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Por tráfico de drogas podría estar relacionado el secuestro de los cuatro estadounidenses, asegura el Gobierno mexicano
Dos de ellos fueron encontrados muertos el pasado martes.
El pasado fin de semana, cuatro estadounidenses fueron secuestrados por un grupo de hombres armados en la frontera con México, específicamente en la ciudad de Matamoros, estado de Tamaulipas.
De acuerdo con la Oficina Federal de Investigaciones estadounidense en un comunicado difundido por la Embajada de ese país, las cuatro personas estaban a bordo de una van blanca con matrícula de Carolina del Norte.
En ese sentido, las autoridades de México sospechan que el secuestro podría estar relacionado con el tráfico de drogas, debido a que tres de ellos tienen antecedentes penales por tráfico, venta y posesión de armas en su país.
El Gobierno mexicano también manifestó que no es la primera vez que los cuatro –tres hombres y una mujer– cruzaban la frontera por motivos supuestamente relacionados con estas sospechas. Según los registros de las autoridades del país norteamericano los involucrados tienen antecedentes relacionados con las drogas.
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Es importante mencionar que dos de los cuatros secuestrados identificados como Zindell Zaquille Mckinley Brown y Shaeed Hakim Woodard fueron hallados muertos el pasado martes. Además, las dos personas mencionadas tenían antecedentes relacionados con la elaboración y el comercio de drogas, robo con violencia y posesión de armas.
Por su parte, Letavia Lateefa Washington, quien resultó ilesa en el ataque, aparece en los registros policiales por fabricación y tráfico de drogas, robo y amenazas a un funcionario, mientras que Eric James Williams, herido de bala, es el único que no tiene historial delictivo, según El Universal.
Alerta a ciudadanos de Estados Unidos
Su visita a Matamoros, una ciudad de Tamaulipas que está entre las más golpeadas por la delincuencia organizada en México, ocurrió mientras está vigente una alerta del Gobierno estadounidense para que sus ciudadanos se abstengan de viajar a ese estado, debido a los secuestros y otros crímenes.
Los estadounidenses ingresaron a territorio mexicano a las 09:18 hora local, del pasado viernes 3 de marzo, en una furgoneta blanca con placas del estado de Carolina del Norte.
De acuerdo con imágenes de videovigilancia se puede ver que a las 11:12 están recorriendo las calles del centro de Matamoros; unos minutos después, empiezan a ser seguidos, primero por un automóvil sedán y luego por tres camionetas.
A las 11:45 las cámaras muestran que el vehículo de los estadounidenses es interceptado por las tres camionetas. De una de ellas descienden cuatro hombres armados.
Poco después llegan al lugar otros tres automóviles, entre ellos una camioneta blanca en la que, según imágenes difundidas en redes sociales, los estadounidenses fueron subidos a la caja por sus captores.
“Se va fortaleciendo la línea (investigativa) de que fue una confusión (de los criminales), no fue una agresión directa” contra los visitantes, comentó el fiscal estatal Irving Barrios, aclarando que todas las hipótesis siguen abiertas.
Una huida fallida
Tras ser subidos por la fuerza a la camioneta, los cuatro estadounidenses se bajaron e intentaron huir, pero los secuestradores les dispararon y los hicieron caer al suelo, según relata la fiscalía estatal en una presentación impresa, ilustrada con algunas capturas de video.
Una mexicana de 33 años murió cerca del sitio, posiblemente víctima de una bala perdida.
Luego del ataque, los captores se acercaron y arrastraron a los heridos, así como a la mujer que resultó ilesa, los subieron nuevamente a la camioneta y partieron rápidamente, mientras otro vehículo custodiaba a los agresores.
Villarreal informó que durante los tres días posteriores al secuestro los rehenes fueron trasladados a diversos lugares de la ciudad, entre ellos una clínica, para “crear confusión y evitar las labores de rescate”.
La búsqueda resultó infructuosa desde el viernes hasta el lunes, pues algunas de las informaciones recibidas habrían tenido por objeto “despistar el trabajo de las autoridades”, reconoció el fiscal Barrios.
El FBI ofrecía una recompensa de 50.000 dólares a quien brindara información sobre el paradero de los secuestrados.
*Con información de Europa Press y la AFP.