estados Unidos como país, pues desde su fundación ha tenido una marcada historia de llegadas masivas desde el extranjero. Sin embargo, ahora la seguridad de miles de personas que han llegado a Norteamérica de manera irregular parece estar comprometida con el endurecimiento de la legislación migratoria en varios estados.
La nueva crisis migratoria parte desde el levantamiento del Título 42, que permitía a las autoridades estadounidenses expulsar a ciudadanos de manera exprés con la excusa de la pandemia de la covid-19, argumentando que podían transmitir enfermedades al no tener los controles sanitarios necesarios. Pero esta medida fue derogada, y, temiendo una gran afluencia de exiliados, el gobernador Ron DeSantis, de Florida, impulsó una de las leyes migratorias más severas de los últimos tiempos.
La ley, aprobada por el Gobierno estatal, prohíbe el uso de licencias de conducir de otros estados que estén en manos de indocumentados, obliga a los hospitales a brindar información del estatus migratorio de los pacientes y presentarlo ante las autoridades. Además, aumenta las multas para los indocumentados, castiga a las empresas que contraten inmigrantes hasta con 10.000 dólares por cada empleado, fuera de otras duras reglas en la legislación.
Ante esta situación, miles de inmigrantes, muchos de ellos latinoamericanos, decidieron abandonar Florida al verse perseguidos por el Gobierno republicano. “Apenas comencé a escuchar sobre la ley y todo lo que conllevaba, tomamos la decisión con mi pareja y mis gatos de salir del estado para evitar cualquier situación de la que se estaba hablando por medios”, cuenta María Fernanda Mora, colombiana que llevaba cuatro años viviendo allí.
“No fue fácil. Llegué al estado hace cuatro años y le tengo bastante cariño, porque fue donde empezó toda nuestra aventura del sueño americano. Y ahora tenemos que volver a empezar en otro estado con otras personas y otro trabajo”, cuenta Mora a SEMANA criticando la ley impulsada por el gobierno de DeSantis en Florida. “Es feo vivir con miedo a que en cualquier salida a la tienda pueda ocurrir algo tan grave como ser deportado o arrestado solo por mi situación legal”, dice la colombiana.
La ley como tal entrará en vigor hasta el primero de julio, pero, desde ahora, cientos de personas han denunciado en redes sociales que los oficiales de migración y las autoridades estatales están actuando como si estuviera en funcionamiento, persiguiendo a las personas indocumentadas en sus trabajos y en las calles a la espera de poder devolverlos a sus países de origen o mandarlos a otro estado con una legislación más laxa en asuntos migratorios.
“Yo me fui de Florida por miedo a las leyes que ha hecho el señor DeSantis. Sé que aún no está vigente todo ese asunto, pero uno ve y le cuentan que, a muchos latinos, los policías los están parando en las calles, y los oficiales de migración les preguntan si son ilegales. Entonces, es mejor partir y no arriesgarse a perderlo todo”, cuenta Juan Camilo Jaramillo, quien salió del estado hace un par de semanas con rumbo hacia el norte del país.
Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), para 2021 Florida tenía un total de 660.000 extranjeros indocumentados viviendo, una de las cifras más altas del país norteamericano. Pero pareciera que el Gobierno de DeSantis olvida un factor: gran parte de los inmigrantes irregulares representan la mano de obra esencial para el funcionamiento del estado y de su actividad económica.
En las redes sociales circulan cientos de videos en los que se observa cómo muchas construcciones han quedado vacías ante la falta de obreros que trabajen en ellas, ya sea porque algunos dejaron Florida por miedo a ser atrapados a causa de la cacería de brujas de DeSantis o porque sus empleadores no quieren correr el riesgo de recibir millonarias multas. Grandes proyectos entraron en pausa de manera indefinida. Todo esto, sin que la ley esté en vigor aún.
“Siento que hay una desinformación entre los migrantes que ha generado que en algunos que no tienen un estatus definido haya miedo, se genere ansiedad y, obviamente, cierta incertidumbre. Eso no solo afecta a la persona adulta, sino a la familia”, cuenta Mónica Torres, que vive desde hace seis años en Estados Unidos y nunca había visto tal movimiento de trabajo en Florida. Muchas actividades laborales han subido de precio con la salida masiva de inmigrantes.
Los empleos que estarían mejor remunerados en el estado son la limpieza o la construcción, según cuenta Torres. “Se está solicitando gente que antes no se veía como un auge. Ahora es constante la publicación de que se necesitan personas y han aumentado también la oferta por las horas de trabajo. Por ejemplo, por algo que de pronto antes podían ofrecer 15 dólares, ahora veo que hay publicaciones que dan 20 o 25 dólares sobre lo mismo”.
José Carlos Bonilla, colombiano que solía trabajar en una empresa de pinturas, cuenta que también prefirió dejar Florida ante el miedo de ser sacado de su hogar. “Somos muchos los que nos hemos ido de allá, no es fácil volver a iniciar de cero, pero es lo que toca a veces. Ahora muchas empresas están sin empleados por esa ley, ya después empezarán a extrañarnos y a darse cuenta de que somos importantes”.
El éxodo se convirtió en una realidad para muchos colombianos que han dejado Florida en búsqueda de, al menos, vivir tranquilos en sus hogares. Aun así, se espera que las salidas del estado vayan en aumento a medida que se acerque la aplicación de la temida ley impulsada por el gobernador.
“Espero que las personas que plantearon esta ley y la apoyaron se den cuenta del gran daño que no solo hacen a quienes tenemos que abandonar nuestras vidas en ese lugar, sino también a los que siguen permaneciendo ahí pagando las consecuencias”, relata Mora. Asegura que quienes apoyan las normas de DeSantis no entienden el impacto que puede tener para la economía de Florida.
Muchos migrantes sienten que detrás de estas decisiones solo hay discriminación hacia ellos, más aún cuando las excusas de DeSantis para aplicarlas se soportan en la necesidad de detener a los carteles de la droga. “Lo que hace el gobernador es muy injusto para nosotros. Solo queremos vivir con nuestras familias, trabajar tranquilos y ayudar en lo que podamos. Somos gente valiosa para la comunidad, y que se nos califique de delincuentes solo por ser migrantes me entristece mucho”, cuenta Bonilla.
Por ahora, la cacería de DeSantis parece solo haber comenzado. Faltan todavía un par de meses para dimensionar qué tanto les cambiará la vida a los migrantes irregulares de Florida que queden en el estado. Además, resulta peligroso para la estabilidad de los indocumentados que esta estrategia sea popular y catapulte al gobernador republicano a la Casa Blanca, ya que la persecución podría ser a nivel nacional.