Ciencia
Liliana Ramírez, la doctora antioqueña premiada por la academia estadounidense por sus importantes aportes a la neurociencia
La médica habló con SEMANA sobre su trayectoria y el premio que le otorgó la Academia Estadounidense de Neurología.
En la Medellín de los años 80 nació Liliana Ramírez Gómez. Su historia se ha convertido en un referente de superación y logros: fue una de las hijas de un tradicional matrimonio paisa que tuvo 10 hijos, estudió en una universidad pública y salió adelante destacándose en el campo de la medicina como una de las mejores en su materia en Estados Unidos.
Siendo la menor de los 10 hijos de una pareja de campesinos en Antioquia, Liliana le contó a SEMANA cómo fue salir adelante en una familia tradicional colombiana con pocas oportunidades pero con mucha esperanza de crecer como profesional.
“Mi mamá nos educó en la casa. Luego, al ir a la ciudad, mi papá trabajó de citador, en un juzgado, llevando las notas de condenas en ese tiempo difícil en Medellín”, cuenta la doctora durante la entrevista asegurando que fueron unos papás de quienes recibieron “todo el amor del mundo” e hicieron todos los sacrificios para darles educación a sus hijos.
Liliana estudió en una escuela pública que se llamaba República Argentina, muy cerca de la Plaza de Flores de Medellín, luego cursó su bachillerato en el Valeria Londoño y de ahí saltó a una de las universidades públicas más importantes del país: la Universidad de Antioquia.
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“Me encantaba la biología, las ciencias naturales y también me gusta estar con la gente, ayudar a la gente, entonces yo sabía que la medicina era algo muy bueno porque integraba las dos cosas”, dijo la doctora a SEMANA refiriéndose a su experiencia de escoger una carrera en ese momento.
Desde el tercer semestre, Liliana trabajó con el grupo de neurociencias de la Universidad de Antioquia con el doctor Francisco Lopera, quien es el director del Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia y quien ha hecho un descubrimiento revolucionario en la lucha contra el Alzheimer.
En el 2005, por cosas de la vida, o del destino, Liliana hizo un intercambio con la Universidad de Harvard, gracias a su promedio impecable ganó una beca para asistir, por tres meses, a una de las universidades más prestigiosas del mundo, un internado que le ayudó a adentrarse un poco más en el mundo de la neurología.
Esos tres meses hicieron que Ramírez conociera a su pareja, con quien hoy tiene dos hijos, y quien fue el principal artífice del éxito de la paisa, ya que, si bien ella tenía que regresar a Colombia después de esos tres meses de intercambio, el también médico norteamericano, que logró cautivar el corazón de Liliana, le pidió volver para establecerse definitivamente en Estados Unidos.
“Fue como una historia de amor, él me convenció de que me viniera a Estados Unidos, que estudiara acá y bueno así fue, nos casamos”, dijo Liliana a SEMANA asegurando que todo se juntó: la historia profesional de seguir adelante ejerciendo la medicina neurológica, estudiar y poder practicar su conocimiento, y otra el amor que le convenció de migrar hacia el país norteamericano.
Se especializó en neurología enfocada en una subespecialización en neurología cognitiva, descubriendo que a pesar de estar lejos de su tierra tenía mucho para contribuir con la cultura, el idioma y fue como “un descubrimiento que le dio mucho sentido a mi vida, el estar aquí y poder ayudar a mi gente”, dijo a SEMANA.
Dedicada a la neurología cognitiva, la doctora contó que se ha dedicado a atender pacientes que sufren de demencia o deterioro cognitivo, siendo la directora clínica de la División de Trastornos de la Memoria del Massachusetts General Hospital, donde enseña a los residentes.
Ella desarrolló una clínica en español, que se encarga de ver personas de todos los países de Latinoamérica con problemas de memoria, trastornos del comportamiento y demencia. “Mi enfoque ha sido en tratar de buscar mejores maneras de proveer cuidados clínicos para la población latina y también para los cuidadores de estas personas”, dijo a SEMANA.
De beca en beca, la doctora Liliana Ramírez ha logrado convertirse en un estandarte en el desarrollo científico neurológico incluyendo un reciente trabajo en el que se ha especializado en las características del cuidador, esa persona que es responsable de personas que padecen demencia, tratar de proveer educación y otras actividades para bajar la carga de estrés ansiedad y depresión.
Sobre el premio
La doctora Liliana fue galardonada con el premio Norman Geschwind que otorga la Academia Estadounidense de Neurología, un premio prestigioso para la academia porque lo han recibido otras personas que han sido genios de la neurología cognitiva, “para mí fue un reconocimiento muy honorable, fui la primera mujer latina, para mí fue romper una barrera”, dijo a SEMANA la doctora colombiana.
El premio remarcó la capacidad de todas las mujeres en la ciencia a motivar incluso a otras personas a lograr cosas extraordinarias como este tipo de galardones, “es muy bonito porque el trabajo que yo hago está muy enfocado a la diversidad, personas que han sido excluidas y muy limitadas al acceso a la investigación”, dijo la doctora.