Estados Unidos
Otro intento fallido: los republicanos no logran elegir al presidente del Congreso de EE. UU.
Los republicanos descartaron a Jim Jordan, aliado del exmandatario Donald Trump, como candidato para presidir la Cámara baja del Congreso de Estados Unidos en una votación secreta después de su tercera derrota este viernes en conseguir el puesto.
A la salida del Capitolio, los congresistas declararon que el fin de semana tienen previsto un “foro de candidatos” para elegir un nuevo aspirante el próximo lunes, 23 de octubre. El domingo se anunciarán sus nombres.
“Necesitamos unirnos y decidir quién será nuestro presidente” de la Cámara de Representantes, declaró Jordan a periodistas, y confirmó que no volverá a presentarse al cargo. “Voy a trabajar tan duro como pueda para ayudar a esa persona, para así poder ayudar a los estadounidenses”, dijo.
Desde hace aproximadamente tres semanas, la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que ostenta su lugar en uno de los órganos legislativos más influyentes y poderosos del mundo, ha experimentado un estancamiento alarmante en su capacidad para llevar a cabo votaciones y aprobar proyectos de ley vitales para la nación.
El reloj sigue marcando 17 días desde que los republicanos, quienes actualmente mantienen una estrecha mayoría en esta cámara, se enfrentan a un dilema sin precedentes: la elección de un sucesor para Kevin McCarthy, quien fue destituido a raíz de una rebelión liderada por un ferviente seguidor del expresidente Trump.
Tendencias
La lucha interna dentro del partido se ha convertido en un obstáculo insalvable, ya que las facciones conservadoras de ala dura y los moderados se hallan en un enfrentamiento político que parece carecer de solución inmediata.
El muy conservador Steve Scalise ya perdió la semana pasada y Jim Jordan, también del ala dura del partido y muy cercano a Trump, fracasó por tercera vez esta semana. “Estamos muy mal en este momento”, reconoció McCarthy tras la última votación.
En medio de este contexto de prolongado caos político, el presidente Biden tomó la iniciativa el viernes de presentar una solicitud de aumento presupuestario que ascendía a la impresionante cifra de 105.000 millones de dólares. Este incremento se destinaba principalmente a una serie de prioridades nacionales e internacionales. En primer lugar, se buscaba proporcionar apoyo sustancial a dos aliados importantes: Ucrania e Israel, fortaleciendo así la estabilidad y la seguridad en dos regiones clave del mundo.
Además, se proponía una inversión en la protección de la frontera con México, con el fin de abordar de manera más eficaz los desafíos relacionados con la migración ilegal y sus complejas implicaciones.
El presidente también tenía en mente la lucha contra el tráfico de fentanilo, un opioide sintético que había causado una crisis de salud en el país, y se propuso implementar medidas más enérgicas para combatir esta amenaza.
Por último, pero no menos importante, se planteaba un esfuerzo destinado a contrarrestar la creciente influencia de China, tanto en el ámbito económico como en el geopolítico, en un momento en que las tensiones entre las dos superpotencias eran palpables.
En el escenario político, el líder de la minoría demócrata en la Cámara, Hakeem Jeffries, hizo un llamado enérgico a la necesidad de lograr un consenso bipartidista en la elección del presidente del Congreso.
En su intervención, Jeffries calificó al congresista Jordan como un “peligro claro y presente para nuestra democracia”, expresando su profunda preocupación por el impacto potencial de esta elección en el funcionamiento de las instituciones democráticas.
La división y la discordia política, que habían caracterizado a gran parte de la administración, eran evidentes, y Jeffries buscaba con su llamado promover la cooperación y la estabilidad en un momento de incertidumbre política.
“Tenemos que desbloquear la Cámara. Espero que el Senado comience a trabajar cuanto antes en el paquete de seguridad nacional del presidente Biden”, dijo a los periodistas después de la votación.
*Con información de AFP.